A dos décadas de haber dejado la Argentina, Michel Brown: “Vale la pena perseguir los sueños”
El actor que supo construir una carrera en el exterior vuelve a la pantalla con Parot, una serie española donde interpreta a un preso sentenciado por asesinato
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A los 23 años, Michel Brown tomó una decisión trascendental en su vida: dejó miles de fanáticas atrás, agarró su mochila y se fue a probar suerte a México. “Tenía un gran deseo de trabajar afuera, así que agarré mi mochila, vendí mi moto (una Honda Shadow 600) y me fui al D.F. Creí que iba a ser fácil, pero al principio fueron años durísimos”, le aseguró el ex Jugate Conmigo a LA NACION, al recordar que su acento lo delataba y no era convocado para ninguna ficción.
Lejos de desanimarse, el actor -que tenía muy en claro su objetivo- supo ser paciente y perseverante. Y mientras se preparaba con un coach vocal para lograr el acento mexicano, hizo de todo: trabajó de mesero, lavó copas en un restaurante y se disfrazó de muñeco para Cartoon Network hasta que un día la TV Azteca le abrió sus puertas. DKDA Sueños de juventud, Lo que es el amor, Súbete a mi moto y Enamórate fueron algunas de las ficciones que le sirvieron como trampolín para conquistar tierras colombianas y para convertirse en uno de los hermanos Reyes en Pasión de gavilanes, el culebrón que lo sacó del olvido y lo consagró en la Argentina, España y toda América Latina.
Y si bien le llevó casi dos décadas, hoy este intérprete está en el lugar que siempre soñó. Desde hace un tiempo, logró cambiar su perfil de “galán de telenovelas” por papeles más jugados y “poco convencionales” (su actuación en Falco, Sr Ávila y Hernán son un claro ejemplo de ello). De hecho, en las últimas semanas se supo que habrá una segunda temporada de la novela colombiana que lo llevó al estrellato, pero Brown decidió dar un paso al costado. “No sé si estoy en un lugar mejor o peor, pero claramente estoy en el que busqué (...) Que me reconozcan desde otro lugar como actor, más comprometido, más evolucionado, me da un placer inmenso”, señaló quién hoy, a sus 45 años, vuelve a deslumbrar a la audiencia con su protagónico en Parot, una serie española que se acaba de estrenar para toda Latinoamérica por Paramount+.
En este thriller policial, casi un centenar de terroristas, violadores y asesinos son puestos en libertad antes de que finalicen sus condenas, tras la anulación de la “Doctrina Parot” en 2013. Indignada por la decisión, la sociedad española clama justicia y alguien parece escuchar: uno a uno, los presos liberados aparecen asesinados de la misma forma que lo fueron sus víctimas. La policía Isabel Mora (interpretada por Adriana Ugarte) intentará por todos los medios atrapar al asesino.
“Cuando leí el guion me pareció una maravilla. Para mí era la posibilidad de volver con un personaje atípico, algo que normalmente no caía en mis manos”, expresó quien en la historia encarna a Roberto Plaza, unos de los presos encarcelados por la violación y el asesinato de una mujer.
-¿Cómo te llegó la propuesta y qué tuvo de interesante para que digas que sí?
-La propuesta me llegó por intermedio de Viacom en un momento en que yo estaba sin hacer nada, como la mayoría de los actores, por la pandemia. Me cuentan que iban a empezar a rodar en España y hacía tiempo que yo tenía un gran deseo de volver a ese país, donde había estado trabajando antes. De hecho, me interesaba mucho este nuevo fenómeno de los elencos híbridos entre europeos y latinoamericanos, que las nuevas plataformas estaban pidiendo a gritos. Me mandaron los primeros capítulos y cuando leí el guion me pareció una maravilla. Así que fueron varias cosas: la historia, el elenco maravilloso con el que iba a trabajar (conocía a Blanca Portillo y a Iván Massagué, justo acababa de ver El hoyo) y la posibilidad de regresar a Madrid con un rol en el que no me habían visto antes.
-¿Cómo fue la construcción de tu personaje? ¿Te basaste en testimonios reales? ¿Hay algún caso que esté inspirado en la realidad?
-Mi personaje Roberto Plaza tiene que ver con una historia que sucedió y si no me equivoco fue la de “El asesino del portón”. De todas maneras, yo siempre trabajo con un coach que se llama Roberto Duarte (un actor mexicano) y juntos construimos a este especie de ángel y demonio. Plaza es un monstruo que termina pagando una sentencia muy larga por la violación y el asesinato de una chica. Es un personaje sumamente vulnerable, que está absolutamente quebrado y tiene motivos para que eso suceda, ya que cometió todos estos hechos bajo el sometimiento de un amigo muy violento.
-¿Cómo se hace para empatizar con un personaje tan oscuro?
-El primer capítulo abre con este personaje y cuenta cómo sucedieron las cosas en el pasado. Yo creo que Plaza estuvo en el lugar, a la hora y con la compañía menos indicada y cometió un gran error. Con el director tratamos de encontrar las sensaciones y emociones que le pasan a este personaje respecto de los demás y fue un trabajo muy interesante. Se lo muestra desde un lado muy frágil, con muchas capas que por momentos lo hacen parecer un ángel y por otros, un demonio. Gracias a Dios mi espejo en el set fue Blanca Portillo entonces, además de lo pactado de antemano en el guion, aparecieron unas cosas increíbles en el camino. Creo que los actores siempre buscamos este tipo de personajes que están al borde. Me parece que en un momento de la carrera uno trata de encontrar personajes que te desafíen y este, sin dudas, es uno de ellos.
-La serie aborda un tema bastante polémico como es la reinserción de los presos en la sociedad... ¿Sentiste mayor compromiso o responsabilidad a la hora de encarnar este papel?
-Sí, claro. Todo el mundo sabe la sensación que le puede causar a un ser humano que lo metan preso, que tu vida se reduzca a un cuarto de 2x2, pero muy poco se habla de lo que pasa con los presos cuando salen, de qué manera se hace la reinserción para que puedan volver a vivir de una manera normal. El personaje de Plaza se entera ni bien sale que empiezan a matar a todos esos presos de la misma manera que ellos mataron a sus propias víctimas y entra a tener unos ataques de pánico tremendos. Entonces busca al personaje de Blanca Portillo, que es la única mujer que conoce y que lo contiene, para que lo ayude, pero lo hace con mucho pánico porque él sabe que cometió un gran error y que en cualquier momento puede ser la próxima víctima. Hubo escenas muy duras de rodar porque en el flashback se cuenta todo lo que él hizo.
-¿Cuál fue la escena más dura para vos?
-La del asesinato de la chica, donde se me muestra matándola de una manera terrible. Por suerte, la actriz que estaba del otro lado estaba muy acostumbrada a rodar este tipo de escenas, pero a mí me cuestan, no dejan de ser muy difíciles por lo explicito.
-¿Qué esperás que genere esta serie en la gente: debate, consciencia social, un cambio en la legislación?
-No creo que lleguemos a tanto como cambiar las leyes aunque sería bueno (risas). La serie ya generó varias cosas. Me pasó de cruzarme con gente que vio el primer capítulo y no quiso seguir y otros a los que les parece sumamente importante que se toquen estos temas sin miedo y sin tabú como lo hace Parot. A cada uno nos toca desde un lugar diferente. Lo bueno de esta ficción es que además de ser un thriller psicológico y policial, tiene el plus de meterse en la psiquis de los personajes para entender la historia y los motivos de sus acciones en una totalidad.
-¿Cómo viviste tu vuelta a España? ¿Qué tuvo de diferente a las veces anteriores?
-Varias cosas. Llegué en un momento de la pandemia muy duro, era la primera serie que rodaba en estas circunstancias y fue muy difícil el trabajo y la relación con el otro, ya que no conocés a nadie, solo le ves esta parte de la cara (en referencia a los ojos). Pero el hecho de regresar a Madrid con un personaje tan oscuro fue una gran experiencia. Con mi esposa Margarita (una actriz colombiana) hace rato que teníamos ganas de volver a vivir en Madrid y claro, me encontré con una ciudad totalmente distinta. La que yo conocía era una Madrid muy callejera, de besos y abrazos, de verte con todo el mundo y me encontré con una ciudad muy apagada, pero también la disfruté desde otro lado. Viví frente al río en un lugar precioso, disfruté más de los parques y de otra parte a la que no le había puesto atención antes.
-Hace unos días se cumplieron 21 años desde que hiciste las valijas y decidiste volar en busca de tus sueños, ¿imaginaste que ibas a lograr todo esto?
-Justo me saltó el recuerdo (porque ahora Facebook nos avisa cómo va nuestra vida y el tiempo que pasó) de que se cumplían 21 años de ese día en que estaba en Palermo diciéndole a mis viejos que me iba a buscar la vida a otro lado, que quería tener otras experiencias, trabajar más cerca de los Estados Unidos. Entonces hice un recuento de todo lo que había vivido y de lo difícil que había sido el camino porque no me tocó nada fácil. Yo me vine a los 23 años a hacer mi vida acá y fue un palizón. Ahora uno está disfrutando del trabajo, de los éxitos, pero el camino fue duro y muy largo.
-Si miraras hacia atrás, ¿qué le dirías a ese chico que tenía tantos miedos y sueños por cumplir?
-Que vale la pena. Que el camino es duro pero que si uno tiene en claro lo que quiere y es perseverante, vale la pena perseguir los sueños. No hubiera estado bueno que hoy, a mis 45 años, me pregunte qué hubiera pasado si no hubiera hecho eso, dónde estaría parado ahora. No sé si estaría en un lugar mejor o peor, pero claramente ahora estoy en el que busqué.
-¿Te gustaría volver a trabajar en la Argentina?
-Sí, tengo muchísimas ganas. En estos últimos años, hubo tres cosas que aparecieron en el camino y no las pude hacer. Primero, hubo una propuesta para hacer 100 días para enamorarse y al final no se dio porque yo estaba rodando Falco. Después surgió otra cosa que al final se cayó por la pandemia y ahora me invitaron a hacer algo muy interesante, pero también se superpone con un proyecto que empiezo a rodar en breve. Pero tengo muchísimas ganas, ojalá en algún momento se dé. Más ahora que siento que como actor estoy en un lugar diferente. Además me gusta mucho cómo se trabaja en la Argentina, hay grandes historias, grandes elencos y grandes actores. Después de todo es mi patria, mi pasaporte.
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