A diez años de la muerte de Romina Yan, el legado de una actriz que marcó a toda una generación
"Siempre estaré a tu lado por si acaso, te prenderé una luz y podrás ver", cantaba Romina Yan en Chiquititas, y esa frase que niños y grandes repetían sin parar, hoy toma un significado diferente.
La muerte de "Ro", como todos la llamaban, fue completamente inesperada: el 28 de septiembre del 2010, la actriz sufrió una descompensación producto de un aneurisma que terminó con su vida. Diez años pasaron, pero su huella permanece intacta en sus colegas y en toda una generación que creció viéndola en pantalla y celebra su legado.
Tenía 36 años, se encontraba casada con Darío Giordano, tenía tres hijos que amaba con locura-Franco, Valentín y Azul-, y una carrera prometedora que crecía día a día. "Yo creo que unos días antes, Romina se despidió, claramente se despidió", contó su mamá, Cris Morena, hace unos años. "Yo terminaba Casi Ángeles casi siempre para mediados de septiembre y Romina, una semana antes, me dice: 'Mamá, necesito que te lleves a los chicos'". Cansada por la vorágine del fin de temporada, Cris al principio se negó. "Yo le dije: 'Ro, no me puedo llevar a los chicos porque estoy terminando el teatro'. Y me dijo: 'Mamá, necesito que te los lleves'".
Mientras Cris se iba con los nenes, su hija le dijo unas palabras que logró entender unos días después. "Me voy de su casa, hago marcha atrás, me frena, me mira fijo y me dice: '¡Cuidá a mis hijos!'", reveló la productora sobre las señales que ya en ese entonces le dejaba sin que nadie lo notara. "El día anterior a su muerte me mandó el círculo del infinito, porque ella pintaba mandalas. Ella nunca mandaba mails, no mandaba esas cosas".
Su papá, Gustavo Yankelevich, sentía una debilidad especial por su niña, a quien recuerda con mucho amor cada vez que puede. "Ro de mi alma. Ro de mi corazón. Te extraño con todo mi amor, mi orgullo y mi agradecimiento eterno por vos. Gracias por tanto amor", escribió en sus redes sociales hace unos años. El productor, al igual que su exmujer, está muy atento a las señales que le envía su hija, tanto en sueños como en la vida. "A partir del primer sueño que tuve me di cuenta que no la había perdido, que Romina estaba en otro plano, en otra dimensión, que la vida es eterna y que nos vamos a encontrar cuando llegue el momento. Así que eso me dio mucha paz, mucha tranquilidad", aseguraba durante una entrevista con LA NACION.
El recuerdo de sus colegas y amigos
"Es una amiga que tenés siempre presente. La recuerdo con esa sensación de risa, de estar todo el tiempo riéndonos y mucho", dice Jorgelina Aruzzi, y su tono de voz a través del teléfono refleja la alegría que le genera pensar en Romina.
"La conocí en Amor mío y trabajamos juntas ese año que fue muy intenso. La serie la dirigía Tomás, su hermano, por lo que fue como entrar un poco en su vida y conocerla mucho, algo que me encantó. Teníamos mucha complicidad, era muy fresca, muy de estar en el presente y sobre todo amorosa, con la gente y con sus hijos. Una amiga muy generosa y con un sentido muy grande del valor que tiene el amor", expresa la actriz, en diálogo con LA NACION.
En 2006, Aruzzi tuvo la difícil tarea de ocupar ese rol tan entrañable que marcó la carrera de Romina: el de la directora del hogar Rincón de Luz,en Chiquititas. "Se había generado una especie de misterio. Ella me decía que me iban a llamar pero no para qué, y cuando finalmente me contó fui feliz", rememora. "Me contó que era muy difícil llevar adelante el programa, cantar y bailar, pero que la había pasado genial haciéndolo y que me daba la posta. Me relajaba y aconsejaba, y aunque tuve el placer de jugar durante un año en ese papel y conocer la repercusión mundial que tienen las producciones de Cris y Gustavo, ella es y va a seguir siendo la protagonista de Chiquititas".
Gabriel Corrado, su primera pareja en la ficción infantil, también se siente un privilegiado por haber compartido el trabajo con ella. "Nos conocimos grabando la canción que cantábamos juntos en Chiquititas. Ella tenía que grabar su voz, yo la mía, y estaba cada uno en una cabina", cuenta sobre la primera vez que se vieron. "Fue una experiencia muy linda la que compartimos. Tengo los mejores recuerdos de trabajar con ella, del día a día haciendo la tira y de haber viajado juntos, porque fuimos a Estados Unidos a presentar la novela. Fue hermoso".
"Romi era un amor, tal cual se la veía, pura luz", asegura Daniela Mastricchio, quien interpretaba a Sol, su hija en la ficción en Chiquititas. "Para mí fue como una mamá, me entendía y me conocía con solo mirarme. Yo grabé desde el primer día con ella, y era muy chica, tenía 7 años cuando empecé, por lo que me apoyé mucho en Ro. Era súper contenedora y siempre tuvimos una conexión muy grande".
Diego Mesaglio, otro de los niños del hogar, también la recuerda con cariño. "Era una persona especial. Nos llevábamos muy bien, compartía mucho tiempo con nosotros y era como una hermana mayor. Siempre nos ayudaba a hacer la tarea", cuenta el actor. "Era una persona excelente y nunca hacía notar que era 'la hija de la jefa', todo lo contrario. Era súper vulnerable frente a nosotros, no había diferencia, hacía lo normal que tiene que hacer una persona y que muchas veces no pasa. Siempre estaba con una sonrisa, y si tenía problemas los dejaba en la puerta", recuerda el actor.
El legado de Romina
"Tus ojos que miran, tan hondo Romina, que llegan al alma dibujando estrellas. Tus manos tan suaves, que sanan las penas, rodean de calma todas las tristezas", le escribió Cris a Romina, y sus palabras se volvieron una canción que resonó por primera vez el día que su hija se casó. "Muchachita alada, dulce, iluminada, almita elegida, tu luz es la mía", reza el estribillo que resume todo lo que generaba la actriz a su paso.
Hoy, Romina está más viva que nunca, no solo en el recuerdo de aquellos que la amaban y los que la admiraban, sino también en el sentir de sus hijos. "A Azul la veo delante de cámaras y mi hermano es productor, como mi abuelo", contaba hace un tiempo Franco, el mayor, que heredó la profesión de su mamá y ya da sus primeros pasos en la actuación. "Mis hermanos son mi fortaleza, siempre estamos juntos y nos contamos todo", aseguraba el joven.
En el 2018, los tres subieron al escenario del Gran Rex, el mismo que vio brillar durante años a su mamá, para hacerle un homenaje único en Vive Ro. "Fue felicidad pura, algo inolvidable para todos, como mi mamá. Fue algo que hice por y para ella", aseguraba el primogénito de la actriz.
"Te debo lo que soy", le cantaba Valentín. "Una luz me guiará para caminar. Habito en ti, vives en mí", agregaba Franco. "Nunca te voy a olvidar, si hoy el cielo es más azul y cada felicidad me la regalas tú", interpretaban los tres a unísono mientras en el fondo del escenario una pantalla pasaba fotos familiares y ellos, juntos, demostraban que Romina sigue estando muy presente en este mundo.
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