A diez años de la muerte de Heath Ledger
Australia, la televisión y el primer gran personaje
Heath Ledger nació el 4 de abril de 1979 en Australia, y su amor por la actuación nació cuando a los diez años tuvo la posibilidad de interpretara a Peter Pan en una obra de teatro escolar. Poco tiempo después sus padres se divorciaron, e incentivado por las palabras de aliento de su hermana Karen, encontró en su amor por el teatro el único refugio posible. Cuando terminó la secundaria, Heath comenzó a trabajar en algunos proyectos televisivos de Australia. Aunque su debut oficial fue en 1993 dentro de la serie Ship to Shore, su carrera no terminaría de despegar sino hasta contratar por primera vez a un representante, que en poco tiempo le consiguió trabajo en Sweat. Allí debía interpretar a Snowy, un personaje gay en esa ficción adolescente. Bob Zordan, que era el director de la escuela australiana a la que concurrió durante nueve años, recuerda que el actor “se angustiaba pensando si debía aceptar o no ese rol” , pero “la oportunidad era demasiado buena como para rechazarla y él jamás se arrepintió de haberla aceptado”.
El miedo de Ledger tenía que ver con que la televisión australiana era muy conservadora y los gays solían ser representados de manera casi caricaturesca, una visión con la cual el actor estaba en desacuerdo. Pero en Sweat su personaje iba a tratado con respeto asi que él aceptó el desafío. Gracias a Snowy, mostró sus primeras credenciales en el mundo de la actuación y pronto aparecerían nuevos trabajos. En 1997, debutó en cine con un pequeño papel en Blackrock, una película basada en un conocido femicidio ocurrido en ese país y perpetrado por un grupo de adolescentes. Si bien el film no tuvo alcance mundial, en Australia fue un verdadero éxito. Y así la fama de Heath Ledger comenzaba a crecer, pero ni él sospechaba que en poco tiempo obtendría el protagónico de una película en Hollywood.
Hollywood, el cine adolescente y un film perfecto
En 1998, comenzaba a filmarse 10 cosas que odio de ti, una comedia adolescente que presentaba una original relectura de La fierecilla domada. Como muchas películas adolescentes, 10 cosas que odio de ti no solo sería semillero de futuras estrellas, sino que también respiraba una libertad que otros proyectos de gran presupuesto no podían permitirse. Pero antes de comenzar a rodar, la producción debía encontrarle rostro a Patrick Verona, el “chico malo” de la historia que no solo enamoraría al personaje interpretado por Julia Stiles sino también al público. Heath Ledger, en ese momento, era un desconocido en los Estados Unidos, pero el destino lo llevó a formar parte del centenar de jóvenes que se presentaron para el papel. Marcia Ross, la jefa de casting de Disney, rememoró así el momento en el que vio por primera vez a Ledger: “Desde luego que lo primero que recuerdo de él es su belleza, que era de un tipo como no había visto antes (...) Era un muchacho joven, pero tenía algo de adulto. Emanaba madurez. Había como un halo de confianza (...) y yo ya sabía que era él, que nadie más iba a poder interpretar al personaje”.
A casi veinte años de su estreno, 10 cosas que odio de ti es uno de los films sobre adolescentes más destacados, una película de gran riqueza que como The Breakfast Club, Super Bad o Chicas pesadas, puede retratar el mundo de los adolescentes con honestidad y pasión, estudiando sus angustias, pero sin forzar el tono dramático. Y Ledger construyó a un querible estudiante que más allá de su rebeldía visceral, no podía evitar doblegarse ante los encantos de Kat. La otra cara de ese pequeño éxito hollywoodense, él la sufrió cuando empezó a sentir los sinsabores de convertirse en “el galán de moda”. Eso al actor no le gustaba nada y, además, se cansaba de rechazar llamados de productores que le ofrecían roles similares... hasta que le llegó una propuesta diferente.
Luego de muchas reescrituras de guion (más de una docena) el proyecto de El Patriota comenzaba a tomar forma. La nueva película de Mel Gibson estaba centrada en la figura de Benjamin Martin, un soldado que es obligado a ir a la guerra a pesar de su ideología antibelicista. En el film, el protagonista tiene una relación muy cercana con Gabriel, su hijo mayor, un personaje que terminó en manos de Ledger (que le ganó la pulseada a pesos pesados como Ryan Phillippe, Elijah Wood y Jake Gyllenhaal). Gibson y Ledger se unían y el joven actor tenía la posibilidad de componer a un héroe trágico en un film que fue uno de los grandes éxitos de 2000.
Galán clásico, ídolo pop
Mientras negociaba la posibilidad de unirse a Cambio de vida, un drama que le valió el Oscar a Halle Berry, pero que no era más que una de esas películas atiborradas de moralina que tanto le gustan a Hollywood, Ledger aceptó encargarse de un personaje que era, literalmente, un galán en armadura. Corazón de caballero se estrenó en 2001 y aunque muchos especialistas la recibieron con cierta tibieza, sí hubo un puñado de críticos que comprendieron que estaban ante un fenómeno cinematográfico muy particular. El film de Brian Helgeland era una combinación entre película deportiva, historia de amor y la saga de un joven de pocos recursos, que soñaba con ser un caballero, una fórmula que el director bañaba en tintura pop con canciones de David Bowie y Robbie Williams. Se trataba de una película atípica, que le ganó al paso del tiempo y se convirtió en un clásico.
El William Thatcher de Ledger era un gallardo héroe en la línea de los espadachines de Errol Flynn, quien como en los grandes clásicos de Hollywood, también contaba con un carismático elenco que incluía a grandes actores como Alan Tudyk o Paul Bettany. Sin dudarlo, Corazón de caballero fue otro hit en su breve filmografía.
El director Helgeland encontró en Heath a su actor fetiche. La química que se desarrolló entre ambos en la filmación de Corazón de caballero fue inmejorable y no le costaba al realizador verlo en sus próximos proyectos. En una entrevista realizada en 2009, contó los motivos que lo llevaron a optar por el australiano en el rol principal : “Cuando elegí a Heath, yo pensaba que básicamente era un desconocido. Estaba filmando El patriota en ese momento. Y parte de mi objetivo era tener un elenco que el público no conociera. Pienso que para el espectador era más fácil entrar al mundo del film y aceptar lo que yo quería hacer si al frente había un desconocido, en vez de un Matt Damon, un Ben Affleck o alguno de esos actores”.
Años después y tras la muerte de Ledger, Helgeland recordó, muy conmovido, la filmación de esa película : “Una vez Heath me dijo que Corazón de caballero era para él como un álbum de fotos y que se había divertido mucho haciendo esa película. Y eso mismo significa para mí, porque el film es el álbum de fotos de un gran tipo en la que fue una gran época”.
En 2003, ambos volvieron a trabajar juntos en Devorador de pecados, un relato menos logrado que Corazón de caballero, pero con algunas ideas interesantes. La película, en el peor de los casos, servía para ver la potencia del actor y cómo podía llevar adelante una historia aún cuando presentaba varias fisuras. En el tintero le quedó a Helgeland un proyecto de lo más interesante: una adaptación de Moby Dick con el australiano en la piel de Ishmael.
En los años posteriores, Ledger protagonizó varias películas que más allá de su relativo éxito, le permitieron explorar otros terrenos. Estuvo en Las cuatro plumas y, en 2003, hizo junto a Orlando Bloom (otra estrella del momento) un film basado en Ned Kelly, una de las figuras históricas más populares de Australia. Por esos años, también trabajó por primera vez con Terry Gilliam en Los hermanos Grimm, un film que a pesar de sus desprolijidades tiene muchísimos aciertos. Para Heath, trabajar con el ex Monty Python fue un momento crucial de su carrera, porque él le permitió explorar los extremos y jugar con interpretaciones totalmente atípicas. La acriz Naomi Watts, que por esos años había formado pareja con el actor, recordó lo que para él significó ponerse en manos de ese realizador : “Creo que Terry Gilliam realmente desataba el talento que siempre estuvo escondido en Heath, pero quizás él tenía miedo de aprovechar. Terry simplemente sacaba lo mejor del mundo interno de Heath, y podía ver que él era una persona muy introspectiva y que en su interior guardaba un montón de cosas”.
Amores como el nuestro....
En 2005, Heath Ledger estrena Secreto en la montaña, un trabajo por el que pasaría a la historia del cine y por el que muchos espectadores que jamás se habían interesado en sus películas previas, comprobarían que el australiano era uno de los intérpretes más prometedores de Hollywood. Si bien el William de Corazón de caballero o el Patrick de 10 cosas que odio de ti no habían sido retos menores, sí es cierto que el personaje de Ennis del Mar protagonizó una historia de amor tan intensa y tan universal, que rápidamente se convirtió en un fenómeno cultural imbatible. Al momento de su estreno, algunos críticos consideraron que la película estaba menos preocupada en contar una historia que en mandar un mensaje (básicamente el de declarar que Hollywood podía contar una historia de amor entre dos hombres sin prejuicios), pero igualmente la película fue un gigantesco éxito de taquilla. Secreto en la montaña le brindó a Heath ese desafío que buscaba con tanto afán: el de interpretar a un personaje recio, de pocas palabras pero muchos sentimientos, con el que podía escaparle al casillero de ídolo teen y conquistar a un público adulto que aún no lo había descubierto. De este modo, el australiano realizó una interpretación sublime que definitivamente marcó su carrera.
Secreto en la montaña también le significó conocer a dos personas muy importantes para su vida personal. Jake Gyllenhaal , su coprotagonista, se convertiría en uno de sus amigos más cercanos. Si bien se conocían desde hacía tiempo (habían comenzado a forjar una amistad cuando ambos fueron descartados para el papel principal de Moulin Rouge), el trabajo compartido en esta película los hermanó. Por otra parte, en el rodaje él comenzó una relación con Michelle Williams , también una de las coprotagonistas. Durante la filmación ambos se enamoraron y luego de varias relaciones breves que no terminaron de prosperar, Heath mantuvo con Williams un noviazgo que duró hasta 2007. En el marco de esa relación nacería Matilda, el 28 de octubre de 2005, y Ledger elegiría a Gylleenhaal como padrino de la niña.
El nacimiento de la pequeña fue un momento que simbolizó la contradicción que Ledger sufría a diario: ser una persona pública que busca resguardar al máximo su privacidad, en el momento más exitoso de su carrera. Esta tensión lo estresaba. En ese momento el actor vivía en Brooklyn porque no quería que su hija se criara en Hollywood y sobre esos meses iniciales del bebé, Williams recordó en una entrevista: “Las primeras seis semanas de Matilda fueron una época increíblemente insulares y protectoras. Éramos simplemente ella, yo y él, viviendo en nuestra nueva casa de Brooklyn. Sin niñera, sin ayuda, ni siquiera nuestras familias. Algunos amigos vinieron de vez en cuando, pero nosotros estábamos realmente comprometidos a establecer un vínculo entre los tres. Pero luego esa burbuja se rompió por el trabajo. Secreto en la montaña estaba a punto de estrenarse y la prensa comenzaba a dar señales de vida. Igualmente, esas seis semanas fueron de gran felicidad”.
Luego de Secreto en la montaña, el actor protagonizó un film poco logrado llamado Casanova, pero también I´m Not There, el inclasificable experimento de Todd Haynes inspirado en distintos pasajes, mitos y leyendas sobre Bob Dylan. Para Haynes conocer a la persona detrás del actor fue una experiencia muy movilizante : “Él comenzaba a tener inquietudes vinculadas a la dirección. Realmente compartimos el trabajo, y realmente se interesaba en la forma en la que estábamos haciendo mi película. Por ahí se acercaba y me susurraba algunas ideas que era brillantes, muy brillantes. Fuimos muy cercanos durante este proyecto. Era una persona extraordinaria. Era tan increíblemente talentoso y humilde a la vez. Yo simplemente lo quise mucho y siempre lo extrañaré”.
Soy leyenda
El Guasón de Heath Ledger tiene mística y eso no puede negarse. Batman: el caballero de la noche fue una película que trascendió la pantalla para convertirse en un verdadero fenómeno que se coronó como la película más taquillera de 2008 a nivel mundial. Y esa pieza no solo es la obra magna de Christopher Nolan , sino también la gran película de Batman y la que presenta un Guasón con un sello único. El caballero de la noche es un policial perfecto que tributa al mejor Michael Mann, pero agregándole un protagonista que se dedica a saltar de techo en techo. Pero ante todo, es un film desolador que entiende la corrupción y la derrota como partes inherentes de la vida. “O mueres siendo un héroe o vives lo suficiente como para convertirte en villano”, decía Harvey Dent (Aaron Eckhart) en una línea que resumía a la perfección el pesimista corazón de la película. Y en ese mundo, el australiano entregó su mejor interpretación, la de un villano anárquico que abrazaba feliz la locura que lo dominaba. Y ese mundo interno al que Naomi Watts hacía referencia, ese universo privado del actor al que ningún director parecía acercarse, explotó como nunca gracias a las posibilidades que brindaba un personaje como el Guasón. .
El 22 de enero de 2008, el actor fue encontrado sin vida en su casa de Manhattan. Dos semanas más tarde, y luego de un sinfín de especulaciones poco felices, la autopsia reveló que había fallecido accidentalmente al mezclar antidepresivos con pastillas para dormir. En la habitación no había nota de despedida, su muerte había sido un accidente. Simplemente el actor hizo caso omiso de aquellos que le aconsejaban no realizar esas combinaciones de pastillas. Su hermana Kate habló con él la noche anterior a su fallecimiento y le había pedido por favor que se cuidara, que fuera prudente en el uso de las drogas recetadas.
Con seguridad uno de los aspectos más desagradables de los días posteriores a la muerte de Heath, haya sido la obsesión por relacionar su fallecimiento a su trabajo componiendo al Guasón. En muchos medios aseguraban que para meterse de lleno en el papel, Ledger había entrado en una profunda depresión, que la locura del villano lo había llevado a tener problemas de sueño y que por ese motivo se había vuelto adicto a las píldoras para dormir. Lamentablemente, ni aún después de muerto los medios dejaron de acosar a un actor que sufrió en vida el asedio de la prensa. En este contexto, el golpe más desagradable lo brindó Jack Nicholson (quien interpretó al mismo villano en la Batman de Tim Burton), que en una entrevista dijo muy despreocupado que él “le había advertido” a Heath sobre el papel , un comentario que alimentó la descabellada posibilidad de que esa interpretación había matado a Ledger. En abril del año pasado, y en el marco del estreno de un documental que presentaba imágenes inéditas de archivo y de la vida cotidiana del actor, su hermana habló sobre esa teoría y con mucha sinceridad comentó que con ese papel “Heath se estaba divirtiendo. Todos los artículos que publicaban decían que él estaba deprimido y que interpretar a ese personaje lo estaba consumiendo. Pero, honestamente, lo que sucedió fue lo opuesto a eso. No pudieron estar más equivocados. Él tenía un maravilloso sentido del humor, y supongo que solamente sus amigos y familiares sabíamos eso, pero él se estaba divirtiendo mucho. ¡No estaba deprimido por ser el Guasón!”.
Es mejor pensar a Heath desde su imborrable huella en el cine, que lamentándose sobre cómo su fallecimiento aún marca un gran vacío. Y si bien ambas miradas son ciertas, es preferible resignificar a Ledger a partir de su obra terminada, que desde la que pudo ser. El intérprete recibió un Oscar póstumo por su trabajo como el Guasón y la película que estaba filmando al momento de su muerte (El imaginario mundo del Dr. Parnassus, nuevamente con Terry Gilliam) fue concluida por otros actores. Matilda hoy tiene doce años, y Michelle cuida celosamente que los medios no la expongan. Mientas tanto, los familiares del actor y sus amigos siguen recordando lo que significó compartir un fragmento de sus vidas con Ledger.
Sin mencionarlo, y procurando ser muy cuidadosa con sus palabras, Michelle Williams dio hace dos años una entrevista para la revista Porter en la que de alguna manera pareció reconocer que ya está en paz con el recuerdo del padre de su hija: “Veo a Matilda al sol, en malla, andando en bicicleta, sonriendo y saludándome porque se va a ver a sus amigas. Y yo vuelvo a mi casa y me emociono por ese increíble y sencillo instante de felicidad cotidiana. Y en ese momento siento que lo logramos. No es que estemos “bien”, sino que ella es feliz. Y la vida nos condujo a un lugar en el que ya no solo se trata de vivir, sino de prosperar”.
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