A casi 30 años, ¿qué es de la vida de los actores de Clave de sol?
Algunos de sus protagonistas se mantienen hasta hoy en la pantalla chica, pero hay otros que no lograron superar este éxito y mantenerse vigentes o simplemente cambiaron de rumbo
Fue un éxito rotundo que marcó a toda una generación. Algunos de los protagonistas de Clave de sol (Leonardo Sbaraglia, Pablo Rago, Viviana Saccone, Cecilia Dopazo) crecieron en la pantalla chica. Otros pocos se mantuvieron un tiempo y luego desaparecieron. En esta nota, te contamos qué fue de las vidas de los máximos ídolos adolescentes de finales de los ochenta.
Gloria Fichera / Giselle
Giselle era una chica de mucho carácter, algo dramática y caprichosa. En los primeros capítulos, compitió con Karina (María Pía Galiano) por el amor de Diego. Al final, fue ella la que conquistó al incipiente galán, pero la relación no duró mucho. Después, apareció Martín (Ricardo Puente), un chico más grande con el que Giselle no terminaba de sentirse cómoda, pero al que amaba profundamente. Sus padres eran interpretados por Claudia Lapacó y Carlos Garric. Su hermana era Lali (Gabriela Allegue, la "chancle" más chica de Grande Pa!), y con ellos vivía Silvia (Natalia Di Salvo), una prima que al principio era malísima, pero que con el correr de los capítulos se convertiría en una más de la pandilla.
"Yo era Giselle, la rubia de rulitos… Era genial para mí ese personaje, porque yo soy llorona, me encantaba el drama… Y Giselle era muy novelera", resume Fichera sobre su personaje en Clave de Sol.
Gloria estudió teatro desde los 7 años y llegó al casting de esta ficción porque era muy amiga de Adrián Suar, que después de protagonizar Pelito había quedado en contacto con la gente de El Trece. "Habíamos trabajado juntos en la novela de Menudo, Por siempre amigos. En ese momento, él era solamente actor, pero tenía contactos. Me avisó que estaban tomando pruebas a chicos y chicas para un nuevo programa parecido a Pelito, pero con una temática más adolescente. Adrián me hizo la onda para que tenga mi prueba y me contactó con el productor, Jorge Palaz", rememora, agradecida.
"Cuando terminamos la prueba, Palaz vino con un listado en el que estábamos los que finalmente quedamos. No me olvido más de ese momento: cuando dijo mi nombre salté hasta el techo", cuenta a LA NACION.
En Por siempre amigos, ya había trabajado también con Galiano, Claudia Flores y Pablo Rago, por eso, entre ellos había mucha confianza. "En las grabaciones nos reíamos mucho, sobre todo Jorge Pollini, que se ponía nervioso y se tentaba. Entonces, todos terminábamos muertos de risa y, a veces, el director se enojaba y dejaba esas escenas para el final. Éramos todos buenos compañeros", cuenta. Pero no todo era alegría. Las escenas románticas le daban vergüenza. "¡Mucha! Tanta, que muchas veces salía corriendo del estudio. Por suerte, Giselle sólo tuvo un par de novios", asegura.
¿Qué recuerda de Sbaraglia? "¡Qué era de madera... y me tocó justo a mí! Pensar que ahora "Maderaglia" es uno de los mejores actores de su generación". ¿Y de Cecilia Dopazo, la actriz que personificó a Julieta y terminó casándose con Diego? "Nunca tuve buena onda. No tuvimos una buena relación. Sí, con las dos Natalias, con Pía, con Pablo... Ellos, además de compañeros, eran mis amigos".
Después de Clave de Sol, Gloria siguió trabajando esporádicamente en la tele y también participó de la película El caso María Soledad, pero no pudo mantener una continuidad laboral en el mundo artístico. "La situación me generó inseguridad y decidí abocarme al estudio", cuenta ahora. Estudió psicología, se recibió y asegura que no se arrepiente. "Amo tanto mi profesión actual como la de actriz", confirma con una sonrisa aunque asegura que extraña actuar. "Es una necesidad física", remarca. Además, su felicidad se volvió plena cuando nacieron sus dos hijos, Malena y Renzo.
Claudia Flores /Juana
Claudia Flores era famosa cuando se incorporó a Clave de Sol. Junto a Suar, Pepe Monje y Solange Mathou protagonizó Pelito, una programa similar que se había emitido años atrás. Allí era Diana, una chica de anteojos y rulos, charlatana, sensible y graciosa. En Clave de sol se puso en la piel de Juana, una chica del interior que trabajaba como empleada doméstica en la casa de Diego y Gaby (Claudia de la Calle) y se enamoraba perdidamente del primero. Sufría, luchaba por ese amor imposible, comenzaba a estudiar (era analfabeta) y hasta se animaba a tener algún que otro festejante (el "Colo", Gustavo López), pero un día su padre vino del campo a buscarla y nunca más se supo de ella.
Al igual que muchos de los protagonistas del programa, comenzó a actuar desde muy chiquita. "En Pelito tenía 13 años. Para mí era como un juego, no me lo planteaba como un trabajo sino como algo que me gustaba hacer después de la escuela. En vez de hacer un taller de teatro, me metí de lleno en la tele. Con Clave de sol fue distinto porque ya tenía 19 y me lo tomé con mucha más responsabilidad", resume y agrega: "Me tocó hacer escenas lindas, porque la historia de Juana era algo triste, pero ella era muy graciosa".
Después de Clave de sol, Claudia volvió a protagonizar un programa para adolescentes, pero mucho más jugado: Socorro 5° año. Luego llegarían otra docena de envíos, entre los que se destacan Quereme, Verdad/Consecuencia y Gasoleros, pero en 2003 dejó el medio. "Tuve a mi adorada hija, Abril. Soy mamá soltera y esta profesión es muy inestable. Además, yo no soy una persona que averigüe y vaya a los castings y hasta hace un tiempo no tenía representante. Antes, ibas al canal y hablabas con los productores. Hoy no funciona así. Y, a pesar de lo que parece, me da mucha vergüenza ir a golpear una puerta y que me reboten", cuenta.
Entonces, sabiendo que no podría mantener a su hija dedicándose a una profesión que promete "pan para hoy y hambre para mañana", se mudó con sus padres, trabajó como secretaria, como recepcionista y en atención al cliente del zoológico porteño. Pero en 2013 el teléfono sonó y era Sabrina, la hermana de Adrián Suar y encargada de los castings de Pol-ka. Lo que le ofreció, concretamente, era que volviera a a la pantalla chica personificando a Betina, una chica grande que tenía un amorío con el pequeño Guachín (Abel Ayala), en la telenovela Sos mi hombre. Ella aceptó sin dudar. Su situación había cambiado desde que había dado el portazo a la ficción. Casada y dedicada de tiempo completo a su casa y a su familia, ya no tenía excusas. "Volver fue hermoso. El primer día que grabé me había olvidado de cuál era mi lugar... El ruso (Suar) siempre me tira una soga y volver fue una cosa impresionante", rememora.
"Lo que más extrañaba era el día a día, no volver a la tele para que me vean sino la cocina; preparar el personaje, pensar cómo lo voy a encarar y, por supuesto, hacerlo", comenta. De todos modos, hay una parte de su profesión que no disfruta tanto. "Hay que dedicarle tiempo a mostrarse, buscar, estar en contacto... Yo soy mi peor publicista. A mí me gusta actuar, pero no todo lo que viene con eso", resume.
Emiliano Kaczka / Rolo
Emiliano Kaczka entró al programa después te haber participado en Pelito. Su personaje, al principio, no era protagónico, pero su histrionismo y su simpatía pudieron más y su nombre comenzó a aparecer junto a los de los demás actores en ese arco iris que coronaba la presentación del programa. Rolo era revoltoso, gracioso y bromista. En el comienzo tuvo un romance con Vicky, pero cuando el personaje de Natalia Porro se fue de viaje, vivió varios amoríos. Tal vez su relación más importante fue María Laura (Guadalupe Martínez Uría), una "cheta" a la que le costó mucho conquistar, pero que terminó siendo su novia cuando el programa finalmente culminó.
Rolo fue uno de los pocos protagonistas "sin padres". Casi al culminar el ciclo aparecieron sus abuelos, personificados por Maurice Jouvet y Josefina Ríos y se incorporaron al elenco estable.
Emiliano asegura que abandonar la ficción fue un proceso que se dio naturalmente: "Incluso en las épocas en que más trabajaba en televisión, seguía cursando mis estudios universitarios de derecho en la UBA". Al igual que le ocurrió a muchos actores, a partir del 2001, o quizá antes, se le hizo muy difícil poder vivir dignamente de la profesión. "Eran pocas las propuestas de trabajo que llegaban y nada interesante. También, al avanzar en la carrera me fui interesando cada vez más en los temas de la Justicia. A partir de ahí es que me decidí a terminar la facultad y pasar del estudio a la práctica. Me llevo algunos años decidirme y optar, continúe haciendo algunas cosas en cine y televisión; pero para el 2005 ya estaba decidido a ejercer la abogacía".
¿Alguna anécdota? "Me acuerdo un verano, creo que del año `88. Para adelantar capítulos, grabábamos desde la mañana hasta la noche. Al mediodía se paraba un par de horas para comer y retomar las grabaciones de la tarde, que eran en exteriores. Al terminar de grabar en piso a la mañana, estaba tan cansado que me tiré a dormir en la cama de uno de los decorados. Cuando me desperté, estaba todo negro. No se veía absolutamente nada, era la época de los cortes de luz programados de varias horas. Al principio pensé que me había muerto. Empecé a gritar, pero los estudios son herméticos. Intente tantear la salida, pero no tenía ninguna referencia. Los estudios son inmensos, y cuando me parecía haber encontrado la salida, era el picaporte de la puerta de otro decorado. Creo que estuve más de una hora hasta que hallé la salida del estudio. Afuera estaba el director de exteriores, el Oso Biscayart, que me miro y me dijo: ' ¿Dónde estabas, loco? ¡Te estábamos esperando! ¿Qué haces todo transpirado?' ".
En el programa, desde el principio, actuaba su hermano menor, Guido, que personificaba a Quique, hermano del Colo y hermanastro de Diego y Gaby. Hoy, el gurrumín de la familia es uno de los conductores más importantes de la tele. Sin embargo, verlo ocupar ese lugar tampoco lo hace dudar de sus decisiones. "Creo que mi hermano se encamina a ser una de las grandes figuras del medio. Me encanta lo que hace", asegura.
Hoy, casado, con dos hijos y dedicado full time al derecho, asegura sin embargo que extraña ciertas cosas de aquella época. "Recuerdo con añoranza lo entretenido y apasionante del ambiente de trabajo. Desde los técnicos hasta los compañeros actores generaban un clima muy alegre que se hace necesario para que las cosas funcionen; ese rasgo lúdico es difícil de encontrar en otros lugares de trabajo", concede. Sin embargo, no piensa en volver al ruedo, "aunque en un futuro nunca se sabe".
María Pía Galiano / Karina
María Pía Galiano trabajaba en la tele desde los 9 años. Y, al revés de lo que suele suceder, fue la televisión la que la eligió a ella. "Yo miraba un programa familiar, Todos los días la misma historia, con Beatriz Taibo y Luis Medina Castro. Ahí trabajaba un niño que me gustaba y le pedí a mi mamá que me llevará a verlo. Vivíamos a dos cuadras de donde se grababa el programa, en Teleinde. Sólo quería verlo, era muy tímida. Me llevó y cuando esperábamos en la puerta salieron el productor y director del programa, Rodolfo Hoppe y Héctor Bechione. Me vieron y me preguntaron si no me gustaría trabajar en televisión... A mí me dio vergüenza y me escondí detrás de los pantalones de mi mamá", recuerda.
Sin embargo, se armó de coraje, se presentó al casting y comenzó a trabajar en la tele sin parar. Su primer papel fue en aquel programa que veía todas las tardes y su personaje, la novia de aquel chico que le gustaba. Después vinieron Compromiso, Las 24 horas, A conciencia, La Academia Gran Hotel, Chispiluz, Las comedias de Dario Vitori, Señorita Maestra y Por siempre amigos.
A Clave de Sol llegó convocada a través de su representante y, finalmente, se quedó con el papel de Karina, una chica "de carácter fuerte". Karina era hija de padres separados (Ariel Keller y Lilian Rinar), y tenía un medio hermano algo rebelde, unos años más grande que ella (Beto, Julián Weich). En un principio, su personaje se enamoraba de Diego, el recién llegado al barrio, pero con el correr de los capítulos se consolidaría una de las grandes historias de amor de Clave de sol, la de Karina y Lucho (Pablo Rago). A pesar de sus corta edad, (tenía 15) asegura que en aquel momento las escenas románticas no le causaban vergüenza. "Recuerdo casi cada beso... Hay algunos inolvidables", se ríe. Es que la parejita de la ficción lo era, también, en la vida real. "Con Pablo nos llevábamos divino... Yo estaba enamorada; fue mi primer amor. Mis primeros besos fueron con él", dice.
Lo bueno y lo malo. Asegura que vivió el éxito de la tira "inconscientemente" y que más allá de la sobreexposición "era otra época, donde la redes sociales no existían". Sobre el grupo, asegura que se llevaban "muy bien", pero que fuera de los estudios no todo era color de rosa: "Combinar la televisión y la escuela no fue fácil. Me perdí muchas cosas, y amistades también. Era muy mimada por las maestras. Tenía siempre un lugar de privilegio, que yo no quería y esto ante mis compañeros, tanto en la escuela, como en la familia, no estaba bueno; no ayudaba en los vínculos".
Con el paso del tiempo comprendió lo importante que fue el programa, y su personaje, para chicos y chicas de su generación. Y después de Karina vinieron otros papeles en programas importantes (Amigos son los amigos, Regalo del cielo, Perla Negra, Zíngara, Vulnerables, Mujeres asesinas), y de repente, desapareció de la pantalla. "La actuación me eligió a mí por mucho tiempo, pero yo elegí ser actriz hace poco", resume. En el medio, se tomó un recreo: "Fue un paréntesis, puse en pausa mi vida como actriz". Se mudó lejos, a Alemania y se dedicó de lleno a la experiencia de formar su propia familia. "Fue una experiencia que elegí, quería ser mamá y en ese momento sentí que era todo o nada. Viví años preciosos, me dedique a mis dos hijos (Franco y Sofía) con entrega, nacieron en casa, los amamanté tres años y el vivir afuera, en un país tan diferente al nuestro me hizo crecer", comenta. Sin embargo, el bichito de la actuación comenzó a picarle de nuevo: "Empecé a extrañar trabajar como actriz y cuando volví elegí esta profesión con amor".
Regresó a la tele, tímidamente, con un papel en Sos mi hombre. Allí personificaba a Paloma, una mujer casada que se enredaba con Rafael (Victorio D’Alessandro) y terminaba convirtiéndose en un peligro para el muchacho. Este año, en Noche y día volvió a asentarse. Su personaje, la excéntrica agente Jana, fue creciendo con el correr de los capítulos. Allí volvió a encontrarse con Rago en el marco de una ficción, pero lo cierto es que junto a sus ex compañeros de programa suelen juntarse a cenar. En estos días terminó de rodar Estocolmo, una miniserie en la que comparte cartel con Luciano Cáceres, Juana Viale, Jorge Marrale, Leonor Benedeto y Esteban Lamothe. Además, se encuentra ensayando la obra God, junto a Fito Yanelli, Rubén Pires y Daniel Miglioranza.
Jorge Pollini / Fito
En su Facebook hay un álbum de fotos que él tituló "Años mágicos". Allí sube fotos de aquella época que tanto lo marcó. Su carrera comenzó con un casting de 2500 chicos para Pelito. En ese entonces, él tenía 10 años y quedó seleccionado. A los 18 entró a Clave de Sol, una edad en la que muchos chicos comienzan a tomar decisiones sobre su futuro. A él también le pasó: "Debía decidir si quería seguir en el medio u optar por algo más seguro, que era estudiar una carrera", cuenta hoy a LA NACION. Si bien desde chiquito quería ser actor, en todas las notas siempre decía que de grande iba a ser médico. Y a eso, finalmente, terminó dedicándose.
"En ese momento elegí comenzar la Universidad, con todas las dudas que me generaba el haber vivido años de éxito e ilusiones. No era muy tentador pensar en pasarme 12 horas sentado estudiando y dejar una vida que, si bien fue sacrificada -porque viajaba desde La Plata a grabar y estudiaba-, era hermosa desde todo punto de vista", analiza. Hoy, desde su consultorio, asegura que la tele le dio muchas satisfacciones. "Desde la locura de ser famoso, que te aplaudan y griten 1200 personas por función en el teatro, a salir custodiados de la calle Corrientes o ir de gira al interior y a Uruguay y que toda una ciudad te espere", repasa. También cuenta entre las cosas buenas el hecho de haber vivido de su trabajo desde chico y aprender a manejarse solo en la vida, aunque siempre haya tenido a su familia respaldándolo y cuidándolo.
Cuando habla sobre aquellas épocas, lo que más rescata es el grupo con el que le tocó trabajar. "Éramos amigos porque todo lo vivíamos así, todos juntos. Nos divertíamos, más allá de que era un trabajo. Somos amigos incluso al día de hoy. Nos juntamos cada tanto y recordamos esa época tan genial", cuenta. Fito, su personaje, era un hijo único sobreprotegido por su madre (Elda Dessel) y compinche de su padre (Horacio Dener). Primero, se enamoró de la recién llegada Gaby, pero al no ser comprendido buscó otros horizontes: primero Vicky (Natalia Porro) y luego Silvia (Natalia Di Salvo).
Jorge hoy es coordinador del Servicio de Terapia Intensiva del Sanatorio de la Providencia. "Vivo con muchísima felicidad ser quien soy, sabiendo que hice las cosas como quise, poniéndole siempre todo mi corazón y la libertad de poder elegir lo que creía era lo mejor para mí. Sigo sintiendo que fue un sueño, que fue magia el haber podido vivir una experiencia que, si bien comenzó como un juego, se transformó en una carrera de diez años y que forma una parte muy importante de Jorge Pollini, el actor que hoy es médico", resume. ¿Si los pacientes lo reconocen? Sí. "Muchas veces siento la satisfacción de que pacientes o familiares me pregunten:’¿usted, doctor, es Fito de Clave de Sol?", finaliza.
Manuela González Bird / Andrea
Manuela llegó a Clave de Sol de una manera distinta al resto. Su mamá era productora de El Trece y le contó que estaban buscando chicos para un nuevo programa. Le dijo: "Andá, tal vez te llaman para un bolo y te ganas unos pesos ". Después de pensarlo, se presentó al casting el último día, cuando ya estaban todos los chicos que habían ido a audicionar esperando que les dijeran quiénes habían quedado y lejos de tener privilegios, se vio abocada a la difícil tarea de aprender en diez minutos el libreto, delante de todos. Los demás, ya habían preparado la escena con anticipación, pero ella no. Tuvo que resolverla y actuarla casi sin pensar. Le fue bien. Tanto que quedó seleccionada junto a los demás, pero su mamá prefirió que empezara a grabar cuando terminaran las clases. Por eso, su personaje, Andrea, se incorporó a la historia unos meses después. Con el pelo larguísimo y modales dulces, Andrea llegó a la casa de la doctora Clara (Silvia Merlino, madre en la ficción de Gaby y Diego), para ayudarla como secretaria en su consultorio. Claro, la atracción entre su personaje (que en realidad era adolescente, como los del resto, solo que trabajaba para ayudar a su familia luego de ir al colegio) y el de Sbaraglia no tardó en darse. Y después, ya incorporada al elenco como protagonista, vivió un romance con el rebelde Alejandro (Damián Canavezzio). De aquellas escenas, asegura, guarda dulces y risueños recuerdos. "Los besos eran muy naif, apenas rozabas los labios. ¡No eran como ahora! No me acuerdo que me costaran mucho.", cuenta entre risas.
"La verdad es que nunca me había planteado seriamente ser actriz, pero de chica siempre jugaba a que estaba en telenovelas frente al espejo. Vengo de una familia del mundo de la televisión: mi tía es actriz (Marta Gonzalez), mis padres, tío y primos, productores. Pasé mi infancia y adolescencia en los pasillos de los canales y los estudios donde mis padres trabajaban. Era un ambiente muy familiar para mí", resume.
Después de Clave... trabajó como actriz durante siete años. Hizo novelas, unitarios y programas para chicos. "Cuando terminé el colegio, sabía que mis padres querían que estudiara una carrera universitaria, así que me recibí de psicóloga. Poco a poco ya no fui mas a los casting y me fui abriendo", relata. Manuela está casada desde hace 15 años, tiene tres hijas de 12, 8 y 2 años. "Con mi marido pensamos que formar y acompañar el crecimiento de los hijos es muy importante. Si no lo haces vos, lo tiene que hacer otra persona, así que estoy muy presente en la crianza. También tengo mis actividades, como pintar porcelana, hacer cursos de jardinería, ir al gimnasio y participar de grupos de lectura. Tengo una vida muy linda, gracias a Dios", asegura.
Natalia Porro / Vicky
Natalia llegó al casting a través de su representante, que le comentó que estaban buscando actores adolescentes para una tira diaria juvenil. "Concurrí y luego de pasar 6 entrevistas quedé seleccionada", resume. Su personaje, Vicky, se "hacía" señorita durante el primer programa. Para ella, grabar esas escenas fue "un poco complicado" porque en la vida real no había pasado por esa situación. Es que Natalia, aunque en la ficción tenía la misma edad que los demás, ingresó al programa con 11 años.
Su personaje era hija única, bromista y algo aniñada. A sus padres los encarnaban los actores Ana María Casó y Héctor Pellegrini. Su gran amor, en la ficción, fue Rolo, a quien comenzaba odiando porque le hacía bromas pesadas. Luego de un tiempo, Vicky se iba de viaje para volver tiempo después. "Mi partida fue para darle espacio a otros personajes y volvió porque el público no había entendido porqué se había ido", recuerda hoy, risueña.
Si bien comenzó a actuar desde chica, siempre supo que de grande iba a dedicarse a otra cosa. Hoy se dedica a la astrología, la que, dice, es su "verdadera vocación". Natalia asesora a sus consultantes "en todos los aspectos de su vida" y también escribe en su blog astrológico (www.asrocoach.com.ar ) para acercarles "las novedades del cielo a la gente".
Guarda excelentes recuerdos de aquella época. "Éramos un grupo muy unido... Casi vivíamos juntos, ya que estábamos de lunes a sábados compartiendo 12 horas de grabación. Mezclábamos trabajo con diversión. Fue un placer trabajar con ellos", sintetiza. De todos modos, no se imagina actuando de nuevo. "Si me encantaría tener un espacio astrológico en algún magazine", confiesa.
¿Y Claudia De la calle?
Desde hace algún tiempo, nuestros entrevistados se encuentran de tanto en tanto a cenar en la casa de Pablo Rago. A las reuniones concurren también Natalia Di Salvo (que está alejada de la actuación) y Gustavo "Colo" López (que se dedica a la música). Sin embargo, todos sienten que falta alguien: Claudia de la Calle. A pesar de que aseguran que intentaron contactarse con ella, ninguno tiene idea de qué fue de su vida.
"¡Es la fugitiva!", bromea Fichera. Flores recuerda que en aquella época vivía en Ciudad Jardín y que muchas veces se quedaba a dormir en la casa de su tocaya cuando las jornadas se extendían demasiado. "Éramos súper unidas y seguimos siéndolo por mucho tiempo, pero de repente se mudó y nunca más supimos nada. Te juro, intenté contactarme, pero no hay caso, no aparece por ningún lado...", agrega.
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