CÓRDOBA. Rodrigo Bueno nació en la ciudad de Córdoba el 24 de mayo de 1973. Desde siempre vivió con la música en su casa. Su papá, Alberto "Pichín" Bueno, era un referente de la industria discográfica de los 70 y era uno de los principales distribuidores de música en la provincia. Después de él llegaron dos hermanos más, Flavio (el único que no es famoso y que prefiere cultivar el bajo perfil) y Ulises, quien triunfa en los escenarios con su propia carrera y con un estilo diferente al de Rodrigo. Su mamá, Beatriz "Bety" Olave, era dueña de un kiosco y, además, componía canciones.
En ese ambiente copado por la música se crió Rodrigo, que saltó a la fama fuera de su provincia. Tenía sólo dos años cuando en el programa de la televisión local Fiesta del Cuarteto apareció al lado de quien ya era ídolo: Carlos "La Mona" Jiménez. Un tío le había regalado un micrófono de madera con el que jugaba en su casa. En su familia aseguran que ya tenía la desfachatez y el descaro divertido que lo acompañaría en su carrera y lo haría triunfar. Iba a una escuela de folclore y a los cinco años, siempre empujado por su papá, grabó un disco de canciones infantiles: Baby.
Acostumbrado a andar entre grupos de cuartetos, a los 12 decidió dejar la escuela. Iba al Colegio Lasalle, un amigo lo fue a buscar para un casting musical y salió dejando hasta la mochila en el aula. No volvió más. Se les plantó a los padres y les dijo que iba a ayudar a su abuela en el reparto de diarios o a su mamá en el kiosco. Bety suele comentar que desde chico, Rdrigo escribía canciones aunque a veces no las mostraba porque tenían errores de ortografía.
Tal vez lo que lo empujó a abandonar los estudios es que a los 11 años debutó con el grupo Chébere, uno de los de más éxito en la provincia. Se presentó ante 5000 personas como si hubiera pisado un escenario con anterioridad. Desde entonces empezó a ser invitado frecuente de la banda. En paralelo ensayaba en el garage de su casa de barrio San Martín. Algunas veces incluso ofrecía recitales gratuitos a los vecinos.
Por esa vivienda de Constituyente Salguero 320, donde vivió Rodrigo de chico, desfiló muchísima gente el día de su muerte. Parientes, amigos y vecinos fueron desgranando recuerdos del chico de "sonrisa permanente"; coincidieron en que cuando regresaba a Córdoba los visitaba. No los olvidaba.
En 1984 el responsable del grupo bailable Manto Negro le comentó a Pichín que se había quedado sin cantante: inmediatamente le propuso que lo probara a Rodrigo. Se lo "vendió" por carisma, voz y presencia. Así, a los 13 años se convirtió en la voz del conjunto y cobró su primer sueldo como profesional. Por ese entonces todavía lo llamaban "Bebote".
Su papá, además de ser su manager, fue quien le dio acceso a cientos de discos que tenía en su oficina de San Martín, el barrio donde la familia sigue siendo muy conocida. Conservaba todo el material al mejor estilo de un coleccionista, clasificado y ordenado. Pichín murió en 1994 por un problema de corazón. Su hijo mayor estaba a su lado. "Me tendió la alfombra roja para mí carrera como músico. El legado Bueno continúa", solía repetir el cantante.
Rodrigo dejó al grupo tres años después para empezar una carrera como solista. Así grabó su primer disco, La foto de tu cuerpo, en 1987. La canción que le dio nombre al trabajo era de él: "Sentado, fumando en un bar y pensando, escribo, mirando tus fotos y extraño tu cuerpo, tu cuarto, tus cosas, tus cartas que ya no son mías. Siento frío". La tapa tenía su foto, con cabello corto, pantalón rayado, camisa estampada y saco con las hombreras de la época. Un año después, con su segundo álbum, Aprendiendo a vivir, viajó a Buenos Aires para presentarlo en Fantástico Bailable.
Su escalada al éxito fue en Buenos Aires pero regresaba siempre a Córdoba. Hincha fanático de Belgrano –primo del histórico arquero del club, Juan Carlos Olave-, su rostro estuvo estampado durante mucho tiempo en la camiseta celeste y blanca. Ulises, su hermano, contó en el sitio oficial del club que Rodrigo vivía los partidos "con un fanatismo enfermizo. Lloraba, sufría y lo seguía por todo el país". El año pasado los hinchas agrupados en "Arte Pirata" pintaron un mural enorme en una de las tapias de la casa de la madre de "El Potro". Es su rostro y la leyenda: "Pirata de los buenos... Es fuego y pasión que no se apagarán, yo te lo aseguro"; un fragmento de la canción "Fuego y pasión".
Rodrigo inmortalizó esa pasión cordobesa en su tema "Soy cordobés". "Y si querés yo te llevo para Alberdi donde están los Celestes, mi pirata cordobés...".
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