La bailarina, madre de Juana y Francisco Tinelli, debutará bajo la dirección del francés Redha Beneteinfour en una versión de Romeo y Julieta adaptada para la danza y el teatro físico; budismo, meditación y una vida lejos de la repercusión mediática
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Cuando a fines del siglo XVl, William Shakespeare dio a conocer Romeo y Julieta, su famosa tragedia romántica, el drama entre los Montescos y Capuletos lograría la trascendencia a partir de un hilo dramático que buscaba espejar los designios del amor, los mandatos familiares, las luchas de clases y las rebeldías adolescentes, tópicos atemporales en la historia de los vínculos.
La légende secrète de Roméo et Juliette, obra escrita y dirigida por el francés Redha Beneteinfour, cuyo elenco está encabezado por Paula Robles interpretando el papel de Julieta, va tras la huella de aquella épica para dar cuenta en el hoy de las variaciones, opresiones e insurrecciones del amor.
“Es un gran desafío estar trabajando con Rheda Beneteinfour, enfrentarme con mis limitaciones y tratar de superarme”, explica la bailarina en el inicio de la charla con LA NACION, acomodada en una de las mesas de un bullicioso comedor del Bajo Belgrano, perteneciente a una chef reconocida. “Rheda montó un Romeo y Julieta musical muy grande, con bailarines y músicos, con el que recorrió Europa y Asia, así que tiene la historia muy incorporada, pero este es otro espectáculo”.
Luego de algunas presentaciones en carácter de preestreno, La légende secrète de Roméo et Juliette se estrenará este sábado 13 de agosto en el Teatro Municipal Unione de Chascomús, el 17 y 18 de este mes en la sala del Teatro Área de la ciudad de Buenos Aires y el 26 en el Teatro Colón de Mar del Plata.
–¿Cuál es el planteo de la versión?
–Esta puesta se pregunta qué hubiese pasado con Romeo y Julieta si no hubiesen muerto. Julieta tiene un pacto con la muerte que le permite vivir un tiempo más, así que se van de su tierra porque ya no pueden estar más en ese lugar, van en busca de su deseo y su libertad. La idea es desafiar los mandatos familiares, se trata de poner en relevancia la fuerza del deseo y del amor.
La légende secrète de Roméo et Juliette es una producción de Paula Robles dada la ausencia de alguien que ocupar ese lugar: “Fui sosteniendo, pero ya aparecerán”.
Rheda Beneteinfour es coreógrafo y director, áreas que se conjugan en su rol de regisseur. “Piensa desde la música y las luces hasta el vestuario y organiza las obras sacando lo mejor de cada artista, es muy interesante trabajar con él, vas descubriéndote”, sostiene la bailarina.
–¿Cómo se conocieron?
–Fue en 2009, a través de la bailarina socióloga Inés Sanguinetti. Fue un enganche automático, al día siguiente de conocernos me fui a ensayar con él.
El reconocido coreógrafo francés vive en París, pero regresa regularmente a Latinoamérica, dada la atracción que le genera esta zona. “Cuando volvió en el 2011 hicimos Trash, con producción de Mariano Pagani, con un elenco integrado por argentinos, franceses e italianos”. Dos años después, llegaría Morir sobre tus labios, antes que Beneteinfour hiciera la laureada Matadero con los protagónicos de Peter Lanzani y Germán Cabanas. “Siempre que llega a Argentina, hacemos algo. Incluso, hemos llegado a tener experiencias en la Soka Gakkai”. Robles menciona a la organización sostenida en la filosofía budista a la que ella adhiere en concordancia con su estilo de vida.
Filosofía de vida
–¿Cuándo te iniciaste en el budismo?
–Lo conocí de chica, cuando ingresé al San Martín. Anita Frenkel me pasó la Ley y de pronto me encontré involucrada.
Dos horas diarias de su vida están dedicadas a la meditación y a repetir profundamente la ritualidad budista. “Es una gimnasia espiritual, te afina en tu mejor versión. Si estás en una buena vibración, podés ser perceptivo a las cosas, de otra forma, puede pasar inadvertido. No quiere decir que no te va a suceder nada, pero lo podrás afrontar de una manera más íntegra y calma”.
–No es sencillo aplicar esa filosofía en un mundo que atenta contra el equilibrio y la paz individual.
–Creo que estamos en una etapa de mucho cambio. La pandemia fue un golpazo y, en términos de intensidad, lo que pasó en dos años debería haber sucedido en diez. La Era de Acuario se viene y hay que elevar el estado de vida.
En concordancia con sus hábitos de profunda espiritualidad, viaja regularmente a la brasileña ciudad de San Pablo para terminar su carrera de formación docente, siguiendo los lineamientos de la técnica “Taketina”, creada por el percusionista austríaco Reinhard Flatischler. “Estoy aprendiendo a liderar grupos, la idea es entrar en meditación a través del ritmo”. Además, toma clases de canto ya que “la voz es un instrumento muy importante, de una gran sutileza”, siguiendo los tópicos de una formación interdisciplinaria y de múltiples lenguajes que plasmó en espectáculos como Mulleres, ofrecido hace algunos años.
Corporalidades
Coherente con su estilo de vida, a su convicción filosófica en torno al budismo la acompaña con disciplinas que alinean el equilibrio emocional con la armonía del cuerpo. “La práctica de yoga es necesaria como preparación antes del ensayo. En realidad, es importante para la vida, pero, en este momento, me sirve mucho para mi actividad artística”, reconoce, mientras bebe una limonada atosigada de jengibre.
–¿Qué implica el lenguaje de la danza como atravesamiento de todas las facetas de tu vida?
–¡Qué pregunta! Es complejo de explicar, pero te puedo decir que la danza forma parte de todos los aspectos de mi vida. Siempre fui muy física, así que esa era y es la manera de expresarme. En el transcurso de mi vida fui reafirmando todo eso que nació en mí desde muy chica.
–¿A qué atribuís esa característica?
–Soy la más chica de los hermanos, así que, cada vez que hablaba, el comentario era “ay, Paulita, Paulita”.
–Te dejaba en un plano relegado.
–Entonces debía sacar algo de la expresión a través del cuerpo. La palabra fue un trabajo a conciencia y el trabajo del cuerpo se dio de manera natural.
–Ese “ay Paulita, Paulita”, ¿significaba una subestimación o festejar lo que decías?
–Era festejarlo, pero, en un punto, había algo de patrones familiares que ahí intercedían, pero, por suerte, tenía algo con la danza y lo físico muy marcado.
El trabajo corporal le llegó por herencia, aunque la decisión de canalizarlo fue propia. Su padre fue profesor de educación física y su madre, maestra, también ejerció aquel rol.
–Se percibe en vos que el trabajo físico va de la mano con la búsqueda espiritual.
–Me parece que el poder ser verdadero lleva un trabajo profundo de conciencia, donde te encontrás con obstáculos y hasta con los propios miedos e inseguridades. ¿Podré o no podré? Por eso, exponerse implica atravesar todo. Uno trata de unir cuerpo, mente y espíritu cuando, en realidad, somos una unidad.
Rápidamente, ensaya un cambio de postura para demostrar cómo el cuerpo acompaña indisoluble a las emocionalidades: “De acuerdo a tu trabajo con el cuerpo, también cambia tu pensamiento, tu palabra”.
–No siempre se tiene esa conciencia del cuerpo que vos tenés.
–Es cierto, pero, en mi caso, lo fui trabajando, aunque muchas veces se empieza a conectar con el cuerpo por enfermedades o dolores crónicos. Tengo una maestra de canto que me dice “Paula, dejá de transformar”, porque siempre estoy cambiando aquello que quiero cambiar. Son desafíos, lo siento así.
Trascendencia mediática
–¿Cómo dialoga este universo con la maternidad?
–Los hijos son un motor para superarme a mí misma, ser mejor persona.
Paula Robles es madre de Juana y Francisco, fruto de su relación con Marcelo Tinelli, a quien conoció cuando integró el grupo de bailarinas que acompañaba al conductor en el programa Ritmo de la noche, uno de los éxitos de la televisión de la década del noventa.
–Tus hijos sostienen una imagen pública bastante reservada a pesar del contexto de familia en el que nacieron.
–Compartimos la idea que es bueno exponerse con un sentido. Juani tiene un perfil bajo, pero la carrera que está eligiendo le implica exponerse, Fran estudia cine y tiene varios proyectos interesantes, así que no se expone tanto.
–¿Cómo percibís a tus hijos en función de aquello que los vincula a vos?
–No sé si podría definir claramente qué hay de mí en ellos, pero soy su mamá, aunque me encanta que sean cada vez más ellos mismos, poder verlos con sus formas y personalidades.
–El gran desafío de todo padre.
–El sentido que tiene todo lo que hago no es solo a nivel personal, sino que busco que me sirva también en mi rol como madre y en el crecimiento del vínculo con ellos.
–Es interesante también para un hijo percibir a su madre desarrollada.
–Ahí te das cuenta que el ejemplo es esencial. Si decís y no hacés, tu palabra no tiene peso, creo que ahí está el desafío.
–En tiempos en los que eras bailarina de Ritmo de la noche, ¿padecías la exposición pública en un medio tan feroz como la televisión?
–En el primer programa me preguntaba qué hacía ahí, me sentí muy incómoda, rara ante las cámaras, pero hoy te puedo decir que fueron cuatro años increíbles y maravillosos. Cada domingo, era una fiesta ir al canal. Se nos había terminado esa sensación de bajón antes del lunes. Ensayábamos con alegría, compartíamos el estudio con bandas increíbles. Estar ahí era un disfrute, aunque tuve mis momentos desafiantes.
–Balance positivo con la exposición.
–Fueron cuatro años muy lindos, la exposición fue cuando me casé con Marcelo.
–¿Cómo transitaste la exposición pública que implicaba ser la esposa de una de las personas más famosas del país? ¿Te resultó traumático?
–Eso me hacía ir, aún más, a un lugar más tranquilo, a bajar y estar muy disponible a construir ese aire de familia, a viajar para poder tener un espacio de anonimato.
–Tengo la sensación que vos nutrías a Marcelo Tinelli de esa cotidianidad que es tan necesaria y saludable.
–Es que él es así y a los dos nos hacía muy bien mantener esos hábitos.
–¿Viste el programa Canta conmigo ahora?
–Sí, lo vi.
–¿Qué te pareció?
–Está bueno, me impresiona cómo canta la gente. Marcelo tiene mucha chispa y le fue encontrando el formato.
–¿Te comunicás con él asiduamente?
–Sí, tenemos vínculo, están los chicos de por medio.
–Él se lleva muy bien con sus ex…
–Sí.
Se ríe al tener que hablar de su vida privada y serle infiel a su rígido interés por pasar inadvertida y solo hacerse notar en la escena. Sin embargo, sabe que la curiosidad del afuera sobre el vínculo que mantiene con la estrella de eltrece la acompañará siempre.
–El año pasado, Soledad Aquino, la primera esposa de Tinelli, atravesó un difícil cuadro de salud. ¿Estuviste cerca de ella?
–Estuve muy cerca de Mica y Cande (hijas de Tinelli con Aquino). Y también estuvieron muy cerca Juani y Fran acompañado a sus hermanas. Todos estuvimos muy presentes y tirando mucha fuerza.
Etérea
Paula Robles mantiene una misma imagen característica que la acompaña desde aquella aparición en los domingos de Telefe, hace tres décadas. Una atractiva languidez que le da un aura etéreo. El paso del tiempo no ha modificado la esencia física y ha potenciado la búsqueda espiritual de esta mujer que transita 55 años. “Me encanta tener hijos grandes, sintiéndome joven”.
–¿Sos vegetariana?
–No, me encanta el asado.
–A partir de la exigencia de tu trabajo, ¿cuidás mucho tu cuerpo?
–Me cuido en la medida que siento que lo voy necesitando. No me privo de los mates y las pepas, pero soy reguladora de la comida.
En línea con su búsqueda de equilibrio, su estilo de vida la lleva a hábitos poco usuales para las mayorías: “Me levanto muy temprano para poder meditar”.
–¿A qué hora meditás?
–A las cinco y media de la mañana.
Sigue la línea de los hindúes que proponen respetar los horarios de la naturaleza y no alterar ese sistema perfecto. “Habría que amanecer al alba y acostarse cuando el sol se oculta”, sostiene, aunque confiesa que “me cuesta irme a la cama antes de la medianoche”.
–La carrera del bailarín tiene ciertas limitaciones con el paso del tiempo, como sucede con un deportista.
–Como artista, me parece importante poder mostrar una experiencia de vida. Mas allá de si me sale o no un paso, hay una presencia que te da una trayectoria.
En La légende secrète de Roméo et Juliette, Robles está acompañada por Geoeffrey Ploquin, Pablo Fermani y Nicolás Miranda, los bailarines que personificarán a Romeo, y el acróbata Germán Cabanas oficiará el papel de la Muerte. Además, participan los músicos Juan Hernández Buendía y Gastón Poirier, quienes ejecutan el chelo y el sintetizador, respectivamente. “Estoy rodeada de bailarines jóvenes y talentosos”, reconoce Robles.
Como complemento a las presentaciones del material, el director, el día anterior a cada función, brindará un workshop, actividad que se suma al proyecto de recorrer con la obra lugares menos convencionales: “La idea es que la obra también vaya en busca de la gente, visitar barrios vulnerables o instituciones, amalgamando una cuestión social con el lenguaje del cuerpo”.
–Un lenguaje universal.
–Y sanador.
PARA AGENDAR
La légende secrète de Roméo et Juliette
Idea, puesta y dirección: Rheda Beneteinfour
Elenco: Paula Robles, Geoeffrey Ploquin, Pablo Fermani y Nicolás Miranda, Germán Cabanas
Músicos: Juan Hernández Buendía y Gastón Poirier
Sala: Area 623, Pasco 623
Funciones: miércoles 17 y jueves 18 de agosto, 21 horas
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