Paula Kohan: "Me río mucho con Marcelo Tinelli, pero no estaría en el Bailando"
La actriz pasó a la historia como "la celestina" de la relación del conductor y Guillermina Valdes; después de Guapas, vuelve al teatro y analiza la TV desde afuera: "Está buenísimo que haya un ShowMatch y que haya ficciones"
" Paula Kohan . Artista incondicional". Así se define en Twitter. Muchos la nombran aunque no sepan muy bien quién es, por qué es amiga de gente tan conocida -Graciela Borges atiende el contestador de su celular- o por qué en la red social de los 140 caracteres lo que dice tiene mucha repercusión. Hace tiempo que no está en una tira diaria pero su nombre adquirió la masividad que otorga la onda expansiva de la dinamita televisiva, Marcelo Tinelli . ¿Qué tiene que ver con el hombre-pasión de multitudes? Son amigos, y se dijo que fue la celestina de la relación con Guillermina Valdes . "No fue así, no los presenté, sólo soy la amiga en común", desmiente ella en una charla con Personajes.tv. No interesa, ya quedó. Y el mote de celestina la catapultó a una moderada fama sin que hiciera falta que se haga presente en el piso de ShowMatch… todavía.
Vi actuar a Paula Kohan por primera vez casualmente en su primera obra, Baraka, a mi juicio, una de las mejores que dio la calle Corrientes en los últimos seis años. Hacía un papel secundario rodeada de cinco monstruos teatrales como lo son Darío Grandinetti, Jorge Marrale, Juan Leyrado, Hugo Arana y el director, Javier Daulte. Cantaba lírico, hablaba en ruso y hacía un striptease. Casi no tenía parlamento, en verdad, y la escena era breve. Pero en ese momento pensé: "Con este debut, esta chica tiene que llegar lejos".
Poco tiempo después llegó a la televisión con un papel transgresor –era la novia de Mónica Antonópulos en El Elegido-, el espaldarazo que necesitaba. Desde entonces, se garantizó un largo período de actividad en la pantalla chica. Estuvo en Solamente vos, y hasta hace poco era la amante del Dr. Müller, el personaje de Mike Amigorena, en Guapas. Acaba de volver al teatro con Dos almas que en el mundo, de Vicente Battista, y prepara su desembarco en el Teatro San Martín para fines de agosto con un elenco de estrellas. Sin embargo, su nombre estuvo en los grandes titulares de las revistas del corazón por esa novela real de la que fue parte: muy amiga de Candelaria Tinelli por un lado, y de Guillermina Valdes por otro, fue una de las que ayudó a sellar la historia de amor de la ex de Sebastián Ortega y el conductor número uno de la televisión argentina.
-¿Qué te pasó cuando viste tu nombre en todas las revistas del corazón relacionado a la pareja del momento?
- Entiendo que de eso se trate el juego, pero por otro lado se excede una intimidad que no comparto. Cuando fue todo lo de su romance, que salió a la luz, sentí que se excedía un límite. A la vez, entendía que lo tenían que hacer. Muchas veces cuando me llamaban y me preguntaban yo contestaba que no hablo de la vida íntima de gente ni cercana ni no cercana. No me parece que sea correcto. Tener que exponer una situación de alguien que capaz que no quiere que sea expuesta… A mí no me gusta, no me divierte.
- ¿Cómo te llevás con la exposición que tuviste de golpe?
- Sería muy tonta si considerara que no necesito esa exposición, al público y a los periodistas. Soy muy consciente de lo que requiere este trabajo y esta profesión. Siempre con mucho respeto y límites. Cuando me escriben, me nace responderle a la gente porque soy consciente que, para yo ser observada, los necesito. Sin público, un artista no puede ser. Lo mismo con el periodismo. Entiendo que nos retroalimentamos.
-¿Te gusta lo que hace Marcelo Tinelli? ¿Ves el programa?
-¡Me río mucho! Marcelo para mí es el generador de todo ahí. Me parece que es un genio del humor, del timing… Como conductor, él lleva todo. Me divierte muchísimo lo que él genera. Con el Bicho [Gómez] y Anita Martínez no podía parar de reír. ¡Entre ellos dos y Marcelo se generó algo tan mágico! Me gusta mucho cuando veo eso. El va tocando con una varita, él genera todo eso y es muy especial.
-¿Bailarías por un sueño?
-No creo que le rinda al Bailando yo. De participar me gustaría hacer cosas de humor. Como cuando entra algún actor. Pero yo bailando, haciendo la previa, no le rendiría ni me veo haciendo eso.
Su propia telenovela de amor
La historia de Paula Kohan y su marido, Ariel Stolier, director de producción del Paseo La Plaza, también tiene ribetes novelescos. Se conocieron en el Iuna, donde Paula estudiaba arte dramático. Ella lo fichó. "El no tanto a mí". Preguntó. Le dijeron que estaba de novio, así que no intentó nada y decidió olvidarse. Pero quedó ahí, latente, porque dos años después, cuando le vinieron a contar que estaba soltero, a ella le brillaron los ojos. "Un amigo me propuso armar una cita a ciegas con él pero yo ni en pedo quería, me parecía un horror. Me hizo cruzármelo un día. Le tiro un chiste, pensé, si se ríe, bien, y si me lo devuelve, me copa. Me redobló el chiste muy fuerte y ¡me encantó! Fuimos a cenar con estos amigos en común. Después íbamos a ir a tomar algo solos pero camino al auto nos colgamos seis horas charlando". Si, charlando. Dice que los besos vinieron después y que al año ya estaban viviendo juntos.
-Desde tu debut en el teatro comercial con Baraka, siempre evitaste hacer obras en el Paseo La Plaza. ¿Te preocupaba el qué dirán porque tu pareja es el director del complejo?
-Los primeros años, intenté que mi carrera no pasase por ahí, que yo pudiera contar mi camino , ir teniendo nombre desde otro lado. Pasito a paso lo fui consiguiendo. El elegido, unitarios, películas, traté de hacer mi camino por otro lado. Trataba de que nadie me regale nada porque siempre en mi vida fue así, siempre a fuerza de trabajo y pasión.
-¿Y ahora?
-Si se me convocara del Paseo La Plaza con un proyecto que me gustara lo aceptaría, pero no pongo el foco ahí. Al principio no quería que se me relacione con eso. Hoy ya no me molesta lo que diga la gente porque el que me vio ya sabe que soy actriz no tengo nada que justificar. No porque crea que todo el mundo me conoce y me vio, pero tenía más prejuicio al principio.
- Después de una etapa de mucha exposición televisiva volviste al teatro con Dos almas que en el mundo y vas a estrenar Almas ardientes en el San Martín. ¿Cómo sentís este momento profesional?
-Es muy especial. Dos almas que en el mundo, donde estoy con Mariana Jaccazio, es una obra que disfruto mucho, y trabajar juntas con Mariana es algo que siempre quisimos las dos. Almas ardientes, dirigida por Alejandro Tantanian, con actrices increíbles y en el San Martín… Es algo que deseo hace muchos años, desde el proceso del conservatorio. Siempre fue un lugar hacia donde quería llegar por lo que representa. Me produce mucha felicidad que mi papá que tiene 88 años, me pueda ver ahí. Me conmueve haber generado esto.
-¿Cómo ves el espacio que tiene la ficción en la televisión actualmente?
-Es súper importante que esté el espacio de la ficción. Me gusta la diversidad. Me parece que está buenísimo que haya un ShowMatch y que haya ficciones. Guapas me encanta. Farsantes me parece que estaba buenísimo. Los unitarios me gustan mucho. Graduados estaba muy bien. En general Pol-ka me gusta. Los culebrones de siempre también… Estevanez no puede no existir. Me encanta que existan esos productos.
-¿Qué otros proyectos están en carpeta?
- Próximamente se va a estrenar una película en la que estoy, Tenemos un problema, Ernesto, de Diego Recalde. Es la historia de un hombre que un día se levanta sin pene.
-¿Sueños por cumplir?
-Siempre fantaseamos con Graciela Borges y Guille Valdes de hacer algo juntas.
-¡Graciela Borges atiende el contestador de tu celular! ¿Qué se siente tenerla como amiga?
-Es una reliquia. Escucharla hablar poder contarle cosas, es muy valiosa es extraordinaria y única.
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