Me cuesta acordarme del show de anoche, así que ni hablar de hace doce años.
Y ahora que va a hacer el hombre consagrado como "dj de boliches más exitoso del mundo" por el Libro Guinness de los récords mundiales? Se va a Hollywood. Paul Oakenfold, nacido en Londres, compuso la música de Swordfish, la película de suspenso de John Travolta, y remixó el tema principal de otro film: El planeta de los simios. Pero el corazoncito de Oakenfold sigue estando en la consola de sonido. En 1992 estuvo de gira con u2 por los Estados Unidos, y unos años después volvió por su cuenta. Como adalid del sonido trance (ritmos palpitantes, desmedidos riffs de sintetizador, interrupciones y clímax formidables), lo aman millones de personas pero lo detestan algunos fans recalcitrantes del dance, por considerarlo demasiado comercial. De todas maneras, poco importa, porque en este momento Oakenfold –junto con Sasha y John Digweed– está entre los productos musicales de exportación más célebres que hayan salido de Inglaterra. Luciendo una camisa azul y blanca a lunares, unos jeans y más joyas que una abuela judía, y sin dar señales de fatiga –aunque se había quedado hasta tarde en una fiesta after-show en el Area: One, en Nueva York, donde pasó clásicos del rave con Moby–, Oakenfold se sentó a tomar café en el bar de su hotel.
Hace poco estaba mirando un partido de los Lakers... ¿Puede ser que te haya visto en el estadio, al lado de Jack Nicholson?
Sí (risitas tímidas).
Te asimilaste a Hollywood.
Fue mi primer partido de básquet. En el entretiempo, me senté en una sala repleta de famosos. Fue genial estar ahí y pensar: "¡Uy!, no me había dado cuenta de que son tan chiquitos."
¿Jack te ofreció algo?
Hablamos muy poco. El decía muchas cosas relacionadas con el básquet, que yo no entendía. Así que uno dice que sí con la cabeza y le contesta las preguntas con amabilidad.
En el underground de la música dance hay muchos que no soportan el tipo de música que hacés, y en los salones de chat de Internet hay admiradores tuyos que te acusan de "vendido" por haber hecho Swordfish. Siempre salís perdiendo, ¿no?
Por supuesto. La música dance es un fenómeno underground porque no la pasan por la radio. El 90 por ciento de la música que yo paso no está en vinilo sino en acetato. Más underground que eso, imposible. O sea, está bien, quiero tocar para muchas más personas sólo porque me gustaría que escucharan lo que hago: para mí lo más importante es el público y, obviamente, la música. Con respecto a Swordfish, no lo veo como una deslealtad. No es un disco cursi.
¿Cuándo fue la primera vez que hiciste de dj?
Fue hace doce años, en un lugar llamado Rumours, en Londres. Pasé a Earth, Wind and Fire y a algunos grupos ingleses conocidos. En esa época sonaba mucho la música disco. Yo estaba nerviosísimo; no me acuerdo de mucho más. Me cuesta acordarme del show de anoche, así que ni hablar de hace doce años.
Ya que viajás tanto, ¿por qué no te comprás un avión privado? Por la plata no te hacés problema…
¿Me estás cargando? Esas cosas son carísimas. Lenny Kravitz tiene uno, alquilado por tiempo; esa es una buena solución. Nos juntamos unos cuantos... Digweed se baja en Singapur, yo sigo hasta Bangkok. Uf, mejor no: es mucho lío.
¿Qué ciudad de los Estados Unidos te gusta más?
Me encanta Boston, por los irlandeses. Están chiflados. Nueva Orleáns, por la locura, y Dallas, porque ahí todo es grande. La primera vez que estuve, fui a cenar a un bar después del show y pedí bife con huevos. El bife era una vaca entera, me parece. Comí tanto que después no pude dormir.
Acabás de firmar con el sello Maverick.
Sí, para darle más ganancias a Madonna. En 2002 voy a sacar un disco de verdad, como intérprete. Tiene mucho de ritmos entrecortados y de hip-hop. No es para nada un disco de música dance. Estoy trabajando con otra gente, porque no sé cantar. Te lo juro: mejor que no me escuches.
Antes de tu carrera musical, estudiaste para chef. ¿Qué cocinarías si tuvieras nada más que una hora de tiempo?
Me gustan los platos rápidos: las pastas y los revueltos, comida sana, saludable. Igual, por lo general, licuo todo. Es mucho mejor para el aparato digestivo.
¿Licuás los revueltos?
No, pero habría que probar. Sería más rápido. Almuerzo kilos de verduras: remolachas, zanahorias, le meto una manzanita, y ahí licuo todo junto.
¿Cómo estuvo Area: One?
Muy bueno. Igual, tuvimos un par de días interesantes en Nueva York. Mi ómnibus quedó atrapado en un accidente de tránsito después del primer show y, para el segundo, mi manager se olvidó mis discos en el hotel. Nunca en mi vida me había pasado una cosa así.
¿Sigue trabajando con vos?
Ah, no. Lo tuve cinco años conmigo, y no quiero que esto parezca cruel, pero esto es un asunto profesional, y les fallamos a los espectadores, ¿entendés? Pero arreglamos para que toda la gente fuera al show de Nueva Jersey.
Antes de que salieras a escena, subió un telón blanco, apareció música de fondo y empezó a salir humo. ¡Pavada de entrada!
Lo que pasa es que es un espectáculo. La actuación es casi tan importante como la música.
por Matt Hendrickson
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