Patricia Goodliffe, el último gran amor de Guy Williams, El Zorro: “Tras su muerte estuve 20 años sin tener otra relación”
Soñaban con casarse y tener un hijo con el famoso actor; cómo se conocieron y el triste final del artista estadounidense
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Patricia Goodliffe es, como ella misma dice, el último gran amor de Guy Williams, famoso por encarnar al popular personaje El Zorro, que se metió de lleno en el corazón de todos los argentinos. Su relación fue a tal punto que, según ella misma dice, planeaban ser padres.
“Perdí un embarazo de Guy. Recuerdo que fuimos juntos a ver a mi ginecólogo, habíamos encarado muy seriamente el tema”, cuenta, a LA NACION, Patricia Goodliffe. “Comenzamos la relación en 1984 y duró hasta su muerte (30/4/1989). Sé que Araceli Lizaso, su pareja argentina anterior, dijo que cuando falleció estaba por casarse con él, pero eso es una fantasía”, explica la mujer de apellido de origen inglés, exsuegra de la modelo y conductora Jimena Cyrulnik y madre del fotógrafo Lucas Kirby.
“Él me llevaba 20 años, lo conocí en la oficina, era cliente. Yo trabajaba en la casa de cambios Puente Hermanos, y uno de mis compañeros se había hecho amigo en los Estados Unidos desde hacía muchos años. Como hablaba inglés, un día me llama y me dice que me iba a presentar a alguien. Era él. Fue allá por el ‘84. Ya me lo había cruzado en el ascensor del Hotel Alvear tiempo antes. No lo reconocí en el momento. Recuerdo que lo miré de reojo porque era espléndido de buen mozo. Y él a mí de arriba a abajo”, rememora Patricia aquellos primeros momentos.
La historia continuó y los tuvo a ambos como protagonistas excluyentes: “En la oficina nos conocimos, nos saludamos, charlamos… Él me dijo que tenía que regresar a los Estados Unidos, pero cuando volviera a la Argentina teníamos que salir. Yo le dije que sí, pero no mucho más que eso. Pensé: ‘Éste debe invitar a todas’. Pasaron como dos años, en el medio sufrió un aneurisma. Un día me suena el teléfono en el trabajo y era él que me comenta: ‘Vuelvo la semana que viene. Acordate que tenemos a date (una cita). Vino a Buenos Aires y salimos, era septiembre del 84. Y una cosa llevó a la otra…”, detalla entre risas.
“La relación duró hasta que él murió –detalla Patricia, y agrega-: En el medio nos peleamos un par de veces, pero siempre volvíamos. Cuando falleció se dieron algunas circunstancias particulares. Yo trabajaba en la casa de cambios y ese fin de semana del 29 y 30 de abril se me descompuso el teléfono, cosa más habitual en esa época. Entonces lo llamé desde la casa de mi vecina el domingo 30, no atendió, lo cual no era nada raro. Lunes y martes siguiente fue declarado feriado cambiario, pero yo trabajaba igual. Él no lo sabía, por eso no me iba a llamar a la oficina. Dije: ‘Debe estar llamando a casa y yo sin teléfono. El miércoles pasé por el departamento, vi que estaban las persianas bajas, pensé que se había ido a Córdoba porque estábamos por viajar para allá, a La Cumbrecita, a la casa de un amigo”.
“No podía creer que lo encontraron sin vida”
El fatal desenlace de la muerte ya había ocurrido, pero nadie lo sabía, hasta que el sábado 6 de mayo una vecina percibió mal olor frente a la puerta de su semipiso de Ayacucho y Alvear, avisó al encargado y llamaron a la policía que lo halló muerto en la bañera. “Ese día me avisó mi hermano porque el vecino es muy amigo de él y le contó lo que había sucedido para que me dijera a mí. Te juro que no podía creer que lo encontraron sin vida, enseguida fui a la comisaría, fue horrible, muy desagradable y triste”, recuerda Patricia.
Patricia Goodliffe rememora que durante los casi cinco años que duró la relación ella vivía con su hijo, Lucas Kirby: “Él estaba en el colegio de lunes a viernes y venía los fines de semana. Guy lo quería mucho. A Lucas le divertía que mi pareja fuera El Zorro, jajaja. Íbamos al Colegio San Jorge a buscarlo y se convertía en un verdadero show para los chicos verlo ahí. Era muy inteligente y culto, de muy buen humor, ocurrente, divertido. Le encantaba la política. Nos llevábamos 20 años, cuando nos conocimos él tenía 60 y yo 40, a esas edades no se nota tanto la diferencia. Lo acompañé mucho porque venía de sufrir un aneurisma el año anterior. Después de eso prácticamente tuvo que aprender a leer de nuevo, fue la única dificultad que le quedó, tardaba en leer justo él que era un apasionado de la lectura”.
-La periodista y actriz Araceli Lizaso dice que con Guy tenían previsto casarse el 1° de mayo, justo el día posterior a la muerte. Ella insistió con que él iba a pedir su mano y habría boda.
-Es cierto que ella convivió con él antes que yo. Nunca dejó de rondarlo. Por ahí Guy me decía, ‘a qué no sabés con quién me encontré hoy’. Yo le respondía enseguida: ‘Sí, ya me imagino, con Araceli’. Siempre ella estuvo ahí, a la espera, buscando. Y en una de nuestras peleas, sé que salieron un par de veces porque Guy no me lo ocultó. Era muy honesto y franco. Jamás hubiera salido con las dos al mismo tiempo.
-¿Por qué cree que inventaría que se iba a casar con él sabiendo que salía con usted?
-Ella es muy fantasiosa, tampoco la quiero criticar demasiado porque suena a pelea de brujas. Toda la gente que nos conoció a nosotros sabe la vida que llevábamos. Me gustaría preguntarle dónde lo iban a hacer (el casamiento). Porque Guy no podía casarse en la Argentina. Nosotros sí fuimos a hacer los trámites para la boda. A él le pedían la partida de nacimiento que se había quemado cuando se incendió el archivo donde estaba. Y para colmo, acá le habían hecho la cédula de identidad como Guy Williams y ese no era su nombre real (se llamaba Armando Giuseppe Catalano). Para colmo le pusieron como estado civil soltero y él estaba divorciado. Todo un desastre.
¿Trataron de solucionarlo?
-Claro, porque él se quería casar conmigo. Entonces fue al consulado americano a ver si podía arreglarlo y le dijeron que ni se le ocurriera levantar la perdiz con el tema porque lo que habían cometido las autoridades que se lo dieron en su momento era un delito. Esa cédula era trucha, así que por eso no nos pudimos casar. Mirá si conseguía la partida de nacimiento a nombre de Armando Giuseppe Catalano y en su cédula argentina se llamaba Guy Williams, tenía doble identidad, un papelón. Te cuento otro detalle que comprueba lo que te dije de la fantasía de Araceli de casarse con Guy. ¿Cómo iba a hacerlo si al entierro fue con su marido de entonces?
-¿Usted se ocupó de los trámites cuando se descubrió el deceso?
-Organicé y me ocupé de todo, hablé con Steve, su hijo varón, para darle la noticia. Hoy todavía mantengo muy buena relación con Anthony, su hija. A Araceli le avisó su amigo Fernando Lúpiz. La verdad es que Guy fue el amor de mi vida. Lo amaba profundamente. Después que murió estuve 20 años sin tener una relación con otro hombre. Era muy difícil que alguien pudiera moverme la estantería, jajaja, no solamente por la parte física sino por lo mental, la personalidad. A mí su fama no me importaba, sí su inteligencia y su humor.
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