Pasen y vean: el fantástico mundo de Baz Luhrmann
En la serie The Get Down, que Netflix estrena hoy, aparece la marca de estilo del director de Moulin Rouge
En el momento que se anunció que el nuevo y ambicioso proyecto de Netflix iba a ser creado por Baz Luhrmann muchos se preguntaron cómo se integraría el marcado estilo del director de Moulin Rouge y El Gran Gatsby con la historia del surgimiento del hip hop en el Bronx de los años setenta. La respuesta es The Get Down, la ficción cuyos primeros seis episodios estarán disponibles desde hoy en el servicio de streaming.
La serie, más allá de su interesante tema y la fascinante época en la que está ambientada, es una producción auténticamente Luhrmann repleta de excesos estéticos, música pop y un romance juvenil almibarado. Todos elementos presentes en los films del director australiano, que dirigió el piloto –casi un telefilm de una hora y media– y supervisó el resto de los capítulos de la historia, centrada en un grupo de amigos encabezados por Ezekiel (Justice Smith), un inteligente adolescente con talento para la escritura. Una habilidad natural que el chico desarrollará a pesar de sus circunstancias –o gracias a ellas– como huérfano criándose en las peligrosas calles del Bronx. Que a veces parecen una zona de guerra y otras, gracias al imaginario de Luhrmann, están cerca de Amor sin barreras, el musical que transcurría en ese mismo lugar con chicos de la inmigración latina no tan diferentes de Ezekiel y sus amigos.
Para no perderse detalle de los episodios y rastrear el origen de las elecciones estéticas y narrativas del director acá van cinco referencias a sus películas que se colaron en The Get Down.
Pinta la aldea de otro. Uno de los elementos más destacados de la serie es la reconstrucción de época que mezcla imágenes de archivo del barrio neoyorquino donde en la década del setenta los inmigrantes latinos y la población negra se disputaban las calles y la miseria. Terrenos baldíos, callejones sin salida y esquinas peligrosas cuentan la historia de la misma manera en que lo hacían los palaciegos entornos donde Jay Gatsby intentaba renegar de su origen para conquistar a su delicada margarita, Daisy en El gran Gatsby.
Dulce amor. Más allá de la trama que involucra a la historia de un movimiento musical y cultural como el hip hop, The Get Down es también por momentos una novela rosa sobre el amor entre Ezekiel (brillante primer protagónico de Smith) y Mylene (Herizen F. Guardiola), su amiga de la infancia que en principio lo rechaza en pos de cumplir su sueño de transformarse en la nueva reina del disco. Las declaraciones encendidas y el sacrificio amoroso de Ezekiel se acercan bastante a los modos del personaje de Hugh Jackman , enamorado perdidamente del de Nicole Kidman en la grandilocuente Australia. En la serie y la película el melodrama ocupa demasiado espacio.
Losing My Religion. En el pastiche que era la adaptación de Romeo y Julieta que hizo Luhrmann uno de los puntos más llamativos era la insistencia en apropiarse de los elementos religiosos del catolicismo para adaptarlos al romance trágico de William Shakespeare. Si en la visión del director los Capuleto y los Montesco eran dos familias enfrentadas en un ambiente más tropical al estilo Miami que italiano del medioevo, en The Get Down, el origen de los personajes que hablan una mezcla de castellano e inglés y rezan tanto como bailan, la imaginería religiosa tiene bastante más sentido.
Villanos de cuento. Por momentos, especialmente en el piloto, The Get Down se parece mucho a una fábula, a un cuento de hadas urbano y al ritmo del rap en el que los héroes son inocentes y valientes mientras que los villanos no podrían ser peores. Por ahí aparece la bruja malvada, una mafiosa de largas uñas y pestañas letales junto a su hijo Cadillac, el rey de las pistas de baile. Tan caricaturescos que hasta podrian pertenecer a otra historia. Tal vez personajes descartados de Moulin Rouge, socios perfectos de aquel bufón que interpretaba Jim Broadbent y del libidinoso duque de Richard Roxburgh.
Conozco la canción. Si en algunas secuencias, las más flojas de la serie, The Get Down recuerda a algunos pasajes de Glee en los que los protagonistas se ponían a cantar y bailar canciones populares en versiones propias, también es cierto que el recurso de utilizar temas conocidos como comentario sonoro de la trama había funcionado en Moulin Rougue, sobre todogracias a la extravagante puesta en escena de Luhrmann. Un recurso que acá se repite y aunque ya no sea original el talento de los jóvenes actores y la pegadiza música que interpretan renuevan el viejo truco del realizador.
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