Participó en Cuestión de Peso con 12 años y hoy cuenta cómo afrontó las miradas: “Siguen sin comprendernos”
En 2017, Rocío Guadalupe Arroyo se ganó el cariño de los televidentes que empatizaron con su historia de vida; ahora, en diálogo con LA NACION, recordó el camino recorrido y describió su lucha para concientizar sobre la obesidad
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Cuestión de Peso marcó un antes y un después en los ciclos de realities en la televisión argentina. Desde el momento en el que se dio a conocer por primera vez en las pantallas, en 2006, hasta su finalización, en 2020, cambió la vida de cientos de personas que, bajo el propósito de modificar sus vidas, comenzaban un tratamiento y eran minuciosamente controlados por los profesionales del equipo del doctor Alberto Cormillot, con el objetivo de estabilizar peso.
Así las cosas, hubo incorporaciones temporales que, marcados por la misma enfermedad, también llegaron al corazón de los televidentes. El caso de Rocío Guadalupe Arroyo fue uno de ellos. En 2017, con solo 12 años, dio a conocer su historia y emocionó a más de uno por todo lo que sufrió y sobrellevó a tan corta edad. En diálogo con LA NACION, habló sobre cómo fue su experiencia en el programa y su presente, con un mensaje de superación.
Para Guadalupe era habitual recibir comentarios despectivos sobre su físico y siempre vivió con esa realidad desde que tiene conocimiento. Poco a poco, la discriminación la avasalló y decidió resguardarse en su hogar, hasta el punto de tener que terminar el colegio primario con la ayuda de una maestra que la visitaba frecuentemente. Mientras la mayoría de sus vínculos y relaciones disfrutaban de las actividades habituales de la niñez, ella vivía un calvario en carne propia.
“Yo quiero ser como mi hermana Belén”, fue la frase que dijo a las cámaras hace cinco años y ante la cual rompió en llanto. Allí, por primera vez, abrió su corazón e hizo hincapié en los cuestionamientos que recibía a diario con respecto a su aspecto y las diversas comparaciones que le hacían con otros que tenían cuerpos considerados por la sociedad como hegemónicos.
Hoy, con 18 años, vuelve a mirar las imágenes y se siente orgullosa por el cambio a nivel personal que logró durante este tiempo. “Me llamaron para ir en julio de 2017. Yo estaba a nada de cumplir mis 13 años y mi hermana mayor mandó fotos mías al doctor Daniel Caiña, quien fue el que me hizo entrar”, recordó en declaraciones a este medio sobre cómo fue el momento en que le comunicaron que debía asistir al canal.
Respecto de los sentimientos que atravesó en el instante en que la hicieron ingresar al piso, donde se encontraban los demás participantes y el “Panel de Guías”, compuesto por profesionales que intervenían en las discusiones del programa y opinaban desde su experiencia, sostuvo: “Por un lado, estaba feliz al ver gente como yo y saber que me iban a ayudar, o eso pensaba. Por otro lado, muy triste de saber que éramos tantos en esta lucha”.
Si bien sostiene que la mayoría de los presentes la trataron de manera amena, reparó en la actitud que tuvo el conductor de aquella edición, Fabián Doman, quien le realizó diversas consultas que la tomaron por sorpresa. “Me indignó lo que hizo porque hacía preguntas obvias que me hicieron sentir incómoda, fueron totalmente desubicadas”, aseveró.
A pesar de los pormenores y diversas cuestiones propias del contexto, Rocío aseguró que recibió una gran ayuda por parte del equipo de Cormillot. “Luego de mostrar mi caso me internaron en el Hospital Garrahan durante quince días para hacerme todo tipo de estudios, porque estaban preocupados por mi salud. De ahí me llevaron a la Clínica Cormillot donde estuve internada 15 días y luego tuve que dejar porque mi obra social no tenía acuerdo con el establecimiento y para pagarla como particular era imposible”, rememoró.
Asimismo, explicó que haberse hecho conocida públicamente le permitió conocer a otras personas que transitaban por lo mismo, algo que agradece hasta el día de hoy. “Después del paso por Cuestión de Peso me cambió la vida en el sentido que ya no me sentía la única en el mundo con esta enfermedad. Eso me ayudó a sentirme más comprendida y apoyada en esta lucha contra la obesidad”, remarcó.
En lo que se refiere a su experiencia con respecto a la discriminación que vivió en diferentes espacios desde aquel entonces -y hasta la actualidad- comentó que aún no encontró grandes cambios de pensamientos y comportamientos: “No hubo mejoras en la Argentina con el tema porque la mayoría de las personas no comprenden que la obesidad es una enfermedad”.
A pesar de la reciente actualización de las prestaciones básicas esenciales para las personas con obesidad que se aprobaron en el marco de la Ley 26.396 y otras relacionadas que surgieron en el último tiempo, Rocío reiteró que una gran cantidad de ciudadanos no toman dimensión del problema.
”Siguen sin comprender y nos miran como fenómenos. En mi caso, retomé mis estudios varias veces, pero tuve que volver a dejar por el bullying que me hacían mis compañeros y por recomendación de mi psiquiatra”, aseveró.
Rocío, hoy: “Quiero lograr algún día ser feliz y decirme a mí misma que yo también pude”
A pesar de los obstáculos que superó, hace poco tiempo la joven recibió una noticia que le dio ánimos para seguir adelante: “Pude lograr que mi obra social me cubra la internación y aquí estoy nuevamente en la Clínica Cormillot con la ayuda de todos los profesionales: psiquiatra, psicóloga, nutricionista y una médica clínica que me apoyan. Ahora entendí que si uno quiere, puede. Esta es la manera de salir de la depresión y de este círculo vicioso. Quiero lograr algún día ser feliz y decirme a mí misma: ‘Yo pude’. Y si yo pude todos pueden, es cuestión de esfuerzo y voluntad”.
Con todos estos pasos recorridos, se dirigió hacia aquellos que buscan realizar un cambio radical en sus vidas. “Pongan ganas, luchen… Les diría que se esfuercen, porque no hay magia, ni pastillas, ni operaciones. Solo voluntad y hacer un cambio de hábitos, junto con actividad física, grupos de autoayuda y apoyo psicológico”, reflexionó.
Hoy vuelve a visualizar el día en que expresó públicamente el difícil escenario en el que se encontraba y, con otra madurez, dijo que le hubiera gustado transmitirse así misma algunas palabras de aliento: “A esa Rocío de los 12 años le diría que es hermosa y que nunca se deje llevar por lo que dice la gente. Que luche por su salud y por su felicidad, que con voluntad y esfuerzo todo se puede”.
En la actualidad se dedica a compartir contenido en las redes sociales y mantiene diversos intercambios con sus más de 27 mil seguidores en su cuenta de Tiktok @guada_arroyo336. Su objetivo es que otras personas se motiven para reunir energías y realicen un cambio saludable, tanto a nivel físico como mental.
Por otro lado, se propuso el objetivo de mejorar aún más su calidad de vida y es por eso que planea realizarse la cirugía del bypass gástrico, terminar sus estudios y obtener un trabajo.
De esta manera, Guadalupe se convirtió en un ejemplo para otros pacientes que se encuentran una situación similar y demostró que, con esmero y esfuerzo, se pueden mejorar todos los aspectos personales que buscamos evolucionar.
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