Paradojas y rarezas del festival internacional
El teatro, la música y la danza toman la calle con múltiples propuestas de celebrados creadores
La 12° edición del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) aporta una serie de rarezas en relación con su propia historia. Por lo pronto, la más evidente, es que este año se mudó al verano. Tendrá su jornada de apertura la noche del miércoles con The New Colossus (ver nota aparte). El domingo 3 de febrero, último día del festival, quien cerrará la programación internacional será una producción del Gorki Theater, de Berlín: Atlas del comunismo. Estrenada hace 3 años, en escena varias mujeres entre 10 y 86 años narran sus historias de vida atravesadas por las ideas socialistas, la de la vigilancia en la vida cotidiana, de los conciertos de punk en el interior de las iglesias y de los reclamos de los refugiados en la actualidad. La particularidad de este entramado fuertemente vinculado con las huellas que dejó en sus habitantes la Alemania del Este es que fue la argentina Lola Arias, creadora de Campo minado, quien lo armó.
Mientras la franja de la programación internacional disminuyó notablemente en relación con la anterior edición (de 19 pasó a 9), aumentó la de las obras nacionales seleccionadas por el comité curatorial. Más allá de lo paradójico de esta situación para un festival que se presenta como internacional, entre las obras locales elegidas figura, ¿por primera vez?, una obra del circuito comercial. Se trata de Entonces la noche, de Martín Flores Cárdenas, que se estrenó en Paseo La Plaza. Eso sí, en los días del festival se presentará en Espacio Callejón y no actuarán Cecilia Roth y Dolores Fonzi, que serán reemplazadas por Juliana Muras y Florencia Bargallo.
En esa franja que se nutre de las propuestas del circuito alternativo aparecen obras como Acróstico, de Diego Rosenthal; Coreomanía, de Josefina Gorostiza; La piel del poema, de Nacho Bartolone; o Abnegación 3, de Lisandro Rodríguez, propuestas que merecieron excelentes críticas y que tendrán su tiempo de revancha. Surge otro dato llamativo: por primera vez el Complejo Teatral de Buenos Aires (que, como el festival, depende del gobierno porteño) no presentará producciones propias aunque sí habrá obras producidas por la provincia de Buenos Aires y de otros organismos.
El jueves y el viernes se presentará la sección Maratón Abasto. Se trata de un ciclo que copará teatros, bares, restaurantes, la calle, casas particulares y otros espacios bajo el formato de performances, instalaciones, shows, muestras y obras breves. Entre los convocados están el artista visual Marcos López, que armará su propio living para que la gente se saque fotos; las hermanas María y Paula Marull, quienes presentarán una obra de largo aliento en la estación de subte Carlos Gardel; una que comienza en un taller mecánico o la presencia del cantante y actor Dennis Smith, que presentará un trabajo performático.
A pocas cuadras, en Palermo, el jueves y el viernes de la primera semana de febrero, Inés Efrón volverá a habitar la vidriera de Honduras al 3700 en la que seis artistas (Marianela Portillo, Lalo Rotaveria o, entre otros, la dupla que conforman Walter Jacob y Agustín Mendilaharzu) construirán situaciones para mirar desde la vereda. Habrá otro foco cuyo centro será Chacarita. Allí el director Juan Coulasso presentará una obra montada en 14 espacios diferentes para 20 espectadores.
Durante buena parte de la historia de este encuentro que tuvo su primera versión en 1997 al FIBA se lo presentaba como festival de teatro, danza, música y artes plásticas, aunque muchos hablaran de él como el festival de teatro de la ciudad. En el catálogo de su próxima versión se habla de él como un "festival de artes escénicas y musicales". Sea de una forma u otra el tender vínculos con otros creadores que no pertenecen a ese núcleo duro de la actividad escénica ha sido una constante. Esta vez se suma otra particular "vecindad": en la cúpula de un edificio histórico de Congreso Vivi Tellas intentará hacerle las preguntas a su padre ya fallecido. Una médium será su aliada.
Entre las ofertas paralelas hay un ciclo llamado "Dramaturgia para una conferencia". Curado por Matías Umpierrez la propuesta se basa en los principios de Paul B. Preciado. Los/as conferencistas serán el artista visual Tomás Espina (o Tomassa Espina), la dramaturga y directora Mariana Obersztern (o Mario Bernszstern) y el coreógrafo Juan Onofri Barbato (o Juana Onofri Barbata). En el marco de la diversidad sexual, las cuestiones de género y por fuera del pensamiento binario, la Comparsa Drag copará las calles del Abasto y de la programación forman parte dos proyectos, Mis días sin Victoria y Cómo explicar el arte a una liebre muerta en 2059, que pertenecen a un mismo creador. Claro que, para la primera obra, se presentaba como Belén y desde hace un tiempo lo hace como Rodrigo Arena. En el Cultural San Martín, una de las 65 sedes del festival, Fernando Rubio presentará Yo ya no muero no más, intervención performática que reflexiona sobre la violencia de género.
Como otro de los signos de estos tiempos, esta vez ligado a aparentes motivos económicos, la nueva edición del FIBA redujo la cantidad de días. Pasó de 17, de hace dos años, a 12. Ciudanza es otro festival que organiza el gobierno porteño que viene de sufrir modificaciones varias. Ya perdió continuidad dos veces y, por primera vez, se hará en simultáneo con la segunda semana del FIBA. En el catálogo figura como una sección más. Para esta edición de Ciudanza, que tendrá lugar en Parque Chacabuco, Centenario y de la Estación (barrio de Once) se presentarán propuestas de los coreógrafos Iván Haidar, Juan Jesús Guiraldi, Adriana Barestein, Emilio Bidegain, Silvina Grinberg y Gustavo Lesgart, entre otros. Eso será el último fin de semana del encuentro. También se hizo un acuerdo con el Festival Buenos Aires Danza Contemporánea, otro encuentro del Ministerio de Cultura porteño. Producto de esa asociación se estrenarán dos prometedoras coreografías de Pablo Rotemberg y de Laura Figueiras y Carla Rímola.
Las propuestas audiovisuales siempre han sido parte constitutiva de este encuentro. Esta vez, por ejemplo, se proyectará Teatro de guerra, el documental de Lola Arias de fuerte valor testimonial premiado en el Bafici. En cierto sentido, su contrapunto o su complemento será una nueva versión de La última película, intervención de Federico León. En un cine cerrado devenido en estacionamiento se proyectará la última película que se exhibió cuando el espacio aún funcionaba como sala. En esta oportunidad en un excine del Centro se proyectará La ley de la calle, de Coppola.
Las cartas de la nueva edición del FIBA ya están jugadas. Queda descubrirlas y esperar que el tiempo de lluvia pase.
Datos útiles
Programación: en la página festivales.buenosaires.gob.ar
Entradas: se adquieren en la misma página o en diversos puntos de ventas. Obras internacionales: 280 pesos; nacionales, 120. Para los gratuitos se reservan online. Entrada libres: por orden de llegada.
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