“Para mí, lo ideal es hacer más con menos”
A boca de jarro: Jorge Schussheim
Todos los viernes y los sábados por la noche, "si no llueve, claro, ya que el otro día parecía que el mundo se venía abajo", rescatan un viejo sueño: recibir a sus amigos en casa, en la Casa de Jorge y Lía, un hogar muy especial en Palermo Soho. La reunión es en el jardín, donde Jorge Schussheim, el dueño de casa, canta y convoca a sus invitados para que compartan el escenario. Schussheim es cantautor, publicista y empresario gastronómico; creador de los restaurantes Big Mamma.
Cuando en 1991, él y su esposa, la actriz y directora teatral Lía Jelín, llegaron al barrio, las calles se inundaban. Había varias casas tomadas, depósitos de queso y algunos talleres de artesanías. Además, una respetable comunidad de ratas tan seguras de sus derechos que lejos de huir, cuando alguien pasaba miraban con aire sobrador. Lo que sería la Casa de Jorge y Lía (Costa Rica al 4500) también había estado tomada y luego fue tapiada. "La compramos con la venta de una chacra que teníamos en Baradero, donde habíamos pasado momentos felices. Entonces, amontonamos los restos de la demolición en el fondo, y creamos un jardín con lomas recordando el paisaje de Baradero."
Recuerda que el único restaurante de la zona era el del uruguayo Pulga, en Gurruchaga y El Salvador, donde ahora está el local de comida mexicana Jalapa; tenía un detalle curioso, todo era desparejo, vajilla, mesas, sillas. Sin querer, el Pulga había creado una curiosa estética, la del rejunte. "Un día, un vecino me contó que a esa zona, al norte de la avenida Juan B. Justo, la llamaban Palermo Hollywood. Bueno, dije, si eso es Hollywood, esto es Palermo Soho. Me olvidé, pero al tiempo todo el mundo empezó a llamarla así", agrega. Y no fue su único aporte al lenguaje popular, cuando hacía publicidad acuñó frases como No va a andar y una que hizo célebre a Raúl Alfonsín y que Schussheim imaginó especialmente para el líder radical: No pudimos, no quisimos, no supimos...
"Esto de dar espectáculos en casas particulares tiene una historia que comenzó alrededor de 1960, cuando la productora Inés Quesada representó ¡Help Valentino! en un conventillo, con los recién llegados Carlos Perciavalle, Antonio Gasalla, Edda Díaz y Nora Blay.
-¿Lo conoció?
-Me invitaron, lo recuerdo como si fuera hoy. Uno subía dos pisos por la escalera, atravesaba un patio y cada dos por tres uno se encontraba con un inquilino en pijama buscando el baño. Volvía a bajar tres escalones más y entraba en el teatro: una habitación de 5x5 con almohadones en el piso y un sillón Berger contra una de las paredes donde, el día que fui, estaba sentado nada menos que Manucho Mujica Lainez.
-¿Donde comenzó a cantar?
-Es una historia larga que empieza en el coro de la Facultad de Ingeniería. Sigue cuando con Marcos Mundstock, integramos el célebre I Musicisti, que sería la base de Les Luthiers. Luego, en 1969, los lunes, cuando con Marikena Monti y Jorge de la Vega actuabamos en el Di Tella. Canté por última vez hace 18 años. Y era hora de volver.
-¿Qué puede contar del Jorge Schussheim publicista?
-Yo era muy amigo de Pedro Orgambide, que era un buen redactor publicitario y trabajaba en Yuste Publicidad. A veces lo iba a visitar y él me explicaba algunas cosas. Una noche estábamos en la casa de Miguel Brascó, comiendo una colita a la pimienta con batatas cuando el publicista Carlos Méndez Mosquera me dijo que andaba buscando un buen redactor publicitario. Entonces yo, sin tener mucha conciencia de lo que hacía, le dije: Pues ya lo tiene, ¡soy yo! Algo debió ver Méndez Mosquera en mí, porque en vez de echarse a reír me dijo muy serio: Venga el lunes a la agencia y le tomamos una prueba. Y así fue como comencé mi carrera como redactor publicitario.
-¿Alguna campaña memorable?
-Debo haber escrito unas 10.000 piezas, aunque creo que las mejores fueron las que terminaron en el cesto de papeles. De todos modos quiero aclarar algo. Todos los años se dan premios a la creatividad publicitaria y no creo que esté mal, pero lo que no entiendo es por qué no se dan premios a lo que es la razón de ser de la publicidad: el éxito comercial, vender más. En 1984, la agencia donde trabajaba tenía las cuentas de varias bebidas exitosas, pero había una de un licor dulce de la que nadie hablaba. Como a mí me gustaba y la convidaba a mis amigos cuando venían a mi casa, quería hacer algo para aumentar sus ventas. Pero la agencia no quería darme ni un peso. Finalmente, después de mucho hablar, conseguí que me asignaran un pequeño presupuesto.
-¿Cómo se llamaba el licor?
-Espere hasta el final, vale la pena. Por esa época, varias actrices muy conocidas se pusieron de novias con jóvenes a los que doblaban en edad: Susana Giménez, Nacha Guevara, Gabriela Acher. En el corto, aparece Tini de Bucourt vestida con la casaca del pijama de un actor muy joven, aparentemente su novio. El le muerde la mano y ella le dice con una voz muy sexy, estúpido. El le responde en el mismo tono, estúpida, entonces en medio de los dos aparece la botella de Tía María. El aviso terminaba proponiendo una suerte de revolución: tomarlo en vasos de trago largo, con hielo, soda y limón, en vez de las clásicas copitas de licor. Tía María vendía 6000 cajas. Cuando comenzó a proyectarse el corto (en un solo canal) pasó a vender 100.000 ¡Eso es una campaña exitosa! ¿No cree?
-¿Algo para recordar?
-A esta altura de la vida me gustan las cosas sencillas, lo que antes me parecía imprescindible ya no lo es. Con menos se puede hacer más, algo así como la vida ideal. El arquitecto Mies van der Rohe decía Comenzar sin necesidad de esperanzas, proseguir sin necesidad de éxitos; ¿le gusta?
Juan Moreira
Con Pedro Orgambide teníamos un proyecto, un musical que se llamaba La vuelta de Juan Moreira. El había escrito el texto y yo las canciones. Durante cinco años recorrimos todos los teatros de Buenos Aires y alrededores ofreciéndolo. Yo tocaba la guitarra y cantaba, mientras Pedro actuaba y bailaba. Pero no conseguimos entusiasmar a nadie. Hasta que, finalmente, la gente del teatro Del Centro se jugó, la presentamos con el nombre de Juan Moreira Supershow y fue un éxito.