Para colmo, la taquilla no acompaña
Cifras: los 32 estrenos nacionales del año fueron vistos por 4.100.000 personas, y las perspectivas para 1999 son muy desalentadoras.
El conflicto presupuestario. El conflicto del Festival de Mar del Plata. El conflicto de la distribución de films. El conflicto del Oscar... Evidentemente, 1998 no quedará en el recuerdo como un año tranquilo, ni mucho menos optimista, para el cine argentino.
Tras un primer período (enero-julio) durante el cual la producción se mantuvo en un nivel normal y el público respondió aceptablemente a la catarata de estrenos nacionales, a partir de agosto todos los indicadores cayeron en picada.
A los recortes presupuestarios y al consiguiente caos financiero que vaciaron las arcas del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) se le sumó una caída generalizada en la asistencia de público, que encontró a las películas argentinas como principales víctimas.
Pero si las estadísticas de 1998 (4.100.000 espectadores para 32 estrenos nacionales) permiten hablar de un año digno en comparación con las cifras de temporadas anteriores, lo cierto es que el caudal de lanzamientos refleja el muy importante nivel de producción registrado en 1997.
El gran interrogante, entonces, pasa por lo que ocurrirá durante 1999, ya que, más allá de que pueda estrenarse el remanente de lo filmado en 1997 y los primeros meses de 1998, promete ser uno de los años más deprimentes de los últimos tiempos.
A juzgar por los recortes presupuestarios previstos (que rondan los 30 millones de pesos) y el escasísimo movimiento que se ha registrado en los últimos meses, las perspectivas para el año próximo indican pocos rodajes y lanzamientos.
Además, como la televisión no ha financiado ningún proyecto en los últimos tiempos y tampoco han filmado los directores más taquilleros (Marcelo Piñeyro, Eduardo Mignogna, Adolfo Aristarain), es muy probable que durante 1999 no se produzcan éxitos significativos como los de "Un argentino en New York", "Comodines", "Dibu, la película" y "La furia", todas producciones que superaron la barrera del millón de espectadores.
Una temporada contradictoria
Los números permiten sacar algunas conclusiones positivas dentro de un panorama tan desalentador como el que vive la industria del cine en estos últimos meses del año.
En principio, de los 32 estrenos que se produjeron durante esta temporada, 9 correspondieron a directores debutantes. Aunque sólo dos ("Cohen vs. Rosi" y "Pizza, birra, faso") superaron los 100.000 espectadores, en proporción las operas primas tuvieron mejor repercusión que los films de cineastas experimentados.
Entre los aspectos más negativos debe consignarse el hecho de que 26 de los 32 lanzamientos fueron vistos por menos de 100.000 personas y que 13 ni siquiera superaron los 10.000 espectadores.
Otro dato significativo es que los 8 títulos argentinos más vistos durante los dos últimos años han sido coproducidos por la televisión.
El film más popular de este selecto grupo de favoritos nacionales ha sido "Un argentino en New York" (1.634.702 espectadores) y el que menos público congregó fue "El faro" (445.008 entradas vendidas").
Lo más llamativo es que, si se toman las estadísticas de este año, el título local más visto no producido por la televisión fue "El desvío", con apenas 108.984 personas. Incluso, cabe consignar que los protagonistas de esta película de Horacio Maldonado son jóvenes surgidos en la pantalla chica, como Gastón Pauls, Nancy Dupláa y Pablo Echarri.
Por lo tanto, hay que remitirse a los números de 1997 para encontrar en "Martín (Hache)", la película de Adolfo Aristarain que convocó a 380.000 espectadores, al único verdadero éxito extratelevisivo de los últimos tiempos.
En el otro extremo del gran despliegue promocional aparece "Pizza, birra, faso", la explosiva opera prima de Adrián Caetano y Bruno Stagnaro que silenciosamente se ganó el respeto de los festivales internacionales, la crítica local y el público (101.709 entradas). Es más, si se hace la relación costo-beneficio, esta más que austera historia de marginales porteños resultó, por lejos, la más rentable del año. Un éxito modesto, pero a todas luces auspicioso.