Palito Ortega y Evangelina Salazar: la boda televisada que paralizó al país
La primera vez que la joven actriz Evangelina Salazar estuvo vestida de novia, blanca y radiante, frente al ya popular cantante Ramón "Palito" Ortega, la historia de amor terminó mal. Era el año 1965 y ambos estaban filmando la película de Enrique Carreras Mi primera novia. En ella, el personaje de Palito -Tito- veía cómo su antigua novia, Elvira -interpretada por Salazar, con tan solo 18 años- se unía en casamiento con otro hombre.
Pero la desgarradora escena final de Mi primera novia, que rompió los corazones de los miles de espectadores que poblaron las salas de cine de entonces, se revertiría con creces en la vida real.
Dos años más tarde de aquel desencuentro en el set, un 3 de marzo de 1967, en la majestuosa Abadía de San Benito de Palermo, el tímido cantante tucumano de origen humilde se casaba con la actriz porteña de sonrisa dulce y mirada triste que nunca había tenido otro novio que Palito, su primer y único gran amor.
Claro que aquel no fue un casamiento cualquiera. Él había alcanzado un punto altísimo de popularidad a partir de su trabajo en El Club del Clan -un envío televisivo donde muchachos y muchachas se dedicaban a cantar y bailar- y ella venía con una ascendente carrera como actriz después de haber trabajado en la exitosa telecomedia Señoritas alumnas, en el año 1962.
Un casamiento a la medida de dos estrellas
Semejantes estrellas que, a pesar de su bajo perfil, habían entablado un noviazgo ultra popular que comenzó casualmente en la filmación de Mi primera novia, necesitaban contar con un casamiento a la medida de su estrellato. Y eso fue justamente lo que tuvieron.
El popular programa televisivo de entonces, Sábados Circulares, conducido por Nicolás "Pipo" Mancera se hizo cargo de una transmisión especial de la boda, con cámaras que no perdieron detalle de la ceremonia en la iglesia.
Ni de la previa: la emisión televisiva comenzaba con Palito Ortega en una habitación vistiéndose y afeitándose para la boda y con Evangelina, también en un recinto privado, mientras era maquillada y peinada.
Con la música de fondo del popular tema de Ortega Tengo el corazón contento, en la continuidad de la transmisión se veía llegar Palito a la abadía, ubicada en la calle Villanueva al 900. Un Pipo Mancera con tono solemne iba relatando las alternativas del ingreso de los contrayentes al sagrado recinto -ella llegó del brazo de su tío y padrino Antonio Andó- hasta que ambos quedaron frente al padre Lorenzo Molinero, el abad primado de San Benito, que sería quien los casaría.
El feliz momento en que ambas estrellas del espectáculo dieron el emotivo sí, cerca de las 10 de la noche, transmitido en vivo y en directo, mantuvo a toda la Argentina paralizada. Además de la multitud de gente que anegaba el templo donde se produjo el casamiento -la salida de la iglesia fue un verdadero caos de apretujones al son del Aleluya-, la boda, que fue la primera televisada en el país, fue vista por el 82 por ciento de los argentinos que contaban entonces con un televisor en su casa.
El país no habló de otra cosa
En tiempos donde no se medía el rating, es complicado calcular la cantidad de personas -tal vez millones- que vieron en directo la boda de la que hoy se cumplen 53 años, pero es seguro que la noche de ese viernes 3 de marzo y por los siguientes días la gente no hablara de otra cosa más que de la ceremonia televisada del enlace entre Salazar y Ortega, Evangelina y Palito.
"Siempre tuve ganas de volver a casarme, porque el día que lo hicimos era tal la cantidad de gente y el bullicio que no lo pude disfrutar. No escuchaba nada, dije 'sí' porque me hicieron señas", recordó el cantante en 2007, en el programa de Susana Giménez, donde dio a entender que no estuvo tan a gusto con la multitud que presenció uno de los momentos más importantes de su vida.
Ambos artistas se habían casado por civil el 27 de febrero de ese mismo año en el Registro Civil de la calle Arcos al 1900. Como dato curioso, volviendo a la ceremonia en la Abadía, se puede sumar que el padrino de bodas de Palito Ortega fue nada menos que el jockey uruguayo Irineo Leguizamo.
La luna de miel fue en Acapulco y en el sur de los Estados Unidos. Al llegar a Buenos Aires, Palito voló hacia España para filmar una película junto a Rocío Durcal, y Evangelina se embarcó en el que sería el éxito más grande de su carrera: Jacinta Pichimahuida.
Al cumplir 50 años de bodas, en 2017, Palito y Evangelina fueron a renovar su pacto de amor a Roma, con una ceremonia que ofició el Papa Francisco. Hoy, la pareja, una de las más longevas y queridas del espectáculo criollo, tiene seis hijos -la mayoría de ellos dedicados al espectáculo-, y siete nietos.
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