Pablo Culell: "La TV no murió, en todo caso está mutando"
Mano derecha de Sebastián Ortega, el productor de Viudas recorre los múltiples desafíos que enfrenta la pantalla chica local
Si la TV argentina fuera Game of Thrones, Pablo Culell sería la Mano del Rey, esa figura de extrema confianza y necesidad para cualquier monarca. Culell es desde hace años el "vice alma máter" de Underground, la productora fundada por Sebastián Ortega. Ambos cultivan un perfil bajo, pero para muchos Culell (que es director de producción y contenidos) aporta la pata más popular, mundana y terrenal de la empresa.
Se crió en "el campo" (en Pergamino), pero su ADN es eminentemente urbano. Suele vérselo, y mucho, por las butacas de los teatros de la avenida Corrientes. Y también por los del circuito off. Se recibió de periodista, mejor dicho, de Licenciado en Comunicación Social, en la Universidad del Salvador pero la producción televisiva fue su metier desde el vamos. Pasó por El Trece (allá por la época de Montaña rusa) y luego selló para siempre su alianza con Ortega, primero en Ideas del Sur (con Los Roldán y Tumberos) y desde 2006, en Underground. Guiones, castings, prensa, marketing, nuevos negocios, producción, ventas al exterior y rating. Todo eso confluye en su cabeza y en su siempre prolija y menuda figura.
-Arranquemos con Viudas e hijos del rock and roll. ¿Creés que ya se sacó de encima el mote de "continuación de Graduados"?
-Debo confesarte que en lo personal no viví nunca esa mirada del medio como una carga. Para mí cualquier referencia que hagan a Graduados es un elogio, es uno de esos programas que marcaron una época, como Pelito, Clave de sol, Grande Pá o Montaña rusa. Dicho esto, creo que se trata de dos ficciones muy distintas. Que comparten cierto espíritu, sí, pero porque en definitiva todo autor o creador está contando siempre el mismo cuento de distintas formas. A Sebastián lo recorre e identifica mucho esta cosa de la nostalgia, esa suerte de adolescencia tardía y perdida que se puede rastrear a través de la música, los amigos, el amor... Pero insisto, los recursos son distintos, en Graduados, por ejemplo, los flashbacks funcionaban como representativos de una época, acá sirven siempre en torno al conflicto. Lo mismo el tono, Viudas se permite ser mucho más sarcástica, sobre todo con respecto a esa clase alta y ricachona que representan los personajes de Verónica Llinás y Luis Machín.
-En este último tiempo varios productores de ficción, como Gastón Portal y Cris Morena, volvieron a hablar de la muerte de la TV. ¿Coincidís?
-Me parece que es una idea demasiado absoluta como para coincidir sin más. Sí es evidente que han cambiado las formas en que la gente ve ficción y que lo más probable es que en un tiempo muy cercano dejen de emitirse, al menos en aire, este tipo de contenidos. Vamos a una televisión en donde cada vez habrá menos ficciones (o quedarán sólo las muy populares y "simples") y donde se trabajará mucho con el vivo, el big show, los magazines, los ciclos de información... La televisión no murió, en todo caso está mutando, porque las propias audiencias así lo exigen. La gente sigue amando a las ficciones y sus figuras pero ya no quiere atarse a un día y horario determinado.
-Y, sin embargo, la TV sigue ofreciendo ese modelo...
-Es que yo estoy hablando de una tendencia. Hoy en día, de diez personas que se me acercan para hablar de la tira, cinco me dicen que no la ven de forma tradicional. El encendido de la tele abierta bajó muchísimo, casi 20 puntos en una década. Hoy hacer 20 puntos de rating con una ficción es una proeza.
-¿Los concursos estatales están viendo esta realidad? ¿No se hace mucho y se ve poco?
-Lo que sucede es que hacer ficción es realmente muy caro. Lo único que puede llegar a ser rentable hoy es la tira diaria y por una razón muy sencilla: a más capítulos, más posibilidad de recupero vía publicidad. Unitarios se pueden llegar a hacer por una cuestión de prestigio o para contar determinadas historias pero no son viables desde el punto de vista económico. Y es ahí donde los subsidios juegan un papel clave. Para mí son muy importantes, no sólo generan trabajo (y ayudan a sostener la industria) sino que también producen variedad. Yo estoy convencido de que no todas las ficciones tienen que ser populares. Es como el cine, tiene que existir una película como Relatos salvajes y también una como Mauro. Respecto de la calidad, ése es otro cantar. Buena y mala TV vamos a hacer toda la vida, nadie tiene comprado el talento ni la creatividad. Lo que sí creo es que cuanto más opciones haya, más posibilidad de lograr esas buenas ficciones que todos queremos ver habrá.
-¿La TV perdió a Damián Szifron para siempre?
-No creo, es un tipo muy joven y tremendamente creativo y creo que al final se logró amigar un poco con los tiempos de la TV que lo hicieron sufrir mucho. Yo lo conozco desde los albores de El Trece y doy fe que para él fue todo un tema entrar al sistema de producción televisiva. Ojalá vuelva a deleitarnos con algunas de sus creaciones. No te olvides que no hace tanto hemos tenido a Campanella con El hombre de tu vida y mucho antes a Caetano en Tumberos. Todo puede suceder.
-¿Faltan figuras convocantes en la ficción?
-Creo que sólo existen en la medida en que la historia o el personaje genere una atracción en el público. Una figura te puede servir per se sólo los primeros días de una novela pero después, si el producto es malo, el boca a boca te liquida.
-¿No hace falta cierto recambio?
-Sí, pero también es responsabilidad nuestra generarlo. A nosotros nos gusta sorprender con los protagonistas: cuando se hizo Lalola, Carla Peterson no era la figura que es hoy. Lo mismo Luciano Castro. O Mike Amigorena en Los Pells. Daniel Hendler en Graduados y Paola Barrientos en Viudas también fueron una sorpresa. Ahora hay una generación de 40 años que ha copado el prime time pero sin duda que hay figuras en la nueva camada de actores, como Chino Darín, Nico Francella, China Suárez, Lali Espósito... Van a ser los protagonistas del futuro cercano.
Fanático de las series
"Six Feet Under es una obra maestra de la televisión mundial, mi favorita de siempre. Segunda, House of Cards: me fascinó el planteo de política y medios que hace. La originalidad, además, de que haya sido producida para la Web la convierte en especial. Y tercera, Mad Men, por el registro de época y por la forma en que están tratados sus personajes. En las tres se repite un mismo patrón: excelente historia, muy buen casting y gran realización. En ese orden, creo que son las tres categorías sagradas de la ficción", dice.
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