Otros objetos voladores

Entre las cosas que se ven en el cielo, un barrilete con su corbata flotante sea quizás un grato y colorido ejemplo de uno de los más antiguos anhelos del hombre: volar. Y -entre subidas y bajadas- también fue punto de partida para innumerables pruebas y bocetos con la idea de surcar los cielos y hasta deambular por el espacio sideral.

No hace mucho, de vacaciones por el Caribe, el argentino Pablo Gal (diseñador industrial, además) observó cómo una especie de gran barrilete arrastraba a un joven sobre esquíes acuáticos. La postal le interesó tanto que se largó a investigar sobre el tema en la Argentina, aprendió a remontarlos, empezó a diseñar barriletes acrobáticos y así entró en contacto con la agrupación Batoco (síntesis de Barriletes a toda Costa), dedicada al vuelo y la construcción de cometas desde hace 7 años. Después se reunió con otro grupo llamado Alto Vuelo y poco a poco fue internándose en el mundo de los barriletes o cometas; no paró hasta llegar a diseñarlos.

"Empecé asesorándolos en forma externa y un año después ya era parte del área comercial de Alto Vuelo, pequeña empresa que factura cifras importantes", explica Gal. En los últimos dos años han comercializado más de 5000 unidades que vuelan por los cielos de diversos continentes. "Trabajamos mucho en la difusión de esta actividad, organizamos festivales y exhibiciones de este deporte, que exige una gran destreza física y psíquica por parte del piloto", se ufana el diseñador industrial, que se puede ver los fines de semana, muy sonriente, controlando su cometa en el Paseo de la Costa Vito Dumas, Vicente López, justo entre el hipermercado y el Río de la Plata. En el cielo, coreografías y, abajo, señores concentrados pendientes de un hilo.

A unos metros, Raúl Ambrosetti, integrante de Batoco, no descuida el barrilete del que se asume piloto y explica que se reúnen "todos los domingos, a la mañana, en el Paseo de la Costa, y una vez por año nos juntamos en una playa de la costa atlántica para hacer la Barrileteada Desorganizada de Batoco". Un fin de semana de playa, asado, mates y barriletes. Además, han creado un foro permanente de discusión e intercambio de experiencias, novedades e información sobre todo lo que usted quiso saber sobre el barrilete, pero temía preguntar. Esperan en batoco.typepad.com/fotos/plano3.html .

No sólo para los pájaros

Con pilotos de entre 12 y 90 años, el barrilete no es sólo un objeto volador susceptible de ser controlado para configurar invisibles diseños celestiales: también es un activo motor de protesta pacífica. De hecho, en Buenos Aires y alrededores han sido puestos entre las nubes decenas de barriletes protestones, como las reuniones antitabaquistas en las inmediaciones del hospital Garrahan.

Los hilos de los barriletes han sido comandados por el hombre con diversos fines: mensajería (determinados colores formaban parte de un código establecido), defensa (en la Segunda Guerra Mundial, los ingleses los elevaban a determinada altura y con hilos de acero despedazaban las alas de los aviones alemanes); también para arrastrar embarcaciones y remontar seres humanos y objetos varios. Un par de siglos atrás, Benjamín Franklin los usaba para demostrar algunos de sus experimentos; además, como entretenimiento, claro.

Para empezar a volar, nada como los barriletes masivos, de plástico, sin muchas pretensiones: pueden ser estáticos (con una sola línea de mando) o acrobáticos (con dos líneas de control). Más adelante, cuando la destreza autorice, esperan los modelos deportivos, que pueden estar en el grupo de los acrobáticos o bien entre los de tracción; es decir, para ser utilizados en combinación con deportes sobre tierra, agua y nieve.

Después, sí, ya será el turno de sumarse a un equipo de vuelo acrobático como El Fabuloso Team, formado en enero de 2000 como un grupo dentro de Batoco. Se trata del primer equipo de vuelo de cometas comandadas de nuestro país, que logró competir en el encuentro mundial de la especialidad en Berck sur Mer, Francia, en abril de 2004.

Uno de sus integrantes es LAlo Loescher (sí, con mayúscula las dos primeras letras), que indica: "En los trabajos de preparación incluimos el diseño de una cometa para soportar vientos de hasta 45 kilómetros por hora, y la composición, el aprendizaje y la práctica de una rutina técnica y otra de ballet (con Primavera porteña, de Astor Piazzolla)". Más datos en Elfabulosoteam@yahoo.com.ar.

El hilo tenso

Cada tanto
necesito
jugar
con lo invisible;
sentir
en mis manos
el hilo
tenso,
templado...,
la cuerda
de una guitarra,
la caña
de pescar
tendida,
el barrilete
en el viento.

Hilo
eléctrico,
sagrado...
que me hace
vibrar
con los sonidos,
sacar otra vida
de las profundidades
y, en un papel,
encontrar
mis alas.

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