Esta ficción asiática de la década de 1980 fue un suceso global y su impacto cultural perdura en varios países hasta la actualidad
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Una pequeña niña japonesa camina arduamente en medio de una tormenta de nieve para llegar a su casa. Mucha gente alrededor del mundo recuerda esta icónica escena televisiva de la década de 1980. Formaba parte del drama Oshin, que fue un éxito no solo en su país de origen, Japón, sino también en más de 60 países.
Mucho antes de la llegada de los dramas coreanos y películas como Crazy Rich Asians, fue un fenómeno raro y sin precedentes: un éxito mundial asiático. A muchos les encantó la historia de Oshin, una niña que creció en la pobreza extrema en una zona rural de Japón a principios del siglo XX.
A pesar de sufrir numerosas tragedias personales, persevera y finalmente se convierte en la exitosa jefa de una cadena de supermercados. Hubo un renovado interés en la serie después de que su guionista, Sugako Hashida, una de las escritoras de televisión más exitosas de Japón y destinataria de la Orden de la Cultura, muriera en abril de un linfoma a la edad de 95 años.
En las últimas semanas, fanáticos de todo el mundo rindieron un nostálgico homenaje a la obra en las redes sociales.
Acclaimed Japanese scriptwriter Sugako Hashida, best known for the popular 1980s television series Oshin, has died of lymphoma. She was 95. RIP 🙏
— mary (@maryazizi1) April 6, 2021
Has anyone here watched Oshin?
I have so many memories of childhood when my family watched it. #sugakohashida #oshin pic.twitter.com/CjhpniNOUf
Un espectador de Sri Lanka tuiteó un cálido recuerdo de cuando miraba Oshin de niño, acurrucado en el regazo de su madre. En China, los usuarios de la plataforma de microblogging Weibo recordaron cómo el drama los introdujo en el mundo del entretenimiento japonés.
Uno comentó: “El programa realmente me conmovió. Todavía puedo tararear el tema musical de la serie”. En Taiwán, la muerte de Hashida se informó como noticia de última hora, y el diario China Times la describió como un “tesoro nacional”.
Como una ensalada vigorizante
Oshin debutó en abril de 1983 y era una típica asadora (”drama matutino”), como se conocía a las series familiares protagonizadas por mujeres que se emitían por la mañana y estaban dirigidas a las amas de casa. Pero rápidamente se convirtió en un gran éxito en Japón, que en ese momento estaba en medio de una “burbuja económica”.
La cruda historia de pobreza que relata su historia fue un “contrapeso” muy bienvenido a la “ostentación, el exceso y el consumo” de esa época, escribió un periodista japonés. ”Como una vigorizante ensalada verde que se sirve para equilibrar las ricas salsas de un plato principal pesado”, describió.
Oshin se convirtió en una exportación global exitosa gracias a sus valores universales de “amor, sacrificio, resistencia y perdón”, le dijo a la BBC Arvind Singhal, profesor de comunicación en la Universidad de Texas, en El Paso.
La protagonista atraía a la gente por su fuerza y tenacidad frente a las dificultades. Desde que fue vendida por una bolsa de arroz cuando era niña, hasta la pérdida de su hijo en la Segunda Guerra Mundial y de su esposo por suicidio, Oshin nunca se desesperó.
“La historia de Oshin nos enseñó que no importa lo difícil que sea tu vida, ser valiente puede ayudarnos a superarla”, señaló a la BBC una fan de Hong Kong de unos 70 años, conocida como la Sra. Wong.
Las mujeres eran quienes más se identificaban con ella. Temas como “las tensiones entre la nuera y la suegra, así como las presiones para continuar la línea familiar, resonaron ampliamente”, indicó Yuen Shu Min, del departamento de estudios japoneses de la Universidad Nacional de Singapur.
Mucho de eso se debió al talento para escribir de Hashida. Era conocida por sus agudas observaciones sobre la vida familiar en los numerosos dramas televisivos que escribió, especialmente cuando se trataba de relaciones femeninas.
En una entrevista de 2018, Hashida contó que para Oshin se inspiró parcialmente en sus primeros encuentros con su suegra, con quien tuvo una relación tensa. ”Cuando cocinaba, mi suegra se quejaba de que era demasiado soso. Si le explicaba la necesidad de reducir el consumo de sal, ella se quejaba a la familia de que su nueva nuera le contestaba. Me sorprendió que tratar de explicar algo se tomara como insolencia”, reveló la autora.
La vida de la protagonista como mujer trabajadora también se hizo eco de la propia historia de Hashida. Después de la Segunda Guerra Mundial, se unió a un importante estudio cinematográfico como guionista, pero renunció cuando la compañía intentó convertirla en secretaria. Finalmente tuvo éxito como guionista de televisión después de años de rechazos.
En un artículo de 2019, que escribió para el periódico Nikkei Shimbun, la autora dijo que Oshin se inspiró en la historia de “todas las mujeres en Japón que sobrevivieron años de dificultades”.
“Oshíndrome”
Desde Vietnam hasta Perú, la obsesión mundial por este programa fue tal en la década de 1980 que tuvo un nombre: el “Síndrome O”, u “Oshíndrome”.
“Oshin despertó las emociones de la audiencia a una escala que ninguna otra serie de televisión había logrado antes... una especie de fiebre ‘Oshin’ arrasó en todo el mundo”, dijo Singhal, y agregó que el impacto del programa fue “profundo”.
En Tailandia, se reportó que las reuniones de gabinete se reprogramaban para que no chocaran con la transmisión de episodios. Un diario de Bangkok también vio aumentar su circulación en un 70% después de publicar una sinopsis semanal del programa.
En Hong Kong, su legado se conserva en la forma de Oshin House, una cadena minorista que vende bocadillos de Japón. Su fundador había dicho que operaba su negocio con “el espíritu de Oshin”: ser duro y trabajador.
Al día de hoy, los residentes de la ciudad utilizan regularmente la letra de la versión cantonesa del tema principal -”el karma es tu oponente, nunca te rindas”-, como una cita inspiradora. Y en Irán, una palabra del programa, “tanakura”, llegó a ser adoptada en el idioma persa.
Inspirándose en el éxito de Oshin para crear un puesto de ropa, los iraníes llamaron a sus mercados de segunda mano “bazares tanakura” en honor a su apellido, Tanokura. El nombre quedó y hoy la ropa de segunda mano se conoce simplemente como tanakura.
En Vietnam, algunos todavía usan el título del programa como una palabra para llamar a las empleadas domésticas, en referencia al primer trabajo de la heroína de la serie. En Hanoi, todo un vecindario donde viven mucho personal doméstico y niñeras se conoce como la “comuna de Oshin”.
En Ghana, “sufrir como Oshin” se convirtió en una frase común para describir a quienes atraviesan dificultades.
La imagen de los japoneses
Algunos incluso argumentaron que Oshin ayudó a revertir los sentimientos antijaponeses después de su brutal ocupación de algunos países del sudeste asiático durante la Segunda Guerra Mundial. Los espectadores en Tailandia e Indonesia, por ejemplo, cambiaron “drásticamente” sus puntos de vista sobre los japoneses “de sangre fría” después de ver la serie, afirmó Singhal.
Una fan de Singapur, llamada Kit Ow, recordó haber visto el programa religiosamente cuando era niña con su madre, pero no con su abuela. ”Mis abuelos se negaron a verlo; la guerra estaba demasiado fresca en sus mentes”, contó la mujer, que ahora tiene casi 40 años. ”Pero los de mi generación no teníamos ese tipo de ira contra Japón, y creo que Oshin contribuyó positivamente a eso. El programa hizo que los japoneses parecieran menos enemigos”, agregó.
Y si bien pasaron casi cuatro décadas desde el estreno de la serie, los fanáticos como la Sra. Wong de Hong Kong creen que la historia inspiradora es atemporal. Su ciudad, por ejemplo, se encuentra ahora en una “posición difícil” tras las protestas callejeras y los desafíos del Covid-19, y podría beneficiarse de las lecciones del programa, aseguró.
“Creo que la gente de hoy en día, especialmente la gente joven, debería recordar y aprender de Oshin. Enfrenta tus problemas de frente, no hay nada que no se pueda resolver”, resaltó.
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