Oscar 2023: Ricardo Darín y Santiago Mitre esperan confiados la ceremonia de esta noche: “Es un orgullo haber llegado hasta acá”
Hablaron con LA NACION en la víspera de la ceremonia y dijeron que más allá del resultado de hoy el objetivo que se fijaron al hacer la película está plenamente cumplido
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LOS ANGELES.- Un enorme cartel promocional de Argentina, 1985 se destaca en medio de la sinuosa e inconfundible geografía del Sunset Strip, una de las áreas que mejor identifica a la capital mundial del entretenimiento. Quienes manejan por allí encuentran a cada paso inmensos letreros con anuncios de estrenos recientes o, como en este caso, películas nominadas al Oscar 2023, cuyos ganadores se conocerán este domingo.
El de Argentina, 1985 llamaría especialmente la atención de cualquier compatriota porque no tiene la característica imagen de los afiches difundidos en nuestro país, con el protagonismo excluyente de los rostros de Ricardo Darín y Peter Lanzani arriba del título de la película. El que se ve aquí en un lugar estratégico del Sunset Boulevard muestra en cambio al equipo completo de la fiscalía encargada de presentar la acusación contra los jefes militares de la última dictadura en el histórico Juicio a las Juntas.
Hay una línea directa entre la letra de ese enorme cartel y el espíritu de la nominación al Oscar internacional de Argentina, 1985, representado en las palabras que Darín y el director de la película, Santiago Mitre, compartieron con LA NACION en la tarde del sábado, apenas 24 horas antes de la ceremonia que pone el broche final de un extraordinario recorrido local e internacional.
También aquí, dos de los principales artífices del film (Mitre, además de dirigir, escribió el guión con Mariano Llinás y Darín es uno de los productores) ratificaron una de las ideas fuerza del viaje de la película por el mundo: el espíritu colectivo con el que se concibió la película y el constante fervor expresado por parte de ese equipo en las distintas etapas de la travesía.
“Lo que más me gusta es que estamos aquí acompañados por mucha gente talentosa que hizo la película y con la que vengo trabajando desde hace muchísimos años. Mi cábala es estar siempre cerca de ellos”, le cuenta Mitre a LA NACION en el elegantísimo hotel de West Hollywood que sirvió de cabecera para varias de las actividades del equipo de Argentina, 1985 en estos días previos al Oscar.
“Tenemos que agregar a nuestros seres queridos –completa Darín- que también nos vienen acompañando a lo largo de todos estos meses. Nos hemos movido por el mundo junto a ellos, acompañándonos entre nosotros y agradeciendo a esta película toda la generosidad que tuvo con nosotros. Y con un plus, lo que generó en la audiencia argentina. Venimos del Mundial, de alguna manera triunfalista, y eso le pone una carga que no sé si estamos capacitados para aceptarla”.
Florencia Bas, esposa de Darín, estuvo junto al actor en varios momentos clave del exitoso recorrido del film, desde el primer paso en el Festival de Venecia, allá por septiembre de 2022. Dolores Fonzi, la pareja de Mitre, hizo lo propio. Las dos están también aquí en Los Angeles compartiendo las horas previas del Oscar junto a una nutrida delegación. Los cuatro estarán sentados en el Teatro Dolby cuando a las 17.30 hora local (las 21.30 de Buenos Aires) se ponga en marcha la ceremonia número 95 de la historia del Oscar, conducida por Jimmy Kimmel y transmitida en directo a nuestro país a través de la señal TNT y la plataforma de streaming HBO Max.
También tienen un lugar asegurado en la sala todos los productores llegados especialmente a esta ciudad: Agustina Llambí Campbell, Santiago Carabante, Federico Posternak, Cindy Teperman, Victoria Alonso y Axel Kuschevatzky, estos dos últimos afincados en Los Angeles. Otros miembros del equipo técnico y artístico que están en Los Angeles, como el director de fotografía Javier Juliá, la directora de arte Micaela Saiegh y la directora de casting Mariana Mitre (hermana del realizador) seguirán la ceremonia desde el exclusivo restaurante Tatel de Beverly Hills, entre cuyos dueños está el tenista español Rafael Nadal. El encuentro organizado por Amazon (en cuya plataforma de streaming la película está disponible) contará con la presencia de muchos invitados como nuestras compatriotas Eva de Dominici y Bárbara Lombardo, el actor Edward James Olmos y el ex futbolista español Iker Casillas.
Argentina, 1985 cuenta este año la primera nominación para el cine nacional desde 2014, cuando Relatos salvajes compitió en la misma categoría. Junto a la película de Mitre aspiran al premio la alemana Sin novedad en el frente, la belga Close, la polaca EO y la irlandesa The Quiet Girl. Casi sin excepciones, los expertos en premios de Hollywood y los medios especializados destacan en este rubro el amplio favoritismo que mantiene hasta el final la producción germana, detrás de la cual asoma todo el poderío de Netflix.
Pero al mismo tiempo todos saben que el Oscar internacional es una de las categorías que con más frecuencia desmiente los pronósticos y siempre abre la puerta de posibles sorpresas. Ajenos a cualquier especulación, al final de una larguísima temporada de premios que le dio a Argentina, 1985 un reconocimiento internacional pocas veces visto en los últimos tiempos a una película hecha en nuestro país, Mitre y Darín sienten sobre todo la satisfacción del deber cumplido.
“Este es un momento muy raro. Ricardo ya lo vivió varias veces, pero para mí es la primera. Todos lo vivimos como una celebración y un motivo de orgullo. Haber llegado hasta acá, con el reconocimiento enorme que tuvo la película, nos llena de alegría. Este domingo, suceda lo que suceda, no nos importa. Lo que más nos enorgullece es el recorrido que tuvo la película y la manera en que logró comunicarse con públicos de todo el mundo”, cuenta Mitre a LA NACION a propósito del momento que todos los argentinos aguardan con la máxima expectativa. Hasta anoche nadie en la delegación argentina sabía en qué momento se anunciará el premio a la mejor película internacional y quién será la figura encargada de proclamar al ganador de ese Oscar.
“En lo personal estoy tranquilo. Todo lo que teníamos que hacer, nuestro trabajo y el post-trabajo, que fue acompañar a la película en muchos lugares del mundo, lo hicimos con mucha dedicación y mucho entusiasmo. Y también con mucha sorpresa, porque de a poco empezamos a darnos cuenta hasta qué punto nuestra película empezaba a ser abrazada en distintas sociedades y por distintos motivos, más allá de lo cinematográfico”, dice Darín. “Además de lo cinematográfico”, corrige risueñamente Mitre.
Más que pensar o hablar de lo que pueda ocurrir este domingo en el Teatro Dolby, a Darín y a Mitre les interesa compartir todo lo que significó para el equipo de Argentina, 1985 (todo el tiempo los dos destacan el trabajo en equipo) la larga travesía por distintas muestras, festivales y competencias cinematográficas que hizo la película.
“Eso que todos dicen, que la nuestra es una película importante, nosotros lo percibimos no solo en nuestro país sino en muchos lugares del mundo. Desde la primera vez que la exhibimos en el Festival de Venecia, luego en San Sebastián y desde allí a otros lugares, el camino fue muy largo y muy lindo. Y la reacción que tuvo en la Argentina fue impresionante, sobrecogedora emocionante. No me alcanzan los adjetivos”, destaca Mitre.
El director de Argentina, 1985 acepta que la nuestra es una sociedad tan futbolera que hasta la posibilidad de un Oscar internacional (la tercera después de La historia oficial y El secreto de sus ojos) se lee desde hace tiempo en diversos ámbitos con una perspectiva de continuidad con el triunfo en el Mundial de Qatar.
“El cine no es fútbol –señala Mitre- y esta película se va a seguir viendo siempre. Nos ayuda a la construcción de la memoria sobre este hecho en particular, el Juicio a las Juntas, y sobre la dictadura. Todo lo que significó la lucha por recuperar la democracia y a favor de los derechos humanos. Esta nominación es importante y el premio seguramente también, pero más importante para nosotros fue haber hecho esta película”.
¿Es realmente el Oscar el final de un largo camino o puede llegar a significar también un nuevo comienzo para la película?, pregunta LA NACION. “Es el final –responde Mitre con una amplia sonrisa-. Y estoy muy contento de que sea así. Estamos desde septiembre sin parar, monotemáticos, hablando una y otra vez de las mismas cosas”.
Darín agrega que en ese sentido el compromiso se duplica. “No solo por el trabajo en sí mismo, sino porque después tenés que contar cómo lo hiciste. Y en qué te basaste. Cuando uno se plantea este tipo de proyectos no tiene una mirada de alcance sobre los finales. Lo que queríamos es que la historia que contamos fuese valorada, aceptada y abrazada por la audiencia. Y eso lo conseguimos”, agrega.
“Es tan difícil hacer una película. Y esta la hicimos además en medio del Covid, así que no podíamos pensar más allá”, dice Mitre. “El primer objetivo –completa Darín- fue ver si la podíamos hacer”. “Nosotros el partido ya lo jugamos el año pasado”, apunta Mitre en el final. “Ahora está en manos de otras personas”, cierra Darín.
Esta conversación se produjo casi a la misma hora en que volvía la luz a todo el complejo ubicado en inmediaciones del Teatro Dolby, afectado durante un par de horas por un apagón generalizado que también se extendió a algunas áreas vecinas. Se produjeron demoras en la entrega de credenciales y otros aspectos del complejo dispositivo armado por la Academia de Hollywood, pero los ensayos de la ceremonia de mañana nunca se vieron alterados.
El episodio pasó inadvertido por completo en el encuentro que congregó en la tarde del sábado a la delegación de Argentina, 1985 con algunos medios de habla hispana, del que también participaron el cónsul general de la Argentina, Rubén Caro, y sus colaboradores Ana Saino y Sergio Rojo, encargados de los asuntos culturales. No pasaron inadvertidas otras presencias, como la del actor Alejo García Pintos y el productor Javier Braier. Pasó también a saludar Iván de Pineda, que desde hace algunos días se encuentra en Los Angeles por compromisos relacionados con su profesión de modelo.
Antes de este inoportuno corte de energía lo único que llamó la atención de los visitantes en las proximidades del lugar por el que van a ingresar en pocas horas más al Teatro Dolby los invitados del Oscar 95 fue la presencia de un hombre mayor, vestido a la antigua con una gran galera y un saco propio de las películas de Maurice Chevalier. A quien quisiera escucharlo el hombre se detenía entre los pocos imitadores de famosos que insisten en moverse por Hollywood en estos días y le mostraba un curioso cartel: “Devuelvan la alfombra roja”. A algunos parece que no les gusta el tono champagne que tendrá este domingo uno de los elementos más característicos de la historia y la vida del Oscar.
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