Orquestas de señoritas que no hacen del tango una cuestión de género
Sciammarella es un sexteto multinacional ideado por una científica, y Mistango, un quinteto consagrado a Piazzolla
Hasta hace 20 años, si una orquesta o grupo de tango estaban integrados solo por mujeres, tenían en la cuestión de género algo para llamar la atención. Un atractivo especial y extramusical. Esto fue así desde los conjuntos que en la década del veinte encabezaron la bandoneonista Paquita Bernardo (lo singular era ella misma al frente de una agrupación, no el resto de sus grupos, integrados por hombres) hasta los surgidos durante toda la década del noventa: Tanguistas, Tangueras, Tanguísimas, Tangomaría, Las Mareadas, Tangacha o Muñeca Brava fueron algunos de ellos.
Entre las actuales formaciones se puede nombrar a China Cruel, Mistango y Sciammarella Tango, pero al menos en el caso de las dos últimas no media en el proyecto una cuestión de género.
"Sería muy machista pensar que ser un grupo solo integrado por mujeres es un plus", cuenta la cantante Rowina Casey, que encabeza el proyecto piazzolliano Mistango.
"En nuestro caso, ser todas mujeres de distintos países fue una casualidad y puede ser parte de una estadística porque son cada vez más las mujeres que tocan tango, lo mismo que los extranjeros", señala Denise Sciammarella, cantante de su propio proyecto. Esa coincidencia es un condimento de la realidad del tango, que va tratando de aggiornarse y que busca nuevas vías para no repetirse indefinidamente. Lejos de ser una limitación, es una oportunidad para transitar caminos que otras orquestas no han transitado", aclara Sciammarella.
Aquellos tangos inéditos
Denise hizo convivir el canto con la ciencia. Estudió canto de chica y participó en varias formaciones corales. Estudio Física y se fue a Francia con su doctorado. Regresó luego de diez años con un proyecto académico de investigación y un árbol genealógico que si bien no estaba totalmente decodificado, la apasionó lo suficiente como para rastrear la música inédita de un pariente lejano, pero muy conocido en el tango: Rodolfo Sciammarella.
Cuando se hizo un plenario en la Academia Nacional de Tango para homenajear al compositor, la convocaron. Así fue como decidió armar un grupo, que ahora integran Cindy Harcha (Chile), Hanel Yeon (Corea del Sur), Shino Ohnaga (Japón), Mariana Atamás (Ucrania) y Geraldina Carnicina (Argentina).
Pasado mañana, la formación abrirá la temporada de la sala Torcuato Tasso (Defensa 1575) con un espectáculo que pasará por distintos momentos de su historia de casi cinco años: la música inédita de Sciammarella y de otros autores que recopiló Denise, cada vez que dejó el laboratorio para seguir despuntando en la música el vicio de investigadora, y otros proyectos que fueron apareciendo en el camino. Por ejemplo, un repertorio que pronto llegará al disco con tangos que hablan de Francia (especialmente de París) y el trabajo bilingüe con el actor francés Bruno Robert, que se especializa en disciplinas como el burlesque.
Quizás más adelante el grupo se embarque en un proyecto de tango nómada. "La multiplicidad cultural que tenemos alimenta proyectos como estos, para explorar el modo como el tango fue echando raíces en otros países. Hay un libro con una recopilación de ensayos fantástica que habla del derrotero del tango por el mundo. Creo que todo es una casualidad providencial", resume.
Piazzolla on my mind
En 2000, Rowina Casey lideraba una banda de britpop llamada Bristol. Pero el tango sabe esperar. Muchos años después, mientras preparaba un repertorio junto a una pianista sintió que le faltaba una voz hispanohablante. Estaban Mina, Michel Legrand, Kurt Weil y Bertolt Brecht. Y la memoria emotiva la llevó a Piazzolla. Ese fue el primer paso de Mistango. Al poco tiempo fue llegando el resto de sus socias en esta aventura. Actualmente el proyecto incluye a Lucía Herrera (violín), Julia Peralta (bandoneón), Marisa Hurtado (contrabajo) y Leda Torres (piano).
Con adaptaciones de Juan Alberto Pugliano, el año pasado publicaron Sens Unique, un disco dedicado a la obra menos conocida de Piazzolla. Si bien hay algunos títulos más transitados ("Milonga de la anunciación", "Vuelvo al Sur" y "Balada para mi muerte"), Mistango apunta a esa obra menos interpretada, a esas piezas que escribió con letras de Carriere y Le Forestier.
"Me encontré con una obra que me maravilló -asegura Rowina-. Todo lo que buscaba la música de Piazzolla lo tenía: la riqueza de la música clásica, el lirismo de la italiana, el drama de la alemana y la sensualidad de la francesa. Creo que nuestro sello es especializarnos en la obra de Ástor. Lo femenino fue solo por casualidad y por afinidad".
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