Omara Portuondo. "Todos nacemos para ser artistas; eso viene con cada uno"
La estrella cubana viene con la gira despedida del Buena Vista Social Club, que se presenta en el Gran Rex
Yo hubiera querido ser pintora y hubiera querido también ser escritora. Pero lo que hago es cantar. Todos los seres humanos nacemos para algo. A mí la madre naturaleza me dio esa condición. Y por eso estoy aquí", dice la sabia mulata de 84 años, la novia del filin cubano, la mujer que cautivó al mundo con su voz en el proyecto Buena Vista Social Club. Omara Portuondo parece una mujer enamorada todo el tiempo. Es sencilla. Habla con infinita ternura y se mueve con gestos delicados. Su cuerpo es menudo y su mirada intensa como la de una mujer que ha vivido muchas vidas. Su voz es el fruto de un oído musical privilegiado y un sentimiento de la vieja escuela. "Tuve la suerte de conocer a muchos maestros de la trova que aprendieron de la vida porque no estudiaron música. Ellos tenían ese sentimiento que la música necesita", cuenta, como si fuera una fórmula artística, mientras se acomoda su pelo mota y lo modela a tientas, como si fuera una escultura.
Hace un mes que está de gira y Omara extraña el sol de Cuba. "¿Ves que estoy demasiado blanca?, quiero volver a Cuba para estar más negra", comenta con picardía. Este regreso a Buenos Aires por la gira despedida del Buena Vista Social Club, con el que se presentarán hoy y pasado mañana en el Gran Rex, le trae sólo buenos recuerdos. "Mi padre siempre me hablaba de lo que pasaba en la Argentina. Tenía gran cariño por la cultura de acá. Estaba bien informado y siempre me contaba de su música y la sensibilidad de este pueblo. Por eso, cuando vine por primera vez estaba tan emocionada".
-¿Cuándo fue eso?
-Cuando estaba terminando el primer gobierno de Perón. Vinimos con el cuarteto D'Aida y conocimos a Troilo.
–¿Cómo fue ese encuentro?
–Trabajamos juntos en una boite llamada King en la 9 de Julio. Él tocaba con su grupo y después tocábamos nosotros. No pude olvidarme nunca de esa visita porque conocer a Troilo era como conocer el país entero en música. Siempre me quedé con ganas de aprender a bailar el tango. ¿Qué te parece sí tú me enseñas a bailar el tango y yo te enseño a bailar rumba?
Hasta que el mundo la conoció a través del primer disco del Buena Vista Social Club (1997), producido por Ry Cooder, que reunía a leyendas de la música cubana como Compay Segundo, Ibrahim Ferrer y Elíades Ochoa, seguido por el boom de la película que filmó Win Wenders, Omara ya era una de las personalidades más importantes de la música cubana. Los arreglos vocales del Cuarteto D’Aida, donde cantaba junto a su hermana Haydeé, Elena Burke y Moraima Secada, que marcaron una época. Su paso por el Tropicana le generó admiradores como Nat King Cole. También fue una de las musas vocales de la generación del filin cubano (un género que mezclaba el jazz con la trova), donde estaban músicos y autores como César Portillo de la Luz, Frank Emilio y José Antonio Méndez. Y sin quererlo, en la década del cuarenta, fue una de las primeras cantantes en salir de Cuba para una gira de seis meses por Estados Unidos contratada por el mismo manager del boxeador Joe Louis. "Fijate todo lo que viví hasta que grabé en el Buena Vista. Yo tuve la suerte de conocer a tremendas figuras que los que están conmigo en el Buena Vista hoy no conocieron. Conozco a los de antes y a los de ahora, porque ellos nacieron posterior a la edad de piedra. Yo nací antes", dice, y corona la frase con una sonrisa pícara.
–¿Cómo se lleva con la edad?
–Yo sentimentalmente en mi cabeza tengo quince años. No siento los años. No me preocupa eso. Lo que tenga que ser será. Es la naturaleza de la vida.
–Al escuchar su repertorio da la sensación de que siempre terminó cantando la historia de amor de sus padres.
–¡Sí! Es que tuve una infancia tan linda y unos padres maravillosos. La mezcla de las razas se dio en nuestra familia. Mi madre es hija de españoles y nace en La Habana. Mi padre nació en Santiago de Cuba, como hijo de una esclava que tenía un militar español. Mis padres empezaron a conocerse desde niños sin saber de colores o posiciones sociales. Cuando a mi madre la quieren llevar a México para casarla con un primo para que no se pierda la herencia, ella se vuelve a Cuba y se escapa con mi padre. La familia la desheredó. No teníamos muchas veces para comer, pero qué lindo fue. Dinero nada, pero sí mucho amor. Ésa es la mejor historia que tengo para cantar adentro mío.
–El bolero "Veinte años" también parece marcar su vida.
–A los cuatro años me la enseñó mi padre y me dijo que iba a ser la mejor cantante. Nací con oído musical y mi padre alentaba todo eso. Después esa canción la escuchaba en la radio cuando volvía de la escuela por la trovadora María Teresa Vera. El día que me llamaron del Buena Vista, Compay Segundo me dijo si podíamos hacer ese tema juntos y ya ve usted todo lo que pasó. La naturaleza es prodigiosa. Todos nacemos con la posibilidad de ser artistas. Esa condición nace con cada uno. La misma vida es la que me trajo hasta aquí.
–¿Qué tiene que tener una canción para que la elija?
–Que a la hora de armonizarla y cantarla tú sientas que te estás llenando de vida. Es siempre lo mismo cuando canto un bolero, la rumba o la guaracha.Me encanta la música toda. No sé si recuerda al Che Guevara que le gustaba mucho "Mi Buenos Aires querido" [se pone a cantar con voz melodiosa: "Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver"]. Esa línea melódica y armónica es increíble, no tiene nada que envidiarle a ninguna música del mundo. En Cuba también tenemos música tremenda. Lo básico es do, re, mi, fa, sol, la, si, do, pero con esas siete notas tú puedes hacer cantidad de cosas. Ése es el tesoro de la música.
–¿Las historias de las letras son fundamentales en su estilo?
–Ahí viene mi problema. Me meto tanto dentro de la canción que me termino emocionando mucho y hasta me puedo llegar a olvidar la letra. Es como si estuviera viviendo la canción. Lo bueno es que al saber bailar rumba y cha cha cha tengo el ritmo adentro incorporado. Es un don que agradezco. Me da gusto haber nacido para hacer esto que amo. La música es mi cielo, tierra, mar y sol: es importantísima para toda la humanidad. Lo mismo que te da alegría y tristeza, lo mismo que puedes transpirar cuando bailas. Es una cosa tremenda.
–¿Es verdad que ésta será una despedida del Buena Vista?
–Los dueños de este proyecto dicen que es un adiós, pero yo espero que estén locos. Nosotros vamos a seguir, porque para eso vinimos al mundo.
La gira
Originales: de la agrupación original que surgió tras el fenómeno del Buena Vista Social Club y lleva girando casi veinte años integran la orquesta Barbarito Torres, Guajiro Mirabal, Eliádes Ochoa y Omara Portuondo.
Preparación: a Omara Portuondo le gusta visitar los teatros vacíos. Conocer el escenario antes de los shows. Hacer estiramientos y flexiones con su cuerpo en los camarines. Pero nunca calienta su voz.
Canciones: "El carretero", "Veinte años", "Chan-chan", "El cuarto de Tula", "Como fue", "Lágrimas negras", sonarán en esta despedida, hoy y pasado mañana en el Gran Rex.
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