El clásico de Radiohead fue elegido por la revista Q como el más importante del último cuarto de siglo; un análisis profundo sobre un disco escapista
Además de ser el más reconocido de la banda y el más emblemático de su carrera, OK Computer funciona como el más profético de todos los trabajos de Radiohead. Muchos de sus temas nos hablan de la desconexión cotidiana y el aislamiento del entorno, dos de las obsesiones de Thom Yorke y compañía que se agudizarían, justamente, por obra y gracia de la recepción que tuvo este disco. Más allá de haber sido elegido casi unánimemente como el mejor de 1997, OK Computer es, por sobre todas las cosas, un disco sobre el escapismo (como casi todos los discos de Radiohead). Y si hablamos de escapismo, el primer tema a mencionar es de "The Tourist", suerte de coda del álbum, compuesto por Jonny Greenwood. Si bien éste alude más a la inconciencia en el proceder cotidiano y la poca atención que le prestamos a vivir disfrutando por sobre vivir a secas ("Not living, just killing time" cantaría Thom en "True Love Waits"), el sentimiento que parece sobrevolarlo es la fobia de convivir en un mundo donde el hombre no se detiene a pensar y está completamente removido de lo que sucede a su alrededor: "Sometimes I get overcharged, that’s when you see sparks". Para poder hablar de esto, Greenwood se puso en actitud contemplativa, como si estuviera sentado en una plaza mirando a la gente ir y venir, casi como si él no formara parte del cuadro. De igual manera, "Karma Police", independientemente del mensaje sobre el "Fridge Buzz", sobre las radios que no están en sintonía, sobre esa misma inconexión, vuelve a ese hombre sentado que ve pasar las cosas sin poder aprehenderlas y asumiendo una derrota temporal: "For a minute there, I lost myself".
Otro cuadro es pintado en el disco y es el de la vida suburbana perfectamente concebida de "No surprises". Aquí el concepto de escapismo está trabajado, fundamentalmente, desde los coros. Lo que en la literatura funcionaría como una oración parentética – generalmente reducida al segundo plano del significado – aquí Radiohead lo hilvana con el mensaje principal en el momento culmine de la canción. De este modo, el "No alarms and no surprises" se vincula en armonía con el "Let me out of here, please". ¿Esto que implica? Acaso que el pedido de escape, al haber sido reducido a un segundo nivel (el de los coros, para muchos imperceptible e inatendible) es lo que menos pesa en el mensaje general. La domesticación pudo haberle ganado a las ganas de escaparle a ésta.
Asimismo, en una sociedad dominada por la tecnología y reducida a intercambios autómatas ("A handshake of carbon monoxide"), Yorke tiene ganas de huir de la única forma posible: con alas. En "Let Down", no pide sino que ratifica que "One day I am gonna grow wings". Entonces, ¿dónde está la respuesta? ¿Cómo se encuentra uno mismo en un ámbito donde todo nos resulta ajeno? De la manera más bella posible, análoga a esa lullaby que es "No Surprises", Thom, en los coros, nos dice "You know where you are"; nos asegura que todo estará bien si conocemos lo esencial, aquel motor que, en esa sociedad que fomenta la desconexión, hay que seguir operando para no sucumbir a ella.
Algo similar sucede en el B-side del disco, el bello "Lull" concebido por Ed O’Brien donde, además de aludir a un hombre que contempla (otra vez la contemplación) y se adapta a un amor idealizado (un poco a la manera de la posterior "All I Need" de In Rainbows) se menciona ese estado de tedio, de aburrimiento, de estancamiento, donde Yorke canta sobre "The stress and the tension" pero, sobre todo, acerca de cómo no hay nada más aburrido que hablar acerca de uno mismo de manera constante. Paradójicamente, sería eso lo que habría de hacer una vez que el considerado como mejor álbum de la banda explotara en el mundo entero.
Sí, claro. OK Computer tiene esa mirada obsesiva de Thom sobre las conductas humanas, como en "Paranoid Android" logra resumir toda una postura con tres palabras: "Gucci Little Piggy". Si, claro. OK Computer revisita el miedo de Yorke a los autos ("Airbag") y habla del amor como desesperación ("Climbing up the Walls") y del amor como salvación (esa suerte que puede cambiar en "Lucky"). Sí, claro. OK Computer fue, es y será todo eso. Pero ante todas las cosas, es un disco que se escapa del conformismo y que, en esa suerte de decálogo que es "Fitter Happier", describe una vida ordenada que da miedo. Porque nadie quiere convertirse en un cerdito, encerrado en una jaula, bajo el efecto de los antibióticos. Pero todos sí, alguna vez, hemos deseado que nos crezcan alas. OK Computer, trece años después, sigue mirando a la libertad de frente.
Por Milagros Amondaray
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