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Diciembre 4. Estadio Luna Park, Buenos Aires.
Voz de terciopelo, magnetismo y canciones intimistas: un fenómeno que trasciende el jazz y el country, en su memorable llegada a Buenos Aires.
Tiene una voz de terciopelo y una mezcla de timidez y seducción que son simplemente irresistibles. Claro, además canta como los dioses, toca muy bien el piano; sus canciones intimistas tienen un aire atemporal (en realidad, parecen surgidas de la era dorada de los cantantes-compositores a comienzos de los 70); y su banda inspirada, justa, con un sonido climático y pleno de silencios, crea el espacio ideal para que Norah despliegue su magia. Una magia capaz de convertir el escenario del Luna Park, habitualmente frío e indómito, en un living pleno de calidez y ambiente hogareño.
La inesperada presencia de Jesse Harris como número de apertura preparó el camino. Bien recibido a pesar de ser desconocido en la Argentina, este cantante –una especie de James Taylor versión 2004–, interpretó sólo con su guitarra una serie de canciones folk confesionales, entre ellas algunas que compuso para el primer álbum de la Jones, como "Don’t Know Why" y "I’ve Got to See You Again".
Norah desplegó un repertorio compuesto fundamentalmente por temas de sus dos álbumes, Come Away with Me y Feels Like Home , y no sorprende ver cómo muchos, como "What I Am To You" y "Come Away" son recibidos con exclamaciones a la primera frase, como si fueran verdaderos clásicos.
El origen de Jones es el jazz y esto queda de manifiesto en el swing y en la amplitud armónica de su música, así como también en las personales versiones de "I Don’t Miss You at All" (Ellington) y "The Nearness of You" (Hoagy Carmichael). Pero su estilo es, cada vez más, un folk-rock con aromas de country, blues y gospel, o si lo prefieren, americana .
La banda, su banda, merece un capítulo aparte: la base del contrabajista Lee Alexander y el batero Andrew Borger es pura sutileza rítmica; la cantante Ruth Oda, sentida e impecable; y se destacan especialmente los guitarristas, Adam Levy y el recién llegado Robbie McIntosh (Pretenders, Paul McCartney), que se complementan a la perfección, coloreando la música con una paleta de tonos pastel, diferentes instrumentos y abudante uso de slide .
Como en la mayoría de sus canciones utiliza tempos medios o lentos, Jones recurre a un par de covers para animar las cosas sobre el final: "Ooh Las Vegas", del legendario Gram Parsons, y "Life’s a Carnival" de sus idolatrados The Band, que suenan, también, como un oportuno guiño sobre sus influencias. Para celebrar.
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