Parte de la crew de raperos Wu-Tang Clan llegó desde Nueva York para dar cátedra de lírica marcial y flow en la Argentina.
El rap criollo llegó a Obras. Por eso, ni más ni menos, la escena de hip hop nacional tuvo su duelo de colosos -el pasado sábado 23- en la "catedral del rock", dirían los ortodoxos. Allí, ante mil atentos aprendices, una cuarta parte de la histórica crew nacida en Staten Island (Nueva York), Wu Tang Clan, adaptó al castellano las enseñanzas de su flow marcial.
Como introducción, y con los sonidos de Kung-Fu al fondo, la morena belleza de Emme esbozó ante el micrófono: "El hip hop sedujo Argentina". Y así fue. Un solo tema en versión sound system sobre las bandejas de Nico Cota alcanzó para darle cabida a las rimas hight-quality de Leeva (alias de Legendario Valentino Spinetta) que, acompañado por Derek (ex Sindicato) y DJ Saga (ex Geo Rama), revalidó la salud del género en "After-hour".
¿Faltó Dante? No importa. Desde el público, Leo García y Fidel Nadal vieron como en acción a la crew más pro del Oeste del GBA: Sudamétrica arrasó el tablado con el beat-box precario de Sandoval, la honesta promesa de González Catán con... ¡scratch vocal! Y llegó Mustafá Yoda, autocoronado Campeón de Freestyle Argentino, para describir en rimas chungas pero reales a los ranchos de esta parte del planeta. Tras esa cátedra de hip hop con origen en Fuerte Apache, los locales Bad Boy Orange y Tommy Jacobs atacaron con beats bailables desde las bandejas. Pero la gente había llegado para otra cosa y no movió mucho sus llantas.
Alzaron las manos en ritual rapero. Subió el Wu-Tang Barracuda, maestro de la ceremonia, y le limpió las tablas para prepararle el terreno a Salah Edin, el primer rapero islámico del clan, que dejó sus rimas hebreas sobre el cypher. Acto seguido escupió su style, como en un combate de rimas, Cilvarigz (A.K.A. Killah Beez), gérmen y ahijado musical del gurú y productor de la crew, Rza, el ausente y productor de la banda sonora de los dos volúmenes de Kill Bill, dirigida por Quentin Tarantino.
Sobre las bases exterminantes de DJ Sueside se paró Raekwon: el Wu-tang de perfil bajo (noveno en la nómina del clan). "El rap es universal", agitó el negro pulcro y presentó los mejores tracks de su último material discográfico: The Lex Diamond Story. Y, antes de terminar un set extra large (comenzó a la 1.10 y terminó a las 3 de la madrugada) dijo: "El hip hop y el R&B son como hermano y hermana" y se atrevió a invitar a la novia de Leeva, Alicia. Una Daniela Herrero mash up Divina Gloria que, después de los insultos, metió un falsete exagerado pero olímpico, en versión a capella, de su homónima Keys. Y mientras el público se quedaba con las mandíbulas abajo, Rae finiquitó este primer round de la Killah Nightz.
La sentencia fue mortal: "Vinimos a la Argentina para matar a Carlos Menem", dijo Rae con su lírica explícita. Y sus becarios nativos juntaron los pulgares y extendieron los dedos para formar... ¿la paloma de la paz? No, señores. La doble v de Wu-Tang Clan.
[Criticá el show de Wu-Tang Clan]
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