“No quiero desnudarme”: las exconejitas de PlayBoy cuentan el lado oscuro de la mansión
Revelaron detalles de las noches con Hugh Hefner y hasta aseguraron que hubo consumo de drogas; “Me negué a besarlo y me dio un beso húmedo”, denunció una de ellas; la docuserie que destapó el escándalo
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“No quiero desnudarme, no quiero ser una playmate”, respondió de manera tajante Lisa Guerrero cuando la llamaron para ser parte de la familia de Playboy. Tenía 19 años y no le interesaba convertirse en una diva erótica en las páginas de la famosa revista. Sin embargo, lograron convencerla de que fuera modelo de trajes de baño. Era una opción. Había sido modelo, porrista y quería convertirse en una destacada periodista deportiva.
“Entonces me contrataron y, de hecho, me promovieron a la agencia de modelos de Playboy. Y parte de esa experiencia era que todos los viernes por la noche tenía que ir a la Mansión Playboy y asistir a las proyecciones de las películas y a las fiestas que se organizaban. Nunca había tomado alcohol hasta ese entonces. Era muy ingenua, muy inocente. Y en la mansión Playboy conocí a Hugh Hefner (el creador de la marca) .
“Y él intentó besarme. Yo le di vuelta a la cara y ahí me dio un beso en la mejilla. Pero un beso húmedo y me pareció una cosa muy desagradable. Traté de alejarme, busqué la forma de no tener que trabajar con Playboy porque me sentía muy incómoda. Finalmente me fui y luego mi carrera como periodista siguió creciendo”, recuerda Lisa Guerrero, que luego decidió aventurarse a posar desnuda y ahora es parte de la segunda temporada de Secretos de Playboy, la docuserie de ocho episodios en los que ella participó como presentadora sacando los trapos sucios de la franquicia del erotismo, el estilo, las letras y el entretenimiento.
La producción se estrena los domingos, con dos episodios, por el canal de televisión A &, a las 23. Hugh Hefner vuelve a ser el villano de esta historia de un imperio que revive casos de abusos, manipulación y explotación de algunas de las mujeres que hicieron parte de ese imperio mediático y cómo esas dolorosas experiencias configuraron un efecto dominó aún hoy en la vida de las víctimas. Lisa Guerrero se reencuentra con ese contexto.
En 2006 aceptó aparecer en las páginas de la revista cuando la despidieron del programa deportivo Monday Night Football, de la cadena ABC. “Yo tenía casi 40 años. Me di cuenta de que en lugar de usar a las mujeres de la forma en que Playboy lo hacía habitualmente, se me presentaba la oportunidad de que yo usara a Playboy para que mi carrera avanzara. Sabía que era un gran riesgo”, contó.
“Pensé que si jugaba mis cartas podría lograr el sueño de trabajar para un programa de noticias, al estilo de Inside Edition, y ellos escucharon y ahora llevo 17 años como periodista. Creo que fui más inteligente que Playboy”, comenta. Ella no sintió el impacto negativo en su vida, pero ahora con la serie documental se encontró con el drama de otras modelos que no corrieron con la misma suerte.
Sondra Theodore, quien fue la novia de Hugh Hefner entre 1976 y 1981 y Miss Julio 1977 en la revista, dijo que ser parte de la vida de Hefner la afectó cuando años después fue madre. El espiral de problemas de adicción y explotación reaparece también en esta temporada con el recuerdo de Shallan Meiers, quien ingresó a Playboy cuando tenía 20 años. Recuerda en la producción que “posar desnuda por primera vez fue aterrador”. “En cierto modo eras el producto”, comenta en un episodio.
Mientras que Shauna Sand (portada de Playboy en 1996) y esposa del actor Lorenzo Lamas, también cuenta que al tener su tercera hija, Hefner la invitó a posar desnuda. Ella decidió darse un poco de aire y comenzó a salir mucho. “Luego, esta noche en particular Hef me dio Quaalude (droga conocida como metacualona). Había tomado demasiadas margaritas. Y recuerdo que me bajé de la limusina, caminaba hacia la puerta de la mansión Playboy y literalmente me caí. Y mis rodillas estaban sangrando. Y fui y me quedé en la casa de mi amiga Priscilla (otra playmate). No fui a casa. No llamé a Lorenzo”, narra en su impactante confesión frente a las cámaras.
“Descubrí a través de las entrevistas que muchas mujeres jóvenes que llegaban a Los Ángeles para ser actrices o para ser modelos se transformaban en parte del universo Playboy. Eran muy jovencitas. 17, 18, 19 años. Y no tenían la madurez para realmente poder leer los contratos adecuadamente, ni tampoco poder controlar lo que las rodeaba”, reconoce Lisa Guerrero.
La periodista recalca que existe una doble moral acerca de lo que es Playboy. “Está bien que los hombres compren la revista o la vean en línea, pero no es lo mismo para las chicas, que si aparecen en ella, en algunos casos, pagan un alto precio o las hacen sentir como unas desvergonzadas. Se las hace sentir que son malas personas por decidir aprovecharse de su propia sexualidad, para sentirse empoderadas con su feminidad o su sensualidad. Y eso debería ser algo positivo. Como le pasó a Michelle Manhart, que estaba en la Fuerza Aérea. Era sargento y posó para la revista y la sacaron del ejército. Sin embargo, vendieron las revistas de Playboy en cada base militar del país. Entonces los militares estaban ganando dinero y ella perdió su carrera”.
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