Nivel-X, 25 años después: así están hoy Lionel Campoy y Natalia Dim, sus conductores
En las tardes del extinto Magic Kids, el programa revelaba trucos para consolas y mostraba las primeras páginas web; anécdotas, amistad y torneos Daytona, en una charla con LA NACION
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Mientras que hoy, en 2021, la tendencia parece ser ver a Ibai Llanos y a Rubius jugando videojuegos en línea, y los canales de YouTube están colmados de gamers que enseñan cómo pasar un nivel o desbloquear algún truco, hace casi 25 años atrás, en 1997, un programa de cable de Argentina se convertía en un fenómeno de culto para las primeras generaciones que tenían en sus manos un SEGA, la PlayStation 1 o el Nintendo 64.
Nivel X fue el gran programa de videojuegos para los chicos de los 90, y a pesar de su abrupto final junto al cierre de Magic Kids en diciembre de 2005, el programa y sus conductores, Lionel Campoy y Natalia Dim, aún siguen siendo recordados por todos sus fanáticos. O acaso, ¿Quién no recuerda frases como: “Esto ha sido todo por hoy y espero que les haya gustadoooo, ¡chau!”?
“Tengo vívidos recuerdos, pero también ese tiempo me sigue remitiendo al presente porque a pesar de que terminó el formato de Magic, nosotros seguimos haciendo cosas vinculadas al programa durante todo este tiempo”, explicó Natalia Dim, histórica conductora del programa, en diálogo con LA NACION. Su compañero de aventuras, Lionel Campoy (también recordado por su personaje Boby Goma en el histórico VideoMatch) admite que aún hoy sigue sorprendido por el recuerdo que genera Nivel X: “Era un programa infantil ¡y de cable! Pero con Nati recibimos todo el tiempo mensajes del estilo ‘Yo por culpa de ustedes me dedico a los videojuegos y a la tecnología’. ¡Es increíble y está buenísimo eso!”.
Un grupo de WhatsApp y una amistad sin límites
Es que, a pesar del paso de los años, ambos presentadores siguen siendo amigos, a tal punto que junto a algunos camarógrafos y productores tienen un grupo de WhatsApp donde hablan todos los días. ¿El nombre del grupo? “¡Eh!... Nivel X “. “Es lo que nos gritaba la gente cuando estábamos grabando en la calle y eran copetes de como tres minutos, entonces cuando se escuchaba el ‘¡Eh!... Nivel X’ nos queríamos matar porque teníamos que empezar otra vez”, cuenta Lionel.
Esa fraternidad forjada al frente de la lente de la cámara evolucionó, como era de esperar, en una amistad. “Hay muchos momentos compartidos, muchas horas, y fuimos creciendo, y se fueron casando y fueron naciendo chicos, entonces quedamos como seis familias conectadas. Casi no tengo grupos de WhatsApp, tengo tres como mucho y el de Nivel X es el más activo”.
Las vueltas de la vida hicieron que ambos siguieran ligados al programa, desde asistir a eventos de videojuegos y anime, hasta revivir el formato del programa hace unos años junto a una compañía de celulares. “Cuando creció la generación que nos miraba, el fanatismo que sostenían terminó convirtiendo el programa en un lugar de culto. Con el paso de los años y yendo a eventos, vimos que los chiques no eran tan chiques ya, pero que habíamos sido importantes para ellos”, rememora Natalia.
Las comparaciones suelen ser odiosas, pero parece difícil ignorar las similitudes de los informes de Nivel X con lo que hoy es uno de los pasatiempos favoritos de los niños: ver videos de gente jugando videojuegos en Twitch y YouTube.
Natalia no es ajena a eso y lo recuerda día a día con sus hijos: “Es un karma para mí. Vivo con la Play de fondo y escuchando youtubers, es un remake de mi vida todo el tiempo. A mis hijos les digo que no inventaron nada, porque escucho ciertas frases inclusive que son iguales a las de Nivel X; no creo que lo hayan visto y las estén copiando, pero se creó una especie de memoria colectiva en el ámbito de los gamers. Hay latiguillos que me resuenan, como ‘Espero que les haya gustado’. Esas eran típicas de nuestro programa, arrancan y cierran nuestros informes como lo hacían nuestros especialistas en los videojuegos”.
¿Había trucos de cámara? ¿O todo se grababa de un tirón? Lionel revela el detrás de escena de aquellos años, donde la computadora era incipiente y tener Internet, un milagro. “En aquel momento, con Walter, el camarógrafo histórico del programa, las capturas que hacíamos donde recomendaba páginas de Internet no eran capturas en realidad; lo que hacíamos era poner la Betacam delante del monitor. Hay veces que aparecía mi dedo, porque yo señalaba y terminaba metiéndolo para marcar algo… imaginate eso, a lo que estamos hablando hoy, y no pasó tanto tiempo realmente”, agrega Lionel.
¡Action!
El inicio de 2020, justo antes del inicio de la pandemia, los reunió junto a un grupo de fanáticos en el bar temático El Destello, donde revivieron el recordado torneo de Daytona. “El torneo que hicimos hace poco en el bar El Destello fue tremendo porque los que participaron en 2020 fueron los mismos que lo hicieron en 98. No dejamos de sorprendernos de lo que significó para esa generación todo eso, ese espíritu que quedó impregnado en la memoria. Ese fue un encuentro particular, veíamos caras conocidas y era porque habían ganado un torneo y habían llegado lejos en varios”, contó Natalia antes de bromear: “Me quedé re contenta porque todos me decían que estaba igual que hace 15 años”.
Es que los torneos de Daytona, el famoso simulador de autos de carrera, fueron otro clásico del programa. No solo era participar sino también salir en la TV, algo inusual si se mira desde esta era, donde las pantallas reinan y los influencers afloran.
Fue en la primera de esas competencias, allá lejos en el tiempo, donde descubrieron su popularidad. “Este sábado en Monroe y Arribeños, documento nacional de identidad en mano, no vale fotocopias, el torneo de Daytona”, recita Lionel el spot publicitario que tantas veces repitió, luego sigue: “Lo habremos pasado como mucho una vez por día, pero ese sábado fueron 500 pibes más las familias. Nos superó… no lo podíamos hacer, obviamente, porque éramos el camarógrafo, Nati, un productor y yo. ¿Cómo vas a organizar a 700 personas en un fichín?”. “Igual me acuerdo de que al principio hicimos un sorteo de una consola con cinco sobres en una urna, era tristísimo”, recuerda Natalia.
Con el final de Nivel X, las carreras de Lionel y la de Natalia tomaron distintos caminos. Él siguió trabajando en televisión en varias tiras de ficción, además de hacer obras infantiles con su propia productora. Ella, sin embargo, se alejó de la televisión: “Tengo un taller de diseño sustentable de objetos; los hacemos con materiales nobles que impacten poco en el medio ambiente. Todo surgió entre la maternidad y querer seguir teniendo mis proyectos, en paralelo de la docencia. Mi hermano y mi cuñada son diseñadores industriales, entonces me puse a laburar con ellos en la parte de producción y comunicación”.
“Pude abocarme a eso porque hubo Nivel X”, aclara Natalia antes de desarrollar: “Me dejaban producir notas, y eso me dio un timing y una relación con los otros, que me sirvió de aprendizaje”. Una vez apagado el grabador demuestra que la televisión sigue en sus venas: “¿Vas a necesitar fotos para la nota no?, ahora pido algunas y te las mando… ¿viste? Sigo siendo productora”.
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