En el Movistar Arena, más de 11.000 personas presenciaron el show de la cantante de “Wapo traketero”; Wos, su novio Trueno y Emiliano Brancciari y Denis Ramos, de No Te Va Gustar, invitados al show
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Una gran noche la que vivió Nicki Nicole este domingo. En el Movistar Arena, en el ciclo gratuito Movistar Fri Music, la cantante rosarina brindó un show soberbio, plagado de hits y de matices y ante la mirada atenta de decenas de famosos que llegaron para el pre show, disfrutaron del recital y, algunos, los más privilegiados, se quedaron al post show en el que Nicki bailó con su novio Trueno, con su mamá y sus hermanos y compartió su felicidad con su equipo de trabajo y amigos más cercanos.
Después de tirar la “bomba” de que se va de eltrece, Marcelo Tinelli cumplió con su palabra y, tal como había quedado con los organizadores, acudió al Arena para disfrutar de la previa y del recital, en compañía de su hijo Lorenzo. También estuvo presente Nicole Neumann, quien fue con sus tres hijas y la actriz Julieta Nair Calvo, preocupada por el horario del comienzo del concierto, ya que debía volver rápidamente a su casa para amamantar a su pequeño hijo, Valentino.
Esteban Lamothe, Migue Granados, Bebe Contepomi y Diego Leuco, entre muchos otros famosos, también fueron de la partida. Tras la presentación de la cantante de “Colocao”, que en el tramo final de su performance se sorprendió al ver que un fan se había tatuado su cara y lo invitó a subir a escena para firmarle un autógrafo (”¿No te lo vas a tatuar, no?, le preguntó sabiendo de antemano la respuesta”), se sumaron al post show, además de los íntimos, Romina Malaspina y la periodista Eleonora Pérez Caressi. Hubo música, cerveza, vino y comida hasta las 2 de la mañana. Así, el ciclo gratuito celebró un exitoso regreso a los escenarios.
Ya casi sobre el final de su show, Nicki Nicole cantó el estribillo de “Frío”, una canción inédita que saldrá durante noviembre. No pudo dar más precisiones, dijo que le encantaría, pero “anda mi manager por ahí y no sé si me deja”. Lo dijo riéndose, con el relajo y encanto con el que se maneja siempre sobre el escenario. Y así lo haya dicho en chiste, el comentario visibilizó que ya forma parte de la maquinaria mainstream y que entre sus deseos y el del público está la industria como mediadora. Por supuesto que esas son las reglas del juego para la inmensa mayoría de los artistas masivos, y allí le tocará encontrar sus matices y sus formas de jugar, como lo hizo anoche, en el marco de un nuevo Movistar Fri Music ante más de 11 mil personas, en el Movistar Arena.
De pelo platinado y flequillo recto, Nicki Nicole se plantó en el escenario con un look que remitía, en una línea de tiempo díscola, a Raffaella Carrà, a Cher y a Lady Gaga. “Yo también estoy disfrazada, no sé de qué pero es algo”, se rio cuando divisó que un sector del público había llegado al lugar con vestimentas dignas de Halloween. “Tengo To”, “Fucking diablo”, “Mala vida” y su Bzrp Music Session dieron inicio a un show que se mueve cada más dentro de los cánones de la música pop que de la música urbana. Más coreografías que perreo, más intimidad que fronteo, más melodía que rapeo. Hoy, Nicki Nicole, en términos de performance y de sonido está más cerca de Lali Espósito que de Cazzu. Pero si Lali partió del pop para abrazar la música urbana, Nicki Nicole recorrió el camino inverso: nació como parte de la escena de la música urbana para ir tomando elementos del pop paulatinamente. Para la rosarina, su valor diferencial pasa por las inflexiones R&B, tanto de su banda como de su voz.
Para una carrera escénica que apenas tiene tres años, lo de Nicki Nicole pasa por el desarrollo en la búsqueda de una propuesta que se tiene que actualizar para las grandes exposiciones que también se dan en el plano internacional: una aparición en el programa de Jimmy Fallon, una sesión de Tiny Desk Concert para NPR (la radio pública de Estados Unidos) y una nota en la edición estadounidense de Rolling Stone junto a Trueno. Y en ese contexto, parece también haber un aprendizaje ante cada show importante. Si en Lollapalooza 2022 su presentación había tenido varias inconsistencias (desde problemas de ecualizaciones, que atribuyó a la falta de una prueba de sonido, hasta un armado del repertorio poco sólido), anoche nada de eso fue un problema. Una banda ajustada y un armado de la lista que solo navegó por fuera de los límites de su estilo en el binomio “Venganza” (con Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar) y “Otra noche” (el cover de Los Ángeles Azules). Un rock genérico por un lado y una cumbia bien bailantera por el otro.
Para el resto del show, sea con las baladas de piano y voz que cantó desde el medio del campo (”Parte de mí”, “Plegarias”, “Años luz”) o con las bases de reggaetón de “No toque mi Naik”, Nicki Nicole encontró un sonido y un fraseo que le permitieron dar unidad de sentido a su propuesta. Y si hay ciertas cosas que no puede develar por respeto a una estrategia de marketing, las que parecen salirse de la norma son las que completan su personalidad escénica. Invitar a una fan a bailar (con un evitable plano contrapicado en las pantallas) y regalarle los anteojos, firmarle el tatuaje a otro fan y agradecer repetidas veces el cariño de sus seguidores. Hacia el final, la cuota rapera estuvo dada no solo por ella sino también por dos invitados: Wos en “Cambiando la piel” y Trueno en “YaMeFui”. Pero el último tema tenía que ser “Wapo traketero”, ese hit iniciático con el que empezó todo. Un video en YouTube que se convirtió en éxito, pero que Nicki Nicole se encargó de que no haya sido solo un golpe de suerte.
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