Nick Drake, la leyenda
A 40 años de su muerte, la hermana del músico inglés presentó su biografía; la edición de luxe incluye un tema inédito
PARÍS.- A principios de los años 70, la actriz inglesa Gabrielle Drake vivía su etapa de mayor popularidad y, en cambio, casi nadie conocía a su hermano. Cuatro décadas después, Nick Drake se ha convertido en una leyenda musical y Gabrielle ha pasado a ser, para muchos, su hermana actriz. Pero también más que eso: mientras se cumplen cuarenta años de la muerte temprana de Nick (el 25 de noviembre de 1974, a los 26 años), Gabrielle acaba de lanzar un gran libro consagrado a la vida y a la obra de su extraordinario hermano, a quien definió en una reciente entrevista en el periódico The Guardian como una criatura sensible y vulnerable, "sin piel, sin protección".
El libro se llama Nick Drake: Remembered for a While y es el fruto de un trabajo de casi una década que Gabrielle realizó junto con Martin "Cally" Callomon, ex manager de Julian Cope y hoy responsable de la sucesión artística de Nick. Suele decirse que Way to Blue, la reedición en CD que Callomon dio a conocer en 1994 de la breve pero sublime obra de Drake, fue determinante para que del mito subterráneo, del músico para músicos (admirado por Robert Smith, Elliot Smith y Paul Weller, entre muchos) se pasara a la fama actual.
Pocos casos como el Drake y Way to Blue demuestran hasta qué punto la ola de reediciones que hubo en los años noventa, de la mano del compact disc (con sus bonus-tracks, sus remasterizaciones y demás pesquisas "arqueológicas"), permitió que algunos artistas en su tiempo ignorados o eclipsados por las modas resultaran redescubiertos, por no decir descubiertos. Cuando Drake murió en 1974, víctima de una sobredosis de depresivos (voluntaria o involuntaria, aún se discute) en la casa de sus padres, en plena campiña inglesa, las ventas sumadas de sus tres discos no superaban los 10 mil ejemplares. Treinta años más tarde, en 2004, de la mano de otra compilación (Made to Love Magic) y de un documental que contó con la voz de Brad Pitt (fanático confeso), Drake llegó a estar en el ranking de los más vendidos, ratificando así la letra de su vieja canción "Fruit Tree": que la fama semeja a un árbol frutal incapaz de florecer "hasta que su tallo está en la tierra" y que ciertos hombres encuentran la fama póstuma "cuando el tiempo ha volado, lejos del día de su muerte".
La principal diferencia entre el flamante Nick Drake: Remembered for a While y las innumerables biografías de las dos últimas décadas es que el nuevo libro, publicado por la histórica editorial John Murray (la misma por donde pasaron Jane Austen o Conan Doyle), se presenta como una especie de álbum evocativo y contiene extractos de cartas de Drake a sus padres (muchas de ellas milagrosas sobrevivientes a las mordeduras de los ratones), una serie de letras manuscritas (algunas nunca grabadas) y contribuciones especiales a cargo de los colaboradores más fieles y próximos, desde su productor Joe Boyd hasta su exquisito arreglador de cuerdas Robert Kirby, fallecido en 2009. A esto se añade, en la edición de luxe (mucho más cara), la perla de una grabación inédita: Nick Drake en vivo, en el mítico programa de John Peel (BBC), cantando en 1969 cinco temas del que sería su segundo álbum (Bryter Layter): "Time of No Reply", "River Man", "Three Hours", "Bryter Layter" y una curiosa versión de "Cello Song" donde, como desmintiendo el título, es una flauta la que toca las frases que en el disco tocará el cello.
Al hallazgo de esta grabación se ha sumado que la cantante Beverley Martyn anunció, hace poco meses, la existencia de una vieja cinta de cuatro canales de 1967, en la que Drake interpreta seis canciones; una cinta grabada en condiciones profesionales que le obsequió, al parecer, un empleado del sello Island. Atribulada por problemas financieros y de salud, Martyn quiso vender la cinta en un remate, pero chocó con los abogados de la parte heredera. La prensa inglesa llegó a estimar que el tesoro puede valer unos 400 mil euros.
"Nick era hermoso. Increíblemente tímido, con manos y piernas muy largas", evocó hace algunas semanas la cantante. Compañera de ruta y álbumes del talentoso John Martyn, mítica figura de los tiempos en que se hablaba de folk-psicodélico, Martyn lanzó en agosto pasado su álbum solista The Phoenix & The Turtle, que es el segundo de toda su carrera, aunque parezca mentira, y que trae una canción escrita a medias con Nick Drake y desconocida hasta hoy: "Reckless Jane", cuyo título hace pensar en las más difundidas "Hazy Jane" (I y II), dos canciones de Drake cuyas letras consisten mayormente en preguntas.
¿Es posible que con estos últimos hallazgos y tributos se esté llegando al agotamiento de la obra de Drake, por no hablar de la cumbre de su culto? Es posible, aunque las sorpresas parecen inagotables: hace más de un año se editó un CD con grabaciones caseras que Molly Drake (madre de Gabrielle y Nick) realizó entre 1950 y 1970. La voz frágil, las armonías, la sensación de desamparo: todo hace pensar en el hijo. Algún periodista sostuvo que el de Molly era el lanzamiento discográfico más inesperado en décadas. Puede oírse la voz de Molly, más madura, en el documental A Skin Too Few: The Days of Nick Drake, de Jeroen Berkvens. Se trata del mismo documental donde Gabrielle muestra y analiza detalladamente los parecidos entre Nick y su madre, otra "alma complicada", según ella. "Creo que Nick fue muy influido por mi madre. Por sus acordes y por su manera de componer", piensa Gabrielle. Y, escuchando las grabaciones de Molly, parece tener razón.
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