Netflix: Proyecto Power es un reciclaje pirotécnico de mejores películas de acción
Proyecto Power (Power Project, Estados Unidos/2020) Dirección: Henry Joost y Ariel Schulman Guion: Mattson Tomlin Fotografía: Michael Simmonds Música: Joseph Trapanese Edición: Jeff McEvoy. Elenco: Jamie Foxx, Joseph Gordon-Levitt, Dominique Fishback, Rodrigo Santoro, Amy Landecker y Courtney B. Vance. Duración: 113 minutos Calificación: apta para mayores de 16 años. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: regular
Casi todas las últimas películas originales de Netflix producidas a gran escala parecen cumplir con determinados requisitos: impacto visual, vértigo narrativo, adrenalina permanente. Las hay mejores (Misión de rescate, La vieja guardia) y peores (Spenser: Confidencial, Los últimos días del crimen), pero es como si los guionistas y directores se vieran obligados a no dar respiro... ni demasiado tiempo para pensar.
En este sentido, Proyecto Power es un ejemplo contundente (y fallido) de la fórmula. No es que a este nuevo film de la dupla conformada por Henry Joost y Ariel Schulman (que ya había incursionado en el terror, la acción y el cine catástrofe con títulos como Actividad paranormal 3 y 4, Nerve: Un juego sin reglas o Viral) le falten presupuesto (más de 85 millones de dólares) o figuras (los protagonistas son Jamie Foxx y Joseph Gordon-Levitt), pero el guion de Mattson Tomlin es una suerte de rejunte, reciclaje y acumulación de múltiples y muy diversos elementos que jamás encuentran un mínimo de cohesión ni coherencia.
En una Nueva Orleans sórdida y nocturna un narcotraficante empieza a distribuir de manera masiva una droga sintética. Pero no se trata de una simple pastilla para consumo recretativo, sino de una que otorga superpoderes por un lapso de cinco minutos: cuerpos a prueba de balas, invisibilidad y/o una fuerza devastadora. El problema es que, para detener la creciente tasa de delincuencia, hasta los policías se ven obligados a apelar a la píldora, que en unos cuantos casos puede tener efectos secundarios... terminales.
Tres típicos antihéroes (seres muy distintos entre sí, pero en todos los casos dominados por distintos traumas y carencias) terminarán uniendo fuerzas para combatir a esa poderosa organización: un policía llamado Frank (Joseph Gordon-Levitt), el ex soldado Art (Jamie Foxx), y Robin (Dominique Fishback), una adolescente negra con una angustiante vida familiar y escolar que se dedica a la venta de drogas, pero que en verdad tiene un talento impar para las rimas de rap. Bebiendo con absoluta superficialidad y a puro lugar común de muy diferentes géneros (thriller, acción, ciencia ficción, películas de superhéroes, cine negro, comedia con toques de buddy movie), Proyecto Power -más allá de su avasallante y pirotécnico despliegue visual- jamás logra un tono y un vuelo propios. Es como una acumulación de ingredientes en la que no importan las cantidades ni si sus sabores combinan. Y el resultado final, por lo tanto, no es precisamente un plato gourmet.
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