Si no te hace feliz... Por qué "soltar" el reality de Marie Kondo
¡A ordenar con Marie Kondo! (Tidying up with Marie Kondo, Estados Unidos, 2019). Creada por: Marie Kondo. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: regular.
En un episodio del revival de Gilmore Girls - A Year in the Life-, Emily Gilmore (Kelly Bishop), en pleno duelo por la muerte de su esposo Richard (Edward Herrmann), realiza una limpieza profunda en su casa. "Estoy simplificando mi vida. Si algo te produce alegría, lo mantienes. Si no, afuera", explica la matriarca de la familia, citando a la especialista en orden Marie Kondo . La mención no es arbitraria: la exitosa autora japonesa se convirtió, desde el lanzamiento de sus libros La magia del orden y La felicidad después del orden, en una referencia ineludible en la cultura popular, y su éxito inevitablemente desembarcó en formato de reality en Netflix .
La plataforma de streaming conoce su audiencia y sabe cuál es el momento ideal para estrenar sus producciones originales. Como consecuencia, ¡A ordenar con Marie Kondo! desembarcó en Netflix en Año Nuevo, fecha ideal para quienes inevitablemente se sienten compelidos a resetear aspectos de su cotidianidad como, por ejemplo, la limpieza de sus casas. En ocho capítulos de poco más de media hora, la empresaria que hizo un negocio de la necesidad de organización (y que concibió el método KonMari, mediante el cual se descarta por categoría todo aquello que no produzca una sensación placentera) visita diferentes hogares de Los Ángeles y repite el mismo procedimiento en todos ellos.
En primera instancia, Kondo arriba a las casas de sus objetos de estudio, quienes le explican a ella (y a la audiencia) cuál es su principal conflicto a la hora de ordenar, desde el caos que arriba con la llegada de los hijos, a la imposibilidad de desprenderse de objetos ante la pérdida de un ser querido. Posteriormente, la gurú del orden les explica su sistema y los visita ocasionalmente para registrar el progreso. La clave de la serie es, precisamente, la ausencia de Kondo en pantalla. Esto responde a un dogma de la experta vinculado con dejar ser a sus "alumnos", con el fin de que la relación familiar se fortalezca al compartir la actividad de ordenar diariamente.
El problema del reality es su falta de originalidad –las enseñanzas de Kondo funcionan mejor en papel, y su carisma no se traduce en el plano televisivo–, una cruza del extremo Acumuladores y el brillante Queer Eye, donde el factor emocional está muy bien logrado gracias al contacto que establecen los especialistas con sus interlocutores. Por otro lado, tampoco ayuda que Marie reitere su método capítulo tras capítulo, convirtiendo así una premisa atractiva en un programa frecuentemente monótono y fácilmente olvidable.
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