El agente nocturno: la serie más vista de Netflix entretiene y sorprende con una trama de conspiraciones en la Casa Blanca
Creada por Shawn Ryan, responsable de The Shield, la serie que está al tope de las preferencias de los suscriptores de la plataforma tiene caras nuevas como protagonistas y demuestra construir un relato preciso y efectivo, con mucha acción y enigmas a resolver
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El agente nocturno (The Night Agent, Estados Unidos/2023). Creador: Shawn Ryan. Elenco: Gabriel Basso, Luciane Buchanan, Hong Chau, Fola Evans-Akingbola, Sarah Desjardins, Eve Harlow, Phoenix Raei, Robert Patrick, Christopher Shyer. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena.
Hay géneros que parecen ser el refugio de viejas narrativas, aquellas formuladas en el cine clásico y heredadas por el despegue de la TV posterior a los años 90. Formas ágiles y aceitadas de concebir la acción, una puesta en escena siempre al servicio del relato, un estilo esquivo a las ambiciones de prestigio que llegarían después y solvente en la búsqueda de entretenimiento con armas loables, sin menospreciar la inteligencia y el interés del espectador. En esa línea se puede pensar a la serie El agente nocturno de Netflix, basada en la novela homónima de Matthew Quirk, heredera de los relatos de espías de la posguerra (desde Graham Greene hasta John Le Carre), y de las versiones cinematográficas de las siguientes décadas (con la saga Bourne a la cabeza), confeccionadas sobre la base de una infame conspiración que va esparciendo sus tentáculos en el mundo que tenemos ante nuestros ojos.
El artífice de esta historia es Shawn Ryan, creador de The Shield, ejemplo de aquel modelo televisivo que en estos tiempos parece en desuso. Situada en la ciudad de Washington con epicentro en la Casa Blanca, la serie prescinde de un elenco de celebridades, se concentra en la presencia solvente de un puñado de protagonistas entre los que destacan la notable Hong Chau (reciente nominada al Oscar como mejor actriz secundaria por La ballena), y los desconocidos Phoenix Raei y Eve Harlow.
La fuerza radica en la precisión de la intriga, que no aspira a la originalidad sino a la efectividad de su fórmula, sostenida en la premisa de que todos tienen algo que ocultar. En las altas cúpulas del poder se lleva a cabo el plan de un atentado terrorista, cuyos motivos permanecen opacos. Quién es el traidor, el agente de contrainteligencia infiltrado en el corazón de la casa de gobierno, y cuál es su verdadera misión son los interrogantes que disparan todo el andamiaje del misterio.
El agente nocturno del título es Peter Sutherland (Gabriel Basso), un hombre del FBI a quien conocemos en un breve prólogo cuando evita la explosión de una bomba durante un viaje en subterráneo. Aún herido lo vemos perseguir al agresor encapuchado cuya fuga deja el caso sin definitiva resolución. Ahora Peter pasa sus noches en un sótano en la Casa Blanca, elaborando informes para sus superiores, la secretaria de Estado Diane Farr (Hong Chau) y el subdirector del FBI Hawkins (Robert Patrick), mientras espera que el teléfono suene con un pedido de ayuda de algún agente en peligro.
Mientras tanto, refugiada en la casa de sus tíos luego del fracaso de su empresa de tecnología, Rose Larkin (Luciane Buchanan) escucha voces en la noche. La enigmática conversación entre sus anfitriones, el matrimonio Campbell, se corona con la llegada de dos sicarios y la inevitable masacre. Pero antes de impulsarla a escapar, sus tíos le ofrecen el número de Acción Nocturna, el que la pone en contacto con Peter para salvarle la vida e iniciar la pesquisa por la verdad detrás la muerte de los Campbell y de su verdadera identidad.
La alianza telefónica de Peter y Rose deriva en un periplo de fuga que conduce al espectador por el enigma. A medida que ellos descubren pistas y revelan traiciones, el tablero cambia de juego. La Casa Blanca parece albergar a los asesinos de los tíos de Rose, a los instigadores del atentado en el subte y quizás a los ideólogos de una inminente catástrofe que ponga en peligro las relaciones de los Estados Unidos con el mundo. Para Peter, el compromiso con la verdad se remonta a su pasado, con un padre miembro del FBI y consignado como traidor a la patria, y se potencia con la culpa que lo persigue desde el fallido atentado. A Rose no solo la asedia la pérdida de sus tíos y la necesidad de saber la verdad sobre su identidad y misión, sino el peligro que corre su vida al convertirse en una testigo peligrosa.
Si bien la historia se complejiza a medida que se suman piezas a la conspiración -como la línea narrativa que involucra a la hija del vicepresidente y a sus custodios del servicio secreto–, la serie nunca pierde su eje, equilibra con inteligencia el despliegue de información sin esconder sus cartas más de lo necesario. No hay genialidad alguna pero sí un relato solvente y entretenido, algunas escenas de persecución bien ejecutadas, personajes creíbles aún bajo las licencias de la ficción.
En comparación con una serie con otras ambiciones como Slow Horses, de Apple TV, cuyo elenco ya brinda otro posicionamiento y la trama aspira a funcionar como eco de ciertos dilemas del presente, El agente nocturno puede parecer poco sofisticada. Pero es un error menospreciar un relato cuyas virtudes consisten en la puesta a punto de una fórmula que es más valiosa de lo pensado, más entretenida de lo que hoy abunda en las plataformas.
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