Netflix: en Deber/vergüenza, la violencia domina ambos extremos del mundo
Deber / Vergüenza (Giri/ Haji, Gran Bretaña/2019). Dirección: Ben Chessell, Julian Farino. Guion: Joe Barton. Elenco: Takehiro Hira, Kelly Macdonald, Yôsuke Kubozuca, Aoi Okuyama, Will Sharpe, Justin Long, Sophia Brown. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.
Dos crímenes atraviesan a esta serie de la BBC estrenada en Netflix. Uno es un asesinato cerebral, meticuloso, planeado como el ritual de una lejana venganza en el corazón del Londres. El otro carga con la furia de toda respuesta provocada, excusa perfecta para desatar en Tokio una nueva guerra entre líderes de la yakuza. El trasfondo de la mafia japonesa se infiltra en los motivos y los ánimos de los personajes a uno y otro lado del mundo, y tanto cuando el pasado se convierte en recuerdos filmados como cuadros de animé, como cuando el presente se torna trágico y asfixiante, la serie escrita por Joe Barton (Humans) adquiere un tono reflexivo, capaz de pensar la acción casi al mismo tiempo de filmarla.
Para Kenzo (Takehiro Hira), su vida como policía en Tokio está marcada por su familia: por la crisis de su matrimonio, por el cariño de su hija rebelde, por el cuidado que exigen sus padres ya mayores, y por sus intentos de estar siempre presente pese a que la sangre lo consume. Es que su hermano ha desaparecido en un episodio misterioso, y hoy su fantasma –que escapa al altar que lo celebra– parece albergarse detrás de las nuevas batallas de la yakuza. Ir a Londres es entonces un deber y una escapatoria, el reencuentro con ese pasado de cuentas pendientes y la aventura hacia misterios insospechados.
De entrada, las claves del neonoir definen la estética, signada por el uso de calles oscuras como escenarios de traiciones y amenazas, al mismo tiempo que la mafia adquiere un rostro pedestre, atada a ceremoniales que son apenas una excusa para el ejercicio del poder y la violencia. El destino de Kenzo se cruza con dos personajes claves de la historia: el primero es Rodney, un taxi boy que resulta primero un informante contratado y luego un amigo imprevisto, que carga con sus propios pesares y nunca pierde el pulso irónico; y el segundo es Sarah (Kelly Macdonald y su acento inconfundible), policía desterrada de la fraternidad de la comisaría, solitaria y melancólica figura de esa Londres nocturna, de ese territorio de deberes y perdiciones.
El vínculo entre hermanos es el que se eleva por sobre todo el relato, el que ata a Kenzo al destino de ese hermano perdido y buscado, el que carga de vergüenza sus fracasos, sus actos reñidos con la ley. Por ello Barton toca con astucia las cuerdas de la tragedia, que envuelve a todos los personajes en ambas ciudades, que conecta asesinatos despiadados y llantos sentidos. Con grandes hallazgos de puesta en escena en la conexión del pasado y el presente, en el uso de la animación y el eco de la tradición del cine de gánsters, Deber/vergüenza (o Giri/Haji) es virtuosa por encontrar su propio camino para contar aquello que ya vimos otras veces.
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