Netflix: Cobra Kai es mucho más que un simple rescate emotivo
Cobra Kai (EE. UU./2018-2019). Creadores: Jon Hurvitz y Hayden Schlossberg. Elenco: Ralph Macchio, William Zabka, Xolo Maridueña, Mary Mouser, Tanner Buchanan, Courtney Henggeler. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.
Cobra Kai es más que un rescate emotivo. Lo que a primera vista podría verse como una secuela en clave de homenaje a la trilogía de Karate Kid funciona en los hechos como una de las mejores reivindicaciones del espíritu del cine de los 80 llevadas a la actualidad. Podría decirse que desde Volver al futuro no aparece en toda su magnitud ese aliento nostálgico en estado tan puro.
Lo mejor de todo es que esa mirada retrospectiva no funciona, como en tantas otras ocasiones, como un lamento por lo que pasó y no volverá. Al recoger esa vieja impronta y traerla a nuestros días, Cobra Kai se instala en un escalón superior, mucho más trascendente. Aquélla ingenua estudiantina con mística oriental y artes marciales adquiere en esta nueva aventura la estatura de un mito, sencillamente porque termina marcando el destino de sus protagonistas.
Pasaron tres décadas y Johnny Lawrence, aquél rubio arrogante que desafiaba al débil e idealista Daniel LoRusso, discípulo perfecto del señor Miyagi, es un perdedor sin remedio, con la cerveza y sus recuerdos como únicas compañías. A LoRusso le fue muchísimo mejor como empresario: su agencia de autos va viento en popa.
Hasta que los caminos de ambos vuelven a cruzarse a través de sus herederos. Están los hijos de ambos y un tercero en discordia, un chico latino de familia inmigrante que vive con lo justo. A los tres les tocará verse las caras y resolver parte de las cuentas todavía no saldadas por sus progenitores, mientras en el medio fluye una riquísima cantidad de historias paralelas protagonizadas sobre todo por adolescentes que tratan de reaccionar, cada uno a su modo, a todo el catálogo imaginable de lo que conocemos como bullying. El karate aparece como la medicina que cura esos padecimientos.
El permanente cruce de personalidades entre los adultos entre sí y entre ellos y los adolescentes (choques, enfrentamientos, distancias, reconciliaciones) es lo suficientemente rico como para que la trama no decaiga en ningún momento. Ninguno de los personajes centrales expresa una sola dimensión y algunos de ellos sorprenden con sus transformaciones y cambios de ánimo sin que la trama pierda un ápice de lógica. No es habitual ver tantas historias paralelas en un relato coral como este y que todas ellas (sin excepción) adquieran valor y significación por más pequeñas que sean. Los flashbacks de la trilogía del Karate Kid son siempre oportunos y suman todo el tiempo más matices.
El elenco es excelente. Como el adulto Johnny Lawrence, William Zabka encarna de manera brillante al personaje más atractivo, un hombre de otro tiempo que conserva la dignidad, pero al mismo tiempo nos regala pinceladas deliciosas de incorrección política, algo que ya no veíamos en las series expuesto con tanta convicción. Y Ralph Macchio, que al principio parece la contracara de aquél chico perfecto entrenado y educado para la vida por el sensei Miyagi, va mostrándonos de a poco cuál es su verdadera personalidad. La vida de cada uno de los personajes se hace todavía más interesante de la mano del pasado que vuelve. Hay que ver Cobra Kai completa (cada episodio tiene 30 minutos sin desperdicio) para comprobar hasta dónde son capaces de llegar.
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