Naya Rivera, la actriz que sufrió la maldición de Glee: de ser una promesa de Hollywood a un trágico final
Murió ahogada en un lago en 2020; este 12 de enero hubiese cumplido 35 años y sus fans de todo el mundo la recordaron
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Cada vez que Santana López entraba en escena, con el pelo negro atado en una colita tirante y el uniforme de porrista que le daba un aire de superioridad, los presentes no podían hacer más que contener la respiración o, por el contrario, dejar caer la mandíbula hasta el suelo. Su presencia era tan intimidante como magnética y, de a poco, se convirtió en uno de los personajes más aplaudidos de Glee (Fox). Quien estaba detrás de ese llamativo rol no se quedaba atrás en cuanto al talento y a la vibración que emitía en cada paso que daba y, así, Naya Rivera no solo fue amada por su personalidad dentro de la ficción sino también por como era en la realidad. Pero la vida raras veces es justa y su carrera se vio interrumpida por un trágico incidente que culminó en su muerte. Este 12 de enero, día en el que hubiese cumplido 35 años, sus fans de todo el mundo la recordaron.
La artista nació en la cuna de una familia de inmigrantes. Del matrimonio de Goerge Rivera, su papá, y Yolanda, su mamá, surgieron tres niños de raíces portorriqueñas y estadounidenses que estaban dispuestos a comerse el mundo. Cada uno triunfó en su área: el hermano terminó como jugador de la NFL y la hermana como modelo, y en lo que a Naya respecta, ya es historia.
Todo comenzó cuando Naya tenía apenas 9 meses y a esa tierna edad, gracias a su carisma innato, logró hacerse conocida en el ambiente de las publicidades. Una cosa llevó a otra y, antes de darse cuenta, daba sus primeros pasos dentro de la televisión. Con un personaje secundario aquí y otro allá, su nombre empezaba a resonar entre los aficionados de las sitcoms norteamericanas.
Todo marchaba a la perfección cuando, en el 2009, tocó a su puerta la oportunidad que cambiaría el transcurso de su vida para siempre. Fox estaba en tratativas para crear una serie que marcaría a toda una generación de televidentes y Naya sería parte de ese fenómeno. Glee llegó a la pantalla chica para redefinir los musicales. El programa seguía la vida de un grupo de estudiantes de secundaria que dejaban sus diferencias de lado para perseguir su mayor pasión: la música. Bajo el mando del carismático -y más tarde criticado- Mr Schue (Matthew Morrison), este heterogéneo conjunto se destacaba en las competencias a nivel estatal.
En ese pintoresco escenario, Naya Rivera cumplía el rol de Santana López, una porrista bravucona cuyo principal hobby era hacer miserable a sus compañeros. A pesar de ser catalogada como la villana, los escritores notaron que cada vez ganaba más popularidad entre los fanáticos y así decidieron darle el tan deseado arco de redención.
La actriz alcanzó su punto máximo de fama luego de que su personaje asumiera su identidad como bisexual para poder estar libremente con su novia quien, hasta ese momento, era su mejor amiga. Su lucha para poder llevar su sexualidad con orgullo, impedida por una familia latina tradicional que la rechazaba, sirvió de ejemplo para todo un grupo de personas que aún sentía miedo de expresarse cómodamente.
“Cuando mi personaje fue sacado del closet fue una historia tan fuerte que recibí miles y miles de mensajes y cartas de personas que se sintieron identificados con ese hecho. Y así creé un vínculo con ellos como jamás imaginé. Es hermoso saber que hay personas a las que tu trabajo les toca el corazón”, expresó Rivera en una entrevista en ese entonces. Cabe destacar que en el 2009 no existía tanta representación de la comunidad LGBTIQ+ y este personaje llegó a ser considerado revolucionario.
La artista permaneció en Glee hasta su final en 2015 y, a pesar de que parecía que su carrera estaba predestinada para el éxito, las cosas se complicaron. En Estados Unidos, la línea que divide a los actores de televisión y a los de cine está bastante definida y no es para nada fácil cruzarla. Son pocos los casos excepcionales que pudieron realizar el salto a la pantalla grande y aterrizaron de manera exitosa. Naya no tuvo esa suerte.
Participó en un par de programas e incluso llegó a hacer una película, pero ninguno de sus proyectos alcanzó el renombre de la serie que le hizo famosa. Sumado a eso, su vida personal se vio nublada por la polémica de un compromiso que nunca llegó a ser casamiento y uno que sí, pero que terminó entre denuncias de violencia y un turbulento divorcio. Los fans atribuyeron su mala suerte a la llamada “maldición de Glee”, ya que son muchas las celebridades que comenzaron allí y sus vidas continuaron solo para enfrentar oscuros sucesos.
Pero el fracaso artístico de Naya era solo el principio. En el 2020, la joven actriz salió a dar un paseo por el lago Piru, en California, junto a su hijo. A lo largo del día fueron varios los turistas que la vieron nadar y disfrutar la soleada tarde acompañada por Josey Hollis, el niño de cuatro años. Un par de horas más tarde, el chico apareció dormido sobre un bote y sin señales de su mamá.
Tras días de interminables búsqueda y preocupación a nivel internacional, las autoridades encontraron un cuerpo cuyas características coincidían con Naya. De acuerdo a lo que lograron obtener de las declaraciones de Josey, ambos nadaban en el lago cuando ella lo subió a la embarcación de un empujón. Al mirar hacia atrás en búsqueda de su mamá, la vio hundirse y nunca más salió.
Su muerte conmovió a la industria del espectáculo ya que Rivera era una persona querida y respetada entre sus colegas. Tanto sus seres queridos como sus compañeros de set lloraron amargamente la pérdida, y los miles de fans que logró ganarse a lo largo de los años acudieron a las redes sociales para recordar con cariño a quien definió a toda una generación y que abandonó el mundo antes de tiempo. El día en el que cumpliría 35 años, quienes la amaban volvieron a recordarla con el corazón vestido de luto.
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