Nati Mistral, con el duende y la magia
"Nati Mistral 2000". Espectáculo de canciones y poesías a cargo de Nati Mistral. Sonido: Carlos Goñi. Producción ejecutiva: Jorge Mazzini. Producción general: Ricardo Berbari. En el teatro Liceo, Rivadavia y Paraná. Nuestra opinión: muy Bueno
Luego de tres temporadas de ausencia de los escenarios porteños, Nati Mistral retornó con su gracejo y su simpatía de siempre. Así prosigue siendo uno de los últimos exponentes de esa raza de actores que, con la sola mención de su nombre, alcanza para asociarlo a poetas que encontraron en su talento una síntesis que los hace reconocidos en el mundo.
En un espacio despojado de artilugios escenográficos innecesarios -¿sólo una cámara negra, algunas sillas en las que ella apoya sus mantones de Manila y unas tenues luces que aportan la necesaria magia- , desgrana con nostalgia y cierto humor algunos aspectos de su trayectoria artística. Se detiene en sus comienzos, cuando pretendía ser cantante lírica, recala en un emotivo homenaje a Federico García Lorca cuyos poemas -"La casada infiel", "Café de Chinitas", "Los mozos de Monleón", entre otros- hallan en su vibrante voz, en sus manos que acarician el aire y en su garbosa figura el encanto de las obras del inolvidable poeta granadino.
Entre entrañables invocaciones de su largo camino artístico, Nati Mistral pone su acento en los diversos países por los que transitó con su depurado arte. Y para cada uno de ellos -Alemania, Grecia, Francia, Inglaterra- tiene una canción que intercala en este collar de recuerdos.
Nati Mistral no olvida, por supuesto, a la Argentina, donde su nombre ya es, desde hace mucho tiempo, sinónimo de la España más auténtica y tradicional. Y en su homenaje entona "Balada para un loco", y lo hace con esa voz cálida y enternecedora que convierte al tema en una verdadera creación.
El camino de la memoria
Ella continúa transitando por el camino de la memoria y así, con la picardía madrileña y ese constante movimiento de brazos y cintura, entona un chotis, se detiene en páginas del nostálgico bolero y recala en "Ser extranjero en España", un tema que le pertenece y en el que Nati Mistral apuesta a sus vivencias personales.
La poesía está otra vez en su privilegiada garganta con obras de Antonio Machado y Manuel Dicenta, hasta llegar a un apoteótico final cuando, encarnando a la inmortal Dulcinea de "El hombre de la Mancha", uno de sus más exitosos espectáculos teatrales, desgrana con su canto toda la ternura de ese personaje cervantino. El espectáculo demuestra que el arte de Nati Mistral, la que siempre supo conquistar a los públicos de todo el mundo, está completamente vigente.
Un excelente pianista y un virtuoso guitarrista -cuyos nombres no figuran, injustamente, en el programa de mano-, sumados a una melancólica iluminación y a una perfecta puesta en escena, acompañan a esta española que, mezcla de duende y de magia, revive en sus poemas y en sus canciones toda la gracia, el encanto y el sentimiento de una España ardorosa e inolvidable.