Natalia Oreiro, sobre el final anticipado de Entre Caníbales: "Hubo que acomodarse, pero nos mantuvimos fieles a la historia"

Natalia Oreiro durmió poco y mal la noche del martes. Se probó cinco opciones de vestuario para usar en el lanzamiento de la nueva colección de Las Oreiro, la firma de ropa que tiene con su hermana, no por indecisa sino por ansiosa. "Tengo la sensibilidad a flor de piel", dice a Personajes.tv. Es que ayer no sólo volvió a ponerse en su papel de empresaria de la moda después de mucho tiempo sino que también filmó el último capítulo de Entre caníbales bajo la batuta de Juan José Campanella , el director que tanto admira, y que la condujo a través de los laberintos de su primer gran drama en televisión durante tres meses.

El look elegido, con el beneplácito de Adriana, su socia y hermana mayor, es un traje sastre rojo tomate, con una camiseta blanca. El local de Las Oreiro estalla de colores, bocaditos con frutas, limonadas y flores. Es pura alegría, y ella es la Natalia Oreiro que más conocemos. La hipersimpática y locuaz, la que gesticula mucho, sonríe a carcajadas y posa con cara de femme fatale (su cara, claro). En otras palabras, lo contrario a la Natalia Oreiro que se vio en la ficción de Telefé convertida por completo en una mujer cruda, con una historia oscura y tormentosa. Dirigida por Campanella, Oreiro logró una composición absolutamente distinta a todo lo que se vio de ella en televisión (en cine ya había explorado su faceta dramática en profundidad, sobre todo en Francia, Infancia clandestina y Wakolda). Su Ariana, una mujer que fue violada por una patota y vuelve a buscar venganza, carece por completo del carisma que hace de Oreiro una marca registrada. Es misteriosa y medida, y transita un trabajo de mucha introspección. El rating no acompañó la propuesta y se decidió terminar la tira en 60 capítulos : veremos el final la semana que viene.

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Natalia y Adriana son grandes anfitrionas en el local de Las Oreiro de Alcorta Shopping. Allí, el carisma sobra. Reciben a Personajes.tv en los probadores y se animan a una charla de chicas. Adriana se muestra mucho más desenvuelta con la prensa y admite que muchas veces le sale "la hermana mayor de adentro" y salta a defender a Natalia ante preguntas más incómodas de los periodistas. En los percheros, la paleta de colores es bien "oreiros": rojo y negro, blanco y negro, algo azul, y la novedad, el amarillo limón. Las estampas inspiradas en el arte pop son las favoritas: besos, palabras o frases y la característica de esta colección, que llamaron "Passion fruits", las frutas. "Mi estampa es el limón, esa la elegí yo", dice Nati.

- ¿Cómo te organizaste este año entre la tira y la empresa?

-Es un proyecto de las dos. Si bien mi vorágine laboral hace que yo no pueda estar tan presente como desde el principio. Nos inspiramos juntas para la colección. Ella es la diseñadora y empresaria, yo soy la parte más creativa y hippona, aporto desde ese lado.

-¿Por qué "Passion fruits"?

Adriana: - A Las Oreiro nos encanta la mujer. Nos gusta resaltar sus atributos. Pensamos en una mujer cariñosa, femenina, coqueta, que le gusta agasajar a sus seres queridos. Nati siempre hace grandes mesas para recibir amigos, preparando cositas ricas, con detalles, y hay una tendencia de que muchos eventos se están trasladando al día. Nos inspiramos en esos eventos. En la reunión, en los picnics. Para la noche, una mujer más sensual y elegante. Para la línea de día van a ver una mujer más relajada, pícara, ocurrente, con detalles muy alegres.

- ¿Son de aconsejarse entre ustedes antes de ponerse o comprarse algo?

Natalia: -Anoche le mandé cinco looks distintos para hoy por Whatsapp. Y ella hoy a las 7 me mandó, "ponete el rojo". Le hice caso porque nos escuchamos bastante.

Adriana:-Es lindo escuchar que alguien que te conoce y que te quiere, sobre todo.

-Natalia, en todos tus personajes se ve un trabajo sobre la estética, y tu gusto por la moda. ¿Cómo armaste a Ariana? ¿Usa algo de Las Oreiro?

-Elegí correrme un poco de Las Oreiro porque la marca se caracteriza por ser alegre y femenina. En cambio, mi personaje quiere ser más masculina para moverse dentro de un mundo de hombres y no llamar la atención. Trabajé en el personaje con la jefa de vestuario. Algunas cosas traemos de afuera, otras me las prestó mi hermana. El tapado, por ejemplo, es como su capa. Campanella tenía muy claro que quería que tuviera un tapado, para que uno reconociera la silueta cuando viene de lejos, como una capa que la cubre, como un superhéroe.

-Estás transitando los capítulos más duros de la tira, cuando se revelan verdades terribles. ¿Cómo los viviste?

-Es fuerte, sí. La escena de cuando mi personaje se entera que Agustín (Benjamín Vicuña) estuvo en la violación y que probablemente es el padre de su hijo, fue muy difícil. Era una escena que yo esperaba mucho. Estaba planteado que ella se encerraba en el cuarto. Y yo le dije al director que a mí me gustaría mostrar lo que le pasa. Propuse romper todo. Fue una única toma. Tenían miedo de que me lastimara pero yo estaba muy segura de lo que quería contar.

"Se impuso el tema de la violencia de género en la sociedad pero no ha bajado el número de femicidios".

- Campanella dijo que cada capítulo se filma como un unitario y eso retrasa un poco el proceso. ¿Cómo son estos últimos días de grabaciones?

-Es un proyecto colectivo. Hoy hacemos el final. Estoy en carne viva con las emociones. Yo tomé con mucho compromiso la temática de la violencia de género y se me han acercado muchas mujeres para contarme sus historias. No es un personaje más, sentía que teníamos que contarlo con mucha verdad.

-Entre Caníbales comenzó a emitirse poco antes de la marcha "Ni una menos", que puso en alerta como nunca antes sobre la problemática de la violencia de género. ¿Creés que algo está cambiando?

-Se impuso el tema en la sociedad pero no ha bajado el número de femicidios. Pasa todo el tiempo. El otro día estaba haciendo una nota para La garganta poderosa por el crimen de una joven en una villa en manos de su pareja, y su madre me preguntaba por qué no se conocen los casos de violencia de género en las zonas humildes, por qué no tienen la difusión del crimen del country. No es que no haya que atender el caso del country... Pero por qué se entiende que que le pase a una mujer que vive dentro de una villa es más cotidiano. No tenía respuesta para ella. Porque era verdad. Lamentablemente.

-¿Cuál es la salida?

-Hay muchas personas, y mujeres que siguen justificando a los hombres, y hasta que no eduquemos a los niños mejor en relación a la violencia, no solo de género… Un grito encierra violencia. No hay que permitir el maltrato.

"[Con Entre Caníbales] no crecí solamente como actriz sino como mujer porque me involucro con cosas que nos pasan a las mujeres".

-¿Te lo planteás de esa manera cuando pensás en cómo criar a tu hijo?

-Yo creo que los niños aprenden con lo que ven. Podés mandarlos a una escuela con una ideología afín, pero si en la casa ven otras cosas, lo repiten. Yo no concibo la vida ni con gritos ni con maltratos. Creo que es fundamental que sus padres se traten amorosamente.

-¿Creés que este personaje, con ese nivel de compromiso, marca tu carrera?

- Me marcó muchísimo, sí. Yo podría haber elegido hacer otros personajes más alegres pero necesitaba contar en un canal masivo cosas que ya venía haciendo en cine. La posibilidad de componer una mujer con esta historia para mi era una gran responsabilidad y aprendizaje y creo que no crecí solamente como actriz sino como mujer porque me involucro con cosas que nos pasan a las mujeres. A mí me encanta hacer reír. Mi personalidad es más alegre, pero como actriz necesito comunicar otras cosas.

-¿Cómo te impactó que se acortaran las emisiones de la tira por la falta de rating?

-Bueno, hubo que acomodarse. Nosotros nunca aflojamos en la calidad, una de las propuestas era virar un poco. Y nosotros preferimos mantenernos fieles. No daba la estructura para otra cosa. Yo siempre supe que era riesgoso el proyecto. Ahora, además, mucha gente lo ve por internet y creo que es un programa más para elegir cuándo verlo. De todas maneras creo que al comprimirse la historia es aún más poderosa e intensa.

-¿Qué te pasó cuando comenzaron a correrse los rumores de un romance con Benjamín Vicuña?

-No quiero hablar de eso. No tengo nada que decir ni que aportar.

-¿Vas a volver a la televisión en 2016?

- No. En 2016 me dedico al cine porque es duro hacer una tira diaria, y además quiero dedicarme a mi familia un poco más. Ahora, en diciembre me voy de gira a Rusia. Voy a comenzar a rodar Gilda en febrero, marzo y abril, y se estrena para agosto, cuando se cumplen 20 años de su muerte. Después tengo dos películas más: una biopic sobre Juana de Ibarbourou, que es una poetisa uruguaya y una comedia.

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