Además de su compatriota, la cantante mexicana tuvo como invitado a Kevin Johansen
A los pocos minutos de empezar su segundo show en el teatro Gran Rex, Natalia Lafourcade se dirigió al público para presentar a Julieta Venegas, a quien definió no solamente como una amiga, sino también una musa. Ambas saltaron a la fama desde México hacia toda América Latina a principios de los 2000 y desde entonces definieron una nuevo pop para la región. Ahora, ya consagradas, brillaron en “Soledad y el mar” sobre el escenario de la sala de la calle Corrientes, en donde la voz melodiosa de Lafourcade se complementó con el eco nostálgico típico de la forma de cantar de Venegas.
A Venegas y a Abel Pintos -que estuvo la noche anterior-, la lista de invitados sumó en su segundo función a Kevin Johansen. Con Gabriel Merlino, hicieron una versión serena y dulce de “Recuérdame”, la canción principal de la última película de Disney, Coco. Luego de contar anécdotas y bromear con Johansen, cantaron “La fugitiva” de Mujer divina (2012), el disco que editó en homenaje a Agustín Lara.
Antes, el recital comenzó con “La Llorona” en plan tanguero, acompañada por un bandoneón en manos de Merlino, que dejó relucir la voz potente de la intérprete. Le siguió “Mexicana hermosa”, en la que con solo una guitarra acústica en mano, Lafourcade le cantó a su tierra natal. Sería sólo el primer homenaje de muchos que le dedicaría a México. A lo largo de las dos horas y media de su cálida segunda noche en Buenos Aires, abundaron las canciones de sus últimos dos discos, Musas, en donde explora el folklore latinoamericano.
Si bien no hizo mención de sus recientes declaraciones acerca de su próximo retiro de la música, sí mencionó, antes de tocar “No más llorar”, la importancia de finalizar un ciclo. Hubo muchas canciones de despedidas como la sombría “Qué he sacado con quererte” de Violeta Parra, pero hubo también muchas otras de amor genuino y alegría como “Amor de mis amores”, también de Agustín Lara, y “Tú sí sabes quererme”.
La noche terminó nuevamente con ella y su guitarra acústica parada frente al teatro a disposición de los pedidos del público. Entre los gritos, eligió “Derecho de nacimiento”, su canción más política, y “Partir de mí”, un bonus track de Hasta la raíz (2015), cuya letra habla de dejar ir lo que está listo para nacer y tener su propia vida. Es inevitable pensar que así cómo ella ahora homenajea a tantos compositores, sus propias canciones ya están en el aire para ser también homenajeadas.
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