Nahuel Mutti: "No me reconozco con rastas, cortarlas fue una cura"
El actor contó a Personajes.tv qué fue de su vida en estos años en los que estuvo alejado de la actuación y cómo es su regreso con una obra en el San Martín y dos películas en cartelera
Nahuel Mutti ya no tiene sus recordadas rastas, ahora tiene pelo corto y alborotado, barba y anteojos, estilo Tim Burton. No es rubio, es morocho. Nada quedó de Tomás, su personaje de Verano del 98. Nada. Lo primero que hizo cuando se le acabaron los compromisos laborales que incluían "las rastas" en su agenda fue cortarlas. Su papá peluquero ayudó, había que borrar esa figura y resignificarse en otra. Pero eso, costó. Ahora tiene 37 años, está en pareja con Catarina Spinetta , tiene tres hijos y hace cuatro años -tímidamente- se animó a volver a la actuación. ¿Qué hizo todo este tiempo? Estar en la parte de atrás, no más tele, teatro o cine. Se convirtió en productor de radio y también trabajó en publicidad. Ya sin rastas y mucho más parecido a Fito Paéz que al personaje que lo hizo popular, el yerno de Luis Alberto se sienta con Personajes.tv en un café del Centro Cultural San Martín. Es una hora antes de entrar en escena en Camping I, la obra que lo tiene sobre las tablas. Habla despacio sobre sus últimos años. No le fue fácil volver, tuvo que sacarse mochilas y miedos. Pasó casi 10 años lejos del centro de las miradas. De este recorrido y también de El Flaco va a girar la charla. Es que ser parte de la familia Spinetta no es un tema menor.
Mientras abre su universo, algo lo distrae. En la televisión del café están pasando una entrevista y casualmente está Cata - su mujer hace 17 años- en pantalla. "Nos enamoramos en la noche. Yo iba al Codo y ella también. Me enamoré viéndola bailar, pero ella estaba de novia. Por respeto, nunca me acerqué y un día leí en una nota que se había separado. La próxima vez que la vi, le dejé mi teléfono en un papel. Le dije: ´Si querés, llamame´. Diez días después me llamó y estuvimos saliendo un mes, conociéndonos, yendo a comer, al cine, a charlar. Al mes nos besamos y no nos separamos nunca más", cuenta Nahuel. Pero en realidad, la historia de ellos había empezando mucho antes, en el colegio. "Fuimos un año al Roca. Ella iba a otro grado y a mí me gustaba ella, la chica que tenía las zapatillas de Michael Jackson. A los 14, le dije a mi mamá: ´Conocí a la mamá de mis hijos´". En eso, Nahuel tuvo razón.
Ser "Tomás" de Verano del 98 lo hizo muy conocido, pero él arrancó en cine, había participado en Martín H, La vida según Muriel y Una historia breve. La fama le llegó a los 20 y duró 4 años. Cuando habla de eso tiene una mirada esquiva y cuando cuenta cómo fue su vuelta al mundo de la actuación confiesa que dudó porque había salido "lastimado" de su experiencia anterior. "La verdad que fue bastante inconsciente todo, porque fui al casting y me dijeron ´volvé mañana´, ´pasado´, ´probate esta ropa´, ´sacate esta foto´ y cuando me quise dar cuenta, ya tenía el primer capítulo en la mano y era un mundo que yo desconocía. Empezó el programa, que fue algo increíble porque duró 690 capítulos, de los cuáles estuve del primero al último. Creo que Verano fue un semillero de muy buenos actores que hoy en día están trabajando y muy bien".
Si bien reconoce que ser parte del programa le dio la oportunidad de hacerse visible y tener un nombre, algo no le cerró. "Después tuve que hacer un trabajo personal de sacarme la piel del programa porque había quedado mi imagen demasiado ligada. Más mi personaje que era demasiado fuerte, las rastas... Entonces tuve que tomar distancia, fue una distancia consciente. Aparte fui padre de mi primer hijo, Angelo, y decidí alejarme un poco. Lo necesitaba, después sucedió que fueron varios años de distancia, de los cuales aprendí muchas cosas, maduré mucho siendo padre y haciendo otras cosas en el medio, pero más escondido. Tenía 20 años y estaba bien hacer eso", aclara.
"Cortarme las rastas fue una cura. Yo no me reconozco si veo Verano... veo otra persona".
-¿Qué estuviste haciendo estos años?
-Después de El Hacker [2001] quise parar. Fui productor de radio tres años, trabajé en una agencia de publicidad e hice muchas cosas que no se veían pero estaban de alguna manera adentro de lo mismo. Hasta que en 2009, 2010 tuve la suerte de cruzarme en la vida con Santiago Girarlt, que es un director y escritor de mi edad, con un talento impresionante y, en un punto, nos hermanamos artísticamente. No somos una sociedad en papeles, pero sin querer armamos una especie de sociedad. Hicimos Antes del estreno, un film en el que trabajó Érica Rivas. Después coescribimos La noche del lobo que se va a estrenar en breve, Anagramas, la peli que está en cartelera en el San Martín y Camping I, la obra que estoy haciendo.
Volver...
Girarlt le ofreció un papel en Antes del estreno y él se resistió. "Cuando leí el guión me pareció muy difícil el personaje. Le dije: ´Se lo tenés que dar a Rodrigo de la Serna´. Me dijo: ´No, no. Yo quiero que lo hagas vos´. No estaba pensando en volver a actuar porque había salido medio lastimado de la experiencia. Y ahí volví y le dije: ´Bueno, está bien, yo soy actor´. Y empecé de vuelta. Yo veía en mi mente una puerta con un candado y lo que me di cuenta es de que ese candado estaba, pero abierto. ¿Entendés? Figurate la imagen, la puerta estaba abierta", explica Nahuel. Al final pudo vencer sus fantasmas y regresar.
El actor sin rastas, de a poco, volvió a la interpretación y no sólo eso, sus hijos se sumergieron en ese mundo con él. "Anagramas es una película independiente, bastante familiar. Actúan mi mujer Catarina Spinetta, dos de mis hijos -Angelo y Benicio Mutti Spinetta-, también está Vera Spinetta, la hermana de Cata y mi suegra, Patricia Salazar. Fue muy divertido filmarla, también participaron Nicolás Pauls, Leonora Balcarce y un grupo de actores, amigos de siempre. Y entre todos la hicimos con un micro presupuesto, no quisimos pasar por el INCAA por los subsidios. Se está dando en el San Martín, los sábados a las 20. Se estrenó en el Bafici, viajó a un par de festivales por el país. Es una película en blanco y negro que habla de las relaciones, de la familia.
-¿Cómo fue trabajar con tus hijos?
- Ya había trabajado con ellos cuando hicieron el video de Julieta Venegas "Te vi" y yo hice el casting y colaboré en la asistencia de dirección. Había ensayado con Angelo una obra que se llamaba Odette, que finalmente no se estrenó. Ellos lo viven muy naturalmente porque vienen de una familia que está en el medio desde siempre. La verdad que no se dan tanta manija. Obviamente, que les gusta, lo eligieron hacer, se divierten y están jugando. Ahora hicieron la gráfica de Ona Saez Kids, o sea que también entraron al modelaje.
-¿Te gustaría que sigan tus pasos o los de Luis?
-Por mí que sean libres, que hagan lo que les guste, siempre los voy a apoyar. Tocan bastante bien la guitarra...
Mutti tiene una manera de hablar y de moverse suave, que llama la atención. La pregunta obligada sobre cómo fue ser el yerno de El Flaco llega, es inevitable. Los ojos se achican. "Luis es... qué te puedo decir. Está muy presente en nuestras vidas todavía. Era la persona que daba los abrazos más lindos. Cada vez que entrabas o te ibas él abrazaba muy bien. Eso habla un poco de cómo era. Quizá es una metáfora lo que digo, pero alguien que abraza lindo y tan completo…", dice y enmudece por unos minutos: "Fue muy fuerte para mí. Nunca hablé de Luis públicamente, porque siempre fue muy íntimo, muy de adentro. Pero es una gran pérdida para todos. Fue una sorpresa muy grande para nosotros. Fue muy rápido y triste. Pero también Luis nos enseñó que hay que seguir, como dicen sus letras. Hay que seguir y hay que ponerle fuerza, pila y amar hasta morir", remarca parafraseando al gran Luis Alberto Spinetta.
No dudo un instante en no estar con Cata, construimos algo que estamos muy orgullosos los dos de haberlo hecho, una familia increíble.
-¿Cómo fue el primer encuentro con el Flaco?
-La primera vez que lo vi a Luis, me había quedado a dormir en la casa. Él entró y yo estaba medio desayunando. Era la época en que él tenía el pelo naranja. Me saludó re buena onda y lo primero que me dijo fue: "Sos igual a Fito". Me lo dijo cuando yo tenía las rastas y no tenía barba, fijate qué adelantado era, que me lo dijo cuando tenía 20. [N.d.R: Está increíblemente parecido a Fito Paéz]. Y a los pocos días me regaló una guitarra y me dijo: "Esto es como si fuera la guitarra de un guerrero". Yo aprendí mucho observándolo, escuchándolo. Siempre verlo era un aprendizaje. Fue un abuelo muy presencial y la verdad era muy familiero. Así que todavía está. Te juro que está. Se siente Luis en casa.
"Desde los 15 años que quería ser actor", dice como si lo hubiese olvidado y de a ratos lo recordara. La charla llega a su fin y una hora después él va a estar representando a Segundo, uno de los protagonistas de Camping I. "Es bastante generacional la obra, para gente entre 20 y 40 años, habla de las relaciones, de las amistades, de cosas pendientes que quedaron en la secundaria, casos de bullying, de homosexualidad y cómo eso fue pegando en las relaciones", cuenta. En la sala tres del Centro Cultural San Martín, donde tiene cartel todo este mes, los jueves, viernes y sábado (reestrenará en marzo de 2015), estará sentada Catarina y se va a reír fuerte cuando una de las protagonistas confiese que tuvo relaciones con un famoso de una serie de fines de los 90, "un tal Nahuel Mutti, de Verano del 98". Más allá de los 15 años que lo separan de ese papel, parece, que de cierta manera lo estigmatizó para siempre. Ahora se ríe.
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