"¿Vos también viajás a Las Vegas por los Grammy Latinos?", le pregunta David Lebón a Marilina Bertoldi. "Sí, nos vamos a encontrar allá. Podemos ir a jugar a los fichines", propone la cantante y guitarrista, mientras le entra con ganas a una porción de pizza como si fuera la primera y la última vez. Ambos están nominados a los premios y dentro de tres días se subirán a un vuelo hacia Los Ángeles para participar de la ceremonia y cerrar así un año en el que fueron protagonistas. Bertoldi, con su Prender un fuego, se alzó con el Gardel de Oro en mayo y movilizó a propios y extraños con su discurso: "La única persona que no es hombre que ha ganado este premio fue Mercedes Sosa, hace 19 años. Hoy lo gana una lesbiana". Lebón regrabó clásicos de toda su discografía acompañado por artistas como Andrés Calamaro, Fito Páez, Pedro Aznar, Ricardo Mollo y Eruca Sativa, y con Lebón & Co. volvió a ubicarse en lo alto de los rankings de ventas después de décadas. "Vos no almorzaste, ¿no?", arriesga incrédulo Lebón. "Sí, pero estoy como si tuviera resaca sin haber tomado nada", se excusa Bertoldi. De allí en más, durante dos horas, los dos compartirán una divertida sesión de fotos y charlarán relajadamente sobre guitarras, equipos y pedales, acerca del cambio social que vive la escena hoy, de la relación entre el público y el artista y de la misión del músico. Un cruce entre dos generaciones que entienden el mundo de forma diferente, pero que utilizan para ello la misma herramienta: la pasión.
BERTOLDI ¿Es la primera vez que vas a los Grammy o ya habías ido?
LEBÓN Es la primera vez en mi vida. Y a Las Vegas también, voy a poder ir a jugar a las máquinas. La verdad, prefiero ir a jugar que ir a los premios, ja, ja. Yo viví en Miami, estuve un tiempo en Boston, en Nueva York, que no me gustó para nada. Pero nunca fui a Los Ángeles, y ahora vamos a aprovechar para recorrer la Costa Oeste. También voy a ver si me traigo una guitarrita. ¿Viste que Gibson abrió de nuevo?
BERTOLDI No, no sabía.
LEBÓN Y uno de los principales ejecutivos es argentino. Ya me mandó una viola, que te morís si la ves. Toda mi vida usé Gibson. Por eso Fito, que lo amo desde que le mostró a Mercedes "El tiempo es veloz" y la Negra lo cantó por todo el mundo, les dijo a los de Gibson que yo tendría que ser el dueño de la empresa, porque me compré como veinte Gibson pagando peso por peso. El argentino enseguida fue y me mandó un violón bárbaro. La verdad es que para mí Gibson es lo más.
BERTOLDI Yo todavía estoy buscando mi guitarra, aunque hace poco me encontré con la Telecaster, una Fender hermosa, que me encanta. Es lo que me gusta ahora. Siento que cada viola que tuve fue por un sonido que buscaba en ese momento.
LEBÓN Hay un montón de violas. Ahora me compré una Gretsch en Londres, una Hot Rod, que es como una Les Paul pero de caja, más acústica, más jazzera. No toco jazz, pero digo, no es para distorsión porque empieza a acoplar. Es una linda viola para acompañar.
BERTOLDI ¿Usás efectos?
LEBÓN El wah–wah, un chorus, que uso como Leslie, medio rapidón, y un pedal que se llama The Tube, que suena de puta madre.
BERTOLDI Tu música la conocí por mi viejo. Vos ya lo conociste a él, a través de mi hermana, no sé si te acordás, pero mi viejo es muy fanático de Serú. Lo mío, puntualmente, fue con La grasa de las capitales.
Justo esta semana se viralizó el video en el que David, Pedro (Aznar) y Charly (García) escuchan emocionados la nueva masterización de ese disco para la reedición del vinilo...
LEBÓN Sí, Pedro está loco, es un genio. El disco no está canal por canal, entonces agarraron el CD y el vinilo, lo ensamblaron como una espada samurái y después lo masterizaron. A mí me dejó más que impresionado. Además, hay unos temas muy lindos en ese disco.
BERTOLDI Sí, es un gran disco.
LEBÓN Me gusta porque de alguna manera dejamos a la gente contenta, aunque sea con un disco, porque no podemos hacer una reunión. Serú sin Moro no existe, si me doy vuelta y no está Moro, me bajo, me voy.
¿Te cambió algo haber ganado el Gardel de Oro?
BERTOLDI Al principio no te das cuenta, pero a la larga sí, a lo largo del año me empecé a dar cuenta de que hay un cambio. Obviamente hacia el afuera y después cada uno lo digiere como le pinta. Nunca esperé recibirlo y por eso lo tomé distinto. Como que me divertí más con el asunto, fue algo más irónico para mí, una comedia, una sátira. Pero después me di cuenta de que me abrió las puertas a algunos lugares donde no había estado y ahí uno tiene que decidir si los toma o los deja. De todas formas, me gustó que me pase, fue una prueba personal también.
LEBÓN No sabía que la gente te conocía tanto. Te aplaudieron muchísimo. Y qué bueno que lo hayas tomado así. En eso somos muy parecidos. Yo no quiero nada, no es que no me interesen los premios, porque siempre es linda una palmada en la espalda, aunque prefiero una viola en vez de un Grammy, ja, ja. Pero después me di cuenta de que es importante que la gente te vea y sepa dónde estás. ¿Vos cuántos años tenés?
BERTOLDI Treinta.
LEBÓN Bueno, y hay otra cosa muy importante, que por ahí ya la sabés, que es que lo nuestro es una misión también. Uno a veces no lo acepta porque es joven y tiene ganas de hacer otras cosas. Pero normalmente lo que pasa es que siempre buscamos algo que no perdimos. Por eso nos casamos, tenemos hijos, compramos autos, porque pensamos que eso nos va a llenar lo que tenemos dentro. Y esto simplemente se trata de cerrar los ojos y respirar un poco y darte cuenta de que estás vivo y que hay alguien que respira por vos cuando estás durmiendo, que yo lo llamo Dios. Porque me levanto a la mañana y estoy acá otra vez, con otras ideas. En la época de Malvinas, había un chico que manejaba un tanque que me escribía siempre y me decía que cada vez que iba a salir a una misión, escuchaba "Nayla". Ahí dije: "Uh, la puta, esto entonces no es nada más que hacer discos, ganar guita, vestirme y comprarme guitarras. Acá hay algo serio". Perdón que hable tanto, pero siento que en algún punto, lo nuestro es una misión.
BERTOLDI Yo no sé si una misión, pero para mí el mensaje está primero y después todo lo demás. También porque creo que hay una cuestión de quién soy en el ambiente en el que estoy. Porque soy un sapo de otro pozo. Soy una persona muy distinta a todo lo que tengo alrededor y que tuve siempre a medida que crecí en mi carrera, por lo que me es inevitable decir quién soy y ya resaltar de algún modo o llamar la atención. Lo que siento que pasó en este último tiempo es que dije quién era, qué defiendo y eso ya generó un montón de cosas. Es muy lindo cuando uno hace eso, cuando decís y establecés cosas en momentos como estos. A mucha gente le genera miedo previamente, sobre todo en lugares de mucha exposición, pero en el momento en el que lo hacés hay algo muy hermoso, te encontrás con tu público de verdad. Adquirís una libertad que no pensabas que podías llegar a tener.
Agradecimientos: Vorterix Berlina, por prestarnos su elegante primer piso para esta producción.
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