"No siento que sea un momento para inspirarse, falta un poco de acción para estar motivado, para cosas nuevas", dice Mateo Sujatovich, cerebro y motor de Conociendo Rusia, desde su casa en Saavedra, donde vive solo.
Al comando de un home-studio improvisado que llegó a armar ni bien se decretó la cuarentena –con un micrófono condenser, un teclado, un par de guitarras, una placa de audio y una PC–, el plan de ponerse a maquetar nuevas canciones no resultó como esperaba. "La verdad es que me la paso con la guitarra encima, no paro de grabar y de hacer", dice. "Pero lo lindo de la inspiración es estar en movimiento, la vida ahí afuera".
En pleno raid de presentaciones tras la salida de Cabildo y Juramento, el segundo disco de Conociendo Rusia, la idea de un parate forzoso a priori parecía una aventura interesante. "Las primeras dos semanas las disfruté mucho, porque no suelo pasar tanto tiempo acá, así que me encantó", dice Mateo, que fue paliando sus momentos de soledad con llamadas con amigos y algunos lives de Instagram en donde tocaba sus canciones, pero también las de muchos otros artistas que admira como Luis Alberto Spinetta o Julieta Venegas.
"Pero después empezaron a cambiar los moods y empecé a sentirme un poco repetido, con ganas de salir, de ver amigos, familia. A partir de ahí fue todo un subibaja, de días más y menos copados, días de estar sin saber qué hacer o jugando jueguitos de la compu". Todo eso, dice, dispuesto entre horarios cruzados y una alimentación matizada con litros y litros de mate.
"Me acuesto a las siete de la mañana, me levanto a las tres de la tarde, ceno a la madrugada…", detalla.
Entre sus planes postergados, estaba la esperada presentación de Cabildo y Juramento en el teatro Gran Rex, programada para el pasado 14 de mayo, en lo que suponía su debut en la avenida Corrientes. "Todos tenemos nuestros duelos que atravesar con todo esto. Uno de ellos para mí, obviamente, es el Gran Rex, que en algún momento lo haremos", dice Sujatovich.
"No sé cómo podrá recomponerse todo esto y qué podrá cambiar. Es muy difícil pensarlo. Lo único que sabemos ahora es lo importante que es la libertad, eso de poder salir a caminar a la hora que quieras y que nadie te pueda decir nada."
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