Acaba de lanzar su segundo disco, Cursi, una respuesta a los comentarios hirientes en las redes sociales; un disco de canciones de amor en el que influyeron tanto las enseñanzas de Gustavo Santaolalla como la escucha de la obra de María Elena Walsh
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Un amplio, exquisito y elegante multiespacio ubicado en pleno Barrio Parque y en el que conviven armoniosamente un restaurant, un bar, una librería, una floristería y una perfumería conectadas todas por un plácido jardín, fue el lugar elegido para el encuentro de LA NACIÓN con Zoe Gotusso. Luciendo un look informal de jeans, zapatos negros y remera sin mangas al tono, la joven cantautora denota desde el vamos una particular e inocultable combinación de alegría y entusiasmo.
A dos años de haber abierto los inolvidables diez shows de Coldplay en el estadio de River (nueve, porque por problemas de salud debió faltar a uno de ellos), el miércoles pasado se dio un nuevo gusto: abrir el show de Paul McCartney en su provincia, Córdoba. “La noticia me generó una gran alegría y un orgullo enorme. La sentí como una palmada en la espalda, como una buena señal, ya que dos días después de compartir el mismo escenario que mi beatle favorito salió mi nuevo disco”, detalla Zoe Gotusso. “McCartney es un gran cancionero y un referente absoluto para mí. Por otro lado, me encantó tocar en mi provincia. Aunque no se me note mucho la tonada, yo soy cordobesa y además el recital fue muy cerca de mi casa. Así que la invitación me cerró por todos lados”.
La otra razón de su desbordante felicidad radica en el lanzamiento de su segundo álbum de estudio. Producido por Cachorro López y Diego Mema, Cursi, tal su título, emerge como un apacible, refrescante y necesario oasis en medio de la vorágine y la locura cotidianas. Dueña de un sonido minimalista, de plena intimidad y dominada por tenues pinceladas de guitarras, bajo, algunos teclados y lánguidas programaciones rítmicas, esta flamante producción discográfica - que tendrá en principio edición digital y en un futuro próximo su correspondiente en vinilo- transita a lo largo de 13 canciones por los senderos de la bossa nova, el pop, la balada acústica y los tiempos medios, amén de pequeños guiños hacia el folk, el bolero y la cumbia colombiana. Entre composiciones propias y logradas versiones de populares temas como “No hay nadie como tú” (The Platters) con el aporte de Andrés Calamaro, “Pensando en ti” (Paulinho Moska), “Como una ola” (Lulú Santos) y “Voy a olvidarme de mí” (Carlos Vives) junto a Bomba Estéreo, Gotusso invita al oyente a recorrer románticas historias mínimas (algunas melancólicas, otras más esperanzadoras) a través de su sereno, cándido, dulce y agradable registro vocal.
“La primera gran diferencia con el álbum anterior es que tomé clases de canto. Si escuchás ambos, creo que ahora lo hago mejor. Sólo espero que los demás lo noten. Y la restante es que, además de grabar versiones de temas muy conocidos, decidí componer junto a otras personas, algo que me pareció muy divertido. La composición me encanta pero sentí que si las canciones eran enteramente mías, probablemente todas iban a tener los mismos ingredientes. Acá hay de todo, hasta incluso me animé a cantar una cumbia de Carlos Vives en un tono más agudo que mi registro”, explica para luego completar: “Cursi es un disco que ahonda en la simpleza. Van a escuchar mi voz muy cerca. Creo que Cachorro López como productor es un gran simplificador y en ese sentido, si hay algo importante lo va a resaltar y separar del resto de la maleza de sonidos. Es un álbum romántico porque soy una romántica. Me río de mí misma y le canto a mi mamá, a mi abuela y a una expareja. En definitiva, le canto al amor”.
–Definiste a este álbum como íntimo, sentimental y un poco melodramático, por eso lo de Cursi. ¿Te sentís por momentos un poco así considerando que la mayoría de tus canciones se refieren a distintas situaciones románticas y están todas escritas en primera persona?
–Sí, soy melodramática, intensa, re geminiana, romántica y muy pasional: paso de un extremo a otro como si nada. Por eso, siento que ese melodrama me ayuda mucho en el estudio, es un gran aliado y a la vez me causa gracia. De ahí surgió el nombre del disco.
–¿Cómo lográs trasladar las versiones de temas ajenos hacia una impronta tan personal que al final parecen sonando como si fueran tuyos?
–Me sale así porque elijo con mi intuición. Cuando una canción me gusta mucho, enseguida la quiero cantar. Es algo que me desborda. Y si después parece un tema mío es porque lo canté un montón de veces en mi casa, en el auto, donde sea. Entonces, cuando llega la hora de grabarlo no tengo ni que pensar en cómo hacerlo, me sale natural. Componer es muy importante para mí pero también soy intérprete, algo que me encanta, que considero muy valioso y que me hizo romper con mi ego.
–¿Quién es esa persona que te hacía feliz como cantás en “Lara”, el último adelanto del disco, que generó tanta inquietud en las redes?
–Fue el primer gran amor que tuve acá, en Buenos Aires. Una pareja mía que quise y quiero mucho. Ella también se dedica a la música, es cantante y apenas dejamos de salir lanzó una canción llamada “Zoe”. Casi tres años después, yo compuse “Lara”. En realidad, yo ya se la había escrito hace rato pero me hice cargo ahora. Me crucé con ella, le dije que iba a grabar una canción con su nombre y entonces nos dimos un abrazo. Fue una manera de darle un buen cierre a la relación. Sabía que era una canción muy personal para elegirla como corte de difusión, pero a la vez me enorgullece mucho y me gustó hablar de mi intimidad. Por otro lado, parece ser que desde que el tema se dio a conocer repercutió mucho en muchas chicas del mundo queer que se sintieron muy identificadas. Tal es así que comencé a recibir todo tipo de mensajes: desde chicas que me confesaban haber tenido su propia Lara hasta gente que bautizó a sus mascotas con ese nombre. Por eso creo que la canción ya es de cada uno.
–¿Cómo surgió una canción como “Superpoder” en la que evocás con tanta ternura la figura de las abuelas?
–Nació de una charla con Gustavo Santaolalla. Él me desafió a componer de otra manera, a dejar de hablar de mí y a empezar a hablar de otros, en tercera persona. Un día estaba escuchando a María Elena Walsh, que me encanta, y me surgió la primera frase que dice: “Una señora, señorona”. Entonces se generó como una práctica compositiva que al principio me dio cierta timidez de mostrarla, porque además era muy tierna. Pero después me gustó la idea de hablar de otro y describirlo. Mis abuelas son muy importantes para mí, son una figura universal como también lo es el hecho de que esa abuela te cocine. Es su manera de decir “te amo”. Más allá del caso puntual de las abuelas, creo que el tema resalta los superpoderes reales y terrenales que tenemos los seres humanos y no los de los personajes de Marvel. Y ese es el de mi abuela: decirme que me ama con, por ejemplo, un plato de milanesas.
–A propósito de superpoderes, ¿cuál sería el tuyo?
–Creo que mi superpoder y el de la mayoría de los artistas es el de tener la capacidad de hacer sentir especial a alguien y que ese momento sea único. Suena medio boludo pero no lo es. Ya sea en esta entrevista o en un recital ante 2000 personas, me gusta hablar, me siento humana, me gusta mirar a los ojos, no le tengo miedo a ese tipo de cosas. Creo que eso genera una cercanía cuyo resultado final es que vos te sientas como mi amigo. Quizás esa sea la razón por la cual recibo tantos mensajes cariñosos de parte del público.
Nacida hace 27 años en Córdoba, Zoe Gotusso irrumpió en la escena musical de la mano de Salvapantallas, el dúo que conformó con Santi Celli en 2016. Tras la aparición de SMS, su álbum debut lanzado en 2018, el grupo no sólo suscitó un gran interés en el público sino que además recibió dos nominaciones para los premios Gardel de 2019. En agosto de ese mismo año, ambos decidieron dar por terminado al proyecto para despedirse tres meses después con un emotivo show en el teatro Ópera.
Ya como solista, y luego de dar a conocer públicamente sus primigenias composiciones, en 2020 vio la luz Mi primer día triste, su primer trabajo discográfico. Bajo la producción de Juan Campodónico (Bajofondo), aquella ópera prima obtuvo elogiosas críticas, nominaciones al Latin Grammy y le permitió presentarse en el teatro Gran Rex, además de recorrer escenarios de todo el país, Latinoamérica y España a bordo del “Ganas Tour”.
Sumado a diversas colaboraciones con Juan Ingaramo, El Zar y No Te Va Gustar, entre otros artistas, en estos últimos meses Zoe emprendió una intensa gira europea que la llevó por ciudades como Amsterdam, París, Londres, Barcelona y Madrid en compañía de Julián Kartún (vocalista de El Kuelgue). Sin dudas, una gran experiencia que le otorgó gratas satisfacciones además de un bienvenido aprendizaje.
“Fue una gira descontracturada, que hicimos totalmente por amor al arte a partir de una propuesta de Julián. Él me invitó a tocar en lugares chicos de Europa y yo acepté porque necesitaba volver a la diversión de esa manera junto a un amigo”, señala. “El público fue muy receptivo. Cantamos canciones de uno y de otro y también aproveché para ver qué reacciones generaban algunos temas que al final aparecen en Cursi”.
–¿Fue difícil la transición entre uno y otro álbum teniendo en cuenta que ya apenas con el primero generaste una singular repercusión a la vez que un gran apoyo por parte del público? ¿Sentiste algún tipo de presión, ansiedad o temor durante la gestación de Cursi?
- Sí, totalmente. De hecho, a mi se me puso una etiqueta de promesa de prestigio y eso es difícil. Pero tampoco lo quiero dramatizar. Tengo 27 años, con mi primer disco me fue muy bien y me dio más de lo que pensaba. Por eso tengo que estar preparada para las cosas que se vienen porque te marean un poco. Yo en un momento me desdibujé. Empecé a preguntarme un montón de veces ¿cuál era mi deseo? ¿Por qué hacía música? Y me respondí que yo no necesitaba tanto. En un año y medio hice cien conciertos, toqué para mucha gente y se dio lo de Coldplay que para mí fue una locura. Con el tiempo me di cuenta que no sé si puedo ir tan rápido pero sé que la ola va a venir de nuevo. Y cuando eso suceda, espero tomarla y tener contención para no desbordarme de nuevo.
–¿Alguna vez atravesaste situaciones de angustia similares o cercanas a las manifestadas no hace mucho tiempo atrás por colegas de tu misma generación, como Duki o Tini, respecto a la salud mental relacionada con la repentina sobreexposición pública que adquieren algunos artistas?
–Justamente lo que acaba de ocurrir con la muerte de Liam Payne, el chico de One Direction, es como la cara opuesta de la materialización del éxito estandarizado. Es algo de lo que se está hablando mucho y cada vez más, pero en realidad pasó siempre. Hay artistas que han muerto a los 40 años porque vivían al doble del ritmo habitual y eso es imposible. Yo pensé que si seguía así, como conté antes, me iba a agarrar algo. Me di cuenta después, cuando mi corazón ya estaba un poco roto, pero para mí estuvo bueno que eso haya pasado. Es más, celebro más la tormenta que el sol que salió antes porque después salió otro sol y yo tenía más herramientas para manejarme y poder disfrutarlo. Pude parar la máquina, tomar las cosas con mayor calma y rodearme de la gente que me quiere. Pero tengo que estar alerta porque esa situación puede volver a pasar.
–Más allá de los cálidos y afectuosos comentarios que solés recibir a través de las redes sociales, ¿cómo te plantás ante los haters y sobre todo ante los violentos ataques que a veces aparecen contra la comunidad LGBTQ+ a la que apoyaste públicamente en varias oportunidades?
–Por suerte no tengo tantos haters ni tampoco recibo mensajes tan violentos. Los pocos que tengo hacen referencia y se burlan de mí porque me consideran muy cursi. Mi respuesta ante ellos es decir: “sí, soy cursi”. Pero está todo bien, que hagan lo que quieran aunque sería bueno que inviertan su tiempo en algo más productivo que sólo criticar. En cuanto a lo de la comunidad, siempre digo que disfruto estar viva hoy, estar en esta escena musical tan fructífera y me encanta ser mujer. Me han gustado hombres y me gustan las mujeres. Pero en verdad me he enamorado y me enamoro más de mujeres. Y lo digo con mucho orgullo, así como cuando le conté por primera vez a mi papá que me enamoré de un hombre o de una mujer. Me parece algo hermoso. De todos modos, conecto más con las chicas, me parece que tienen una sensibilidad con la que me siento más cercana, más acompañada y menos sola.
–Siempre te manifestaste con mucha firmeza, entereza y aplomo al respecto. Y quizás, sin proponértelo, esa postura hasta puede resultar inspiradora para otros que quizás aún sientan algún tipo de temor o dudas de expresarse.
–Absolutamente. Hay que animarse a expresarse. Me parece que está bueno amigarse con la palabra lesbiana, que tiene mala prensa y siempre la ha tenido. Por eso me parece positivo lanzar una canción que se llame “Lara”. Porque es más íntima y personal, porque interpela a las chicas y eso quizás fue lo que generó tanto revuelo en las redes.
–¿Volverías a incursionar en la actuación después de debutar el último año en la película Mariquita, mujer revolución?
–Ese fue un proyecto hermoso y muy a pulmón de la directora Sabrina Farji. Cuando me invitaron a participar yo dije que no sabía actuar pero me respondieron que era como un documental, que tenía que estar ahí y hacer de Mariquita Sánchez de Thompson. Fue quizás una de las primeras mujeres políticas y feministas de los inicios de nuestro país. Nuestro Himno Nacional se presentó en su casa. Fue muy lindo interpretar a una mujer tan irreverente en el buen sentido, cómo se ha parado frente a los demás y lo fuertes que fueron las cartas que le escribió a Sarmiento. Me encantó ponerme en ese rol y me gustaría volver a actuar. De hecho, me convocaron para varios proyectos y series pero hasta ahora no me animé. Si llega a aparecer alguien que me ayude a prepararme en ese sentido, entonces podría aceptar alguna propuesta.
–¿Qué sería de Zoe Gotusso sin la música?
–Sin dudas, no sería yo. Pero en ese caso me hubiera gustado ser tenista. Me encantan los deportes. Tengo un padre que es un gran deportista y que jugó al rugby en nuestra selección (Gabriel Gotusso, exintegrante de Los Pumas). Tampoco quiero hacerme la canchera, pero soy buena para los deportes y también creo que sería una gran coach. Soy muy motivadora, siempre voy para adelante y me gusta ver a la gente crecer y expandirse.
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