Zoe Gotusso: "MasterChef logra que toda la familia esté frente al televisor; yo quiero lograr eso"
Si se quiere conseguir algo que garantice el éxito musical seguramente habrá que buscarlo en el universo del trap y en elegir un título optimista o muy llamativo para un nuevo álbum. Zoe Gotusso debió poner rumbo hacia allí. Pero no. El título incluye la palabra "triste" y en ninguno de los tracks del disco se escucha trap. Volvamos la vista hacia adelante y sigamos viaje o detengámonos un instante para ver de qué se trata. Porque con el diario del lunes en la mano, se puede decir que hace canciones sin más rótulo que la palabra pop, atemporales, más allá de algunos códigos generacionales, y que le va realmente muy bien.
Verano porteño, departamento que hace las veces de vivienda particular y home studio para hacer música y registrarla, al menos de manera preliminar. Allí está Zoe, que se fue unos días a la costa Atlántica y que ahora sigue en modo vacaciones, pero en Buenos Aires, lugar al que llegó desde Córdoba, hace dos años, para continuar su ascendente camino en la música.
"Creo que es mi primer enero en Capital. Me considero de vacaciones, me las tomé porque las siento, el cuerpo pide eso. Trabajé un montón el último año". Gotusso editó Mi primer día triste, álbum debut como solista, desde que hace poco más de un año dejó el dúo Salvapantallas, que compartía con Santiago Celli, para echarse a andar por su propia cuenta.
Tiene muy buena llegada al público y ritmo de producción musical. "Soy una gran trabajadora porque lo tengo dentro mío, haga música u otra cosa. Obviamente la música me apasiona, pero, a los 23, no quiero decir que vengo corriendo, porque trato de disfrutar lo que hago, pero sí en una especie de maratón. Después de tres años con Salvapantalla terminamos en el [teatro] Ópera y al otro día de cortar con la banda me fui a Montevideo a grabar mi disco. Esto fue el verano pasado. Vengo en una vorágine intensa. Sueño alto, tengo un objetivo adonde quiero llegar y en el camino se me van presentando estas cosas. Y me encanta. Me estoy profesionalizando cada vez más".
-¿Qué perspectiva ves con un disco nuevo en la mano pero limitada para salir a cantarlo, ante la incertidumbre general por la pandemia?
-Cuesta la situación. Aunque soy afortunada porque pude terminar este disco que salió hace un mes, durante la pandemia, y no siento el apuro de salir a tocarlo. Dentro de lo gris hay alegrías, pero esta es una situación atípica para todo el mundo. Este año no sentí tanto el hecho de no ir a hacer gira de verano, como antes. Cuesta anunciar un show en estos tiempos de guerra. No me sale salir a festejar el disco. Siento que hay que administrar las energías. A fin de mes voy a grabar dos videos. Al mismo tiempo, respeto mucho a los artistas que salen a tocar, porque la música se necesita.
-¿Cómo llega el título de la canción "Mi primer día triste" a convertirse en el título del álbum?
-He sido criada con mucho amor y deseo, obviamente con días difíciles. Pero he sido una niña feliz. Desde hace dos años que me mudé a Buenos Aires, no digo que la ciudad me puso mala, pero la soledad, haber dejado una banda y a mi familia hizo que tuviera mis primeros días tristes en serio. Son esos territorios desconocidos. Te lo digo sencillo: cuando llorás, sentís vacío y no sabés por qué. Y a partir de eso, de esa primera canción, me empezó a salir el disco. Comenzaron a llover ideas más alegres. De hecho, creo que es un disco más alegre. Además, hay gente que se me acerca y me dice que transmito paz o dulzura. Tengo de eso, pero me parecía lindo también contar de ese primer día triste. Por suerte la música es un capricho y es mi obra, le pongo el título que quiero.
-La canción "Mi primer día triste" tiene que ver con la popularidad que ganaste desde que explotaron en redes los primeros covers que hacías con Salvapantallas, sin haber entrado en la escena más masiva de la actualidad, que es el trap. ¿Cómo te llevás con eso?
-Me llevo bien porque me gusta que alguien me pare en la calle y me diga: "Me re gustó tu disco, me hizo muy bien". A veces no me gusta porque también nos sentimos frágiles. Es una canción literal: "Una multitud toca a mi puerta, roban mis secretos". Exagero para entrar en la fantasía de la canción, que es ir transformándose en un personaje público. Tiene esos dos lados. La parte que me encanta es que siento estar bien encaminada. Me encanta llegarle a mujeres y a hombres. A familias. Me encanta no estar haciendo trap, aunque me encantan el trap y el reggaetón solo que me han llamado otras cosas y voy con eso. Las tendencias van y vienen. Somos cíclicos y la música lo es. Es cierto que hoy los números de audiencia están en el trap o el reggaton en toda Latinoamérica. Pero a mí me gusta lo que hago y con el tiempo voy a ir encontrando cada vez más mí canciones. En una de esas, me acerco un poquito a esos géneros, desde mi carácter.
No estoy apurada por tener diez millones en mi canal. Me gustan los números y la plata, pero no es eso lo que me mueve
-¿Cuántas cosas crees que hay en tus canciones que son generacionales y que otras son las que trascienden los códigos de tus pares?
-Creo que tengo algo de ese lenguaje atemporal. Creo que mi música es condimento de las dos cosas. Tengo 23 y algo de frescura de los tiempos de hoy. Le puedo cantar una canción a una chica, y eso hace cincuenta años atrás creo que no se daba. Es mas de esta generación. Y luego hay conceptos que son más atemporales, para todos, no sólo para una chica que le gusta una chica. Creo que las canciones nuevas van a algo más universal. No quiero sonar ostentosa, pero a las canciones responden niños y grandes. Espero tener de esos dos condimentos y que el día de mañana un show mío lo comparta toda la familia. Hace mucho no lo veo en la música. Algo que nos unifique a todos. Creo que programas de televisión como MasterChef, por ejemplo, logran que toda una familia esté frente al televisor. Yo quiero lograr eso. Ojalá que mañana las familias vengan a mis shows. La hija, la madre y la abuela.
-¿Y el reencuentro de Salvapantallas para cuándo lo agendamos?
-Nunca le cierro la puerta. Podría parecer que es como plantar un árbol y cuando empieza a florecer te vas a otro. Pero en realidad no es tan así. Porque ahora empecé a construir conocimientos más fuertes. No quiero invalidar Salvapantallas porque fue lo más y hoy estoy acá también por Salvapantallas. Fue una linda escuela que, en realidad, éramos un amigo y yo. Estoy segura de que si me moví es porque la semillita nueva la siento más sincera y con más fuerza. Creo que abrí el capítulo de un libro eterno. Sé que esto me lo debía. Por otro lado, soy bastante del volantazo. Cuando llego a una zona de comodidad, me voy. Siento que la incomodidad es un gran lugar para crecer. No lo pienso, mi inconsciente lo hace así. Con el diario del lunes, supongo que es porque estoy buscando crecer y nuevos rumbos. Con Salvapantallas nos estaba yendo muy bien en Córdoba y nos mudamos para Buenos Aires. Cuando nos iba muy bien con las versiones hicimos un disco con temas propios. Soy bastante de los volantazos y me gusta.
-Con el diario del lunes en la mano, evidentemente te fue muy bien. ¿Qué cosas te sorprendieron, qué cosas pasaron antes de que las soñaras?
-Aliarme con Sony porque hago otro camino y me apoyan un montón. Estaba yendo por otra cosa y se presentó esto. Cantar con[David] Lebón, componer para el disco de Salvapantallas una canción con Jorge Drexler. Cuando era chica fue una de las personas que me hizo componer. Lo admiraba y lo sigo admirando. Venirme a Buenos Aires fue una sorpresa. Con Santi [Celli] comencé a tocar a los 17 o 18. Un día nos vinimos para acá porque sabíamos que había público. Volvimos otro día y después ya no volvimos a Córdoba. Y en un momento tan lindo de la banda, animarme a buscar otro horizonte también fue una gran sorpresa. Hago las cosas y al mirar atrás digo: "¿Cómo me animé?". Tengo un proyecto con mi nombre y mi apellido. Hay fotos en la calle con mi cara. También hay vértigo y fragilidad.
- ¿Y cómo te animaste a irte a Montevideo para grabar todo tu disco allá?
-Me encanta la bossa de Brasil y el candombe de Uruguay. Habité, con mi familia y con amigos, muchos veranos en Uruguay. Y hay una camada de músicos uruguayos que me gustan mucho. En el disco Eco de Jorge Drexler, en la lámina de atrás, aparecía un nombre: Juan Campodónico. Hace cuatro años le mandé un e-mail que no tuvo respuesta. Y ahora se dio esto. Además, me gusta el combo viaje más disco. Todo cuajaba. Y terminé en Montevideo y se unieron todos mis deseos. Juan [productor del disco de Zoe] es de otra generación y me encantó trabajar con él. No era grabar entre amigos. Tenía frescura y magia, pero también profesionalismo y experiencia.
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