El cantante recuerda cómo compuso el famoso himno popular que marcó su carrera, atravesó la historia de la Argentina y fue aprovechado por campañas políticas e hinchadas de fútbol
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“Yo tengo fe” se editó en 1973, en concordancia con las elecciones que, en septiembre de ese año, llevaron a su tercera presidencia a Juan Domingo Perón. El contexto político y social del país atravesó el origen de esta canción popular cuya primera edición cumple medio siglo de vida y que marcó la carrera de Ramón Palito Ortega, su creador.
Faltaba poco tiempo. En las calles ya se respiraba la atmósfera que significaba su regreso. La Argentina estaba gobernada por el presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse y la vuelta de Juan Domingo Perón al país era un hecho. Aquel acontecimiento celebrado por millones y repudiado por sus detractores marcó una bisagra en el tiempo político. Un antes y un después.
Durante aquellos días previos al arribo del líder proscripto, la calle, inevitable cronotopo, era un termómetro del pulso social. Ese contexto que atravesaba las diversas capas de la organización cívica, también permeó en las manifestaciones artísticas; entre ellas, una vez más la música popular como una de las expresiones que mejor entendió el devenir de los tiempos.
“Ese clima que había sentido en la calle hizo surgir en mí la frase ´yo tengo fe que todo cambiará´”, recuerda Ramón Palito Ortega en charla con LA NACION. Aquel estribillo fue el impulsor de la composición de su famosa canción “Yo tengo fe”. Estrofas repetidas y coreadas masivamente, pero que pocos saben que fueron producto de ese acontecer histórico del país.
“Yo tengo fe, que todo cambiará. Que triunfará por siempre el amor. Yo tengo fe, que siempre brillará La luz de la esperanza, no se apagará jamás. Yo tengo fe, yo creo en el amor. Yo tengo fe, también mucha ilusión. Porque yo sé, será una realidad. El mundo de justicia que ya empieza a despertar”
El 16 de noviembre de 1972, a las 20.25 -paradójicamente, hora en la que había fallecido Eva Perón en 1952- el DC-8 de Alitalia decolaba desde el aeropuerto de Roma Fiumicino rumbo a Ezeiza. Al día siguiente, bajo una copiosa lluvia que quedó inmortalizada en centenares de fotografías, se produjo el arribo del vuelo que conducía al expresidente argentino y a una comitiva integrada por representantes del mundo político y referentes artísticos. Aquel viernes 17 de noviembre de 1972 pasaría a formar parte de esos días en los que la historia escribe momentos trascendentes.
“Todo el mundo creía que la vuelta de Perón era la gran solución argentina y eso lo traté de transmitir en la canción”, explica Palito Ortega, quien, en la década del noventa, también se incorporaría a la vida política nacional como gobernador de Tucumán, su provincia natal y con “Yo tengo fe” acompañándolo como melodía de campaña.
Inspiración
“Venía por la avenida Cabildo desde Saavedra hacia Palermo, el barrio donde vivía. Se empezaba a anunciar la vuelta de Perón a la Argentina y, de repente, me encontré con un grupo de chicos jóvenes que salían de un colegio cantando y haciendo palmas. Había una algarabía en ellos y en mucha otra gente, como un gesto, un grito de gran esperanza. Entonces llegué a casa, tomé la guitarra y creo que la escribí en quince minutos”.
“Yo tengo fe porque yo creo en Dios. Yo tengo fe será todo mejor. Se callarán el odio y el dolor. La gente, nuevamente, hablará de su ilusión. Yo tengo fe, los hombres cantarán. Una canción de amor universal. Yo tengo fe, será una realidad. El mundo de justicia que ya empieza a despertar”
“La canción es un canto a la esperanza que sentía que flotaba en la calle”, remarca el compositor, quien reconoce: “Compuse la letra y la música en simultáneo. Cuando uno escribe una canción, la música te da una medida de letra, una idea”.
La grabación original contó con arreglos del prestigioso Oscar López Ruiz, quien integrara el Quinteto Piazzolla. En una entrevista, el notable intérprete reconoció que “gran parte de lo que se escucha atrás como orquesta” es él tocando una especie de simulador que se había traído de Estados Unidos y emulaba los sonidos de las cuerdas y las trompetas.
Una variante de la música social
“Siempre remarco que la inspiración de los compositores rara vez puede venir sola. Hay algo siempre que inspira”, afirma Ramón Ortega. Incluir a su hit “Yo tengo fe” en el nomenclador de canciones de corte social no sería apresurado, dado el origen y la intención del material.
En este sentido y, sin laxitud, podría decirse que Palito Ortega se emparentaría -desde un canon creativo distinto- con las ideas de Pablo Milanés, Víctor Heredia o Mercedes Sosa, aunque estilísticamente se trate de modos de composición diferentes, aunque sí vinculados a un tiempo social convulsionado en el que la música ofició de espejo y voz encendida.
La llamada “canción de protesta” o “social” ha tenido un largo historial en Latinoamérica. Desde ya, el rock norteamericano y europeo también dieron cuenta de este modo de decir, pero, desde la década del sesenta, a lo largo y a lo ancho del territorio americano central y sureño han ido emergiendo artistas que se posicionaron en ese sitial, donde aquello que se decía planteaba una delación en torno a las realidades, haciendo foco en injusticias, opresiones y revoluciones posibles.
En 1973, un año después de la salida de “Yo tengo fe”, en Chile fue derrocado el presidente constitucional Salvador Allende. El grupo Quilapayún interpretaba “El pueblo unido”. En 1976, Pablo Milanés editó “La vida no vale nada”. En Argentina, durante la primavera democrática liderada por Raúl Alfonsín, Víctor Heredia presentó “Todavía cantamos”, un grito esperanzador, pero que tuvo su raíz en la desaparición de su hermana y su cuñado durante la dictadura que diezmó a la Argentina desde 1976.
León Gieco es otro de los representantes de la canción social en nuestro país con proyección internacional. En “Cinco siglos igual” denunció el genocidio contra los pueblos originarios. Las voces de Mercedes Sosa y Piero también se inscribieron en el cancionero social y de protesta. En tanto, Charly García con “Los Dinosaurios” o más acá en el tiempo Calle 13 con “La bala”, dieron cuenta de realidades adversas.
“Yo tengo fe” buscó trazar una pintura de época, pero no desde la protesta más cruda, sino desde una mirada esperanzada sobre el futuro inmediato de la Argentina. La trayectoria del tema trascendió aquel momento puntual en el que fue compuesta para atravesar otras realidades, tal como señala Ortega. “Se cantó en muchas manifestaciones. Cuando hubo una amnistía para los presos políticos, realizaron una marcha donde se los podía ver, junto a sus familiares, cantando el tema. Un amigo me llevó hasta allí para poder escucharlos”.
“Yo tengo fe, que todo cambiará. Que triunfará por siempre el amor. Yo tengo fe, que siempre brillará. La luz de la esperanza, no se apagará jamás. Laralara-lalara-lara-la Laralara-lalara-lara-la Laralara-lalara-lara-la Lalara-lara-la-la-la-la-lara-la”
Sacar partido
Muchas composiciones de corte popular han visto adaptar su sentido a otros objetivos. El fútbol es un ámbito contenedor perfecto para canalizar el espíritu festivo de los hits. “Tengo varias canciones que recorrieron los estadios más populares del país. La gente le cambia la letra rápido y la adapta a la situación que transita su equipo, manteniendo la melodía”, reconoce Palito Ortega, sin molestarse por tal cuestión, sino entendiendo que se trata de una manifestación de arraigo popular que puede leerse como un homenaje.
“´Yo tengo fe que vamos a ganar…´” cantan todas las hinchadas. Cuando se habla de música popular, esta es una prueba muy contundente”, sostiene el artista. Al disputarse el Mundial de Fútbol Alemania ‘74, la hinchada argentina coreaba: “Yo tengo fe que vamos a ganar y vamos a dar la vuelta en Alemania Occidental”.
Los beneficios de llevar agua para el propio molino valiéndose de una melodía muy arraigada en el inconsciente colectivo también fueron aprovechados por la política. Ortega reconoce que muchos políticos le pidieron “que cantara la canción, pero cambiando la letra y haciendo alusión al partido que representaban”. Sin embargo, el cantautor no aceptó, salvo cuando se trató de una iniciativa propia.
A comienzos de la década del noventa, luego de permanecer varios años radicado en Miami junto a su familia y liderando su compañía Chango Producciones, Ortega fue tentado para postularse como gobernador de Tucumán, su provincia natal. Luego de recorrer su terruño y palpar de cerca la realidad local, el músico decidió que cumpliría con ese rol. El 29 de octubre de 1991, luego de ganar las elecciones, sucedió en la primera magistratura provincial a Antonio Domingo Bussi.
La canción “Yo tengo fe” acompañó como leitmotiv la campaña que lo llevó a la gobernación y luego, cuando se postuló a vicepresidente de la Nación, en la fórmula que encabezaba Eduardo Duhalde. La palabra “fe” definió aquella apuesta trunca, tal como se pudo leer en el ómnibus que trasladaba a los candidatos por todo el país.
Trascendencia internacional
“Yo tengo fe” pasó de ser un himno nac & pop a una canción coreada en países de culturas y costumbres muy disímiles al nuestro. “Se grabó en portugués y en alemán tuvo una versión muy curiosa, aunque, en este idioma, la que más se escuchó fue ´La felicidad´ en versión instrumental y cantada”, recuerda el cantante.
El suceso de “La felicidad” en alemán fue el prólogo para el arribo de “Yo tengo fe” a ese país: “Como ´La felicidad” había sido un éxito, cuando llegó ´Yo tengo fe´ me prestaban más atención como compositor”.
La canción, además, dio título a una película dirigida por Enrique Carreras y estrenada el 18 de julio de 1974 en una amplia red de salas, cuya avant premiere se llevó a cabo en la muy transitada calle Lavalle. Santiago Bal, Tono Andreu y Ricardo Morán acompañaron a Ortega, que llevaba el rol protagónico.
El film engrosó ese catálogo de películas naíf interpretadas por figuras muy populares que lograban una enorme repercusión de taquilla.
“Yo tengo fe, yo creo en el amor. Yo tengo fe, también mucha ilusión. Porque yo sé será una realidad. El mundo de justicia que ya empieza a despertar (prr). Laralara-lalara-lara-la Laralara-lalara-lara-la (mh-mh) Laralara-lalara-lara-la Lalara-lara-la-la-la-la-lara-la (ja, ja, ja)”
Pasó medio siglo y “Yo tengo fe” sigue siendo uno de los hits ineludibles de cada concierto de El Rey. La canción nació como un grito de esperanza y fue intercediendo ante los diversos momentos políticos de la Argentina con el propio Ortega como protagonista.
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