Ximena Sariñana, la heredera de Julieta Venegas que creció con las canciones de Gustavo Cerati
"Ya no tengo que probarme nada. Solo pretendo disfrutar de la música que hago desde un punto de vista muy empoderado. Hice este disco conociéndome al cien por ciento, aceptándome tal como soy", asegura Ximena Sariñana a pocos de presentarse por primera vez en Buenos Aires. Habla de ¿Dónde bailarán las niñas?, álbum editado este año que incluye participaciones de la chilena Francisca Valenzuela, la brasileña Iza y su compatriota Girl Ultra: un proyecto, se nota, con fuerte impronta femenina.
Nacida hace 33 años en Guadalajara, esta mexicana que desembarcará en Niceto este juevesya grabó cuatro discos, fue nominada a los premios Grammy y disfruta de un momento en el que claramente su carrera empieza a levantar vuelo: este año tiene una agenda cargada, con shows en Chile, España, Estados Unidos y su país de origen, un mercado poderoso donde es cada vez más popular.
"En este nuevo disco probé con algo mas latino, más bailable que en los anteriores. Me divertí mucho grabándolo -señala la artista-. Creo que el mío ha sido un crecimiento muy orgánico, una evolución muy natural. Cuando grabé mi primer disco (Mediocre, de 2008) me quería comer el mundo, como es habitual con los debutantes. Pero obviamente me faltaba experiencia. Aquella vez tuve dos productores excelentes, Tweety González y Juan Campodónico, que me ayudaron a conseguir un sonido a tono con esa época y fueron claves para que mis canciones funcionen muy bien a nivel regional. Mi segundo disco (Ximena Sariñana, de 2011) fue una verdadera apuesta: me cayó la oportunidad de grabar en inglés con un sello multinacional y la aproveché. Aprendí muchísimo, de hecho. En el siguiente (No todo lo puedes dar) ya me involucré más en la producción. Trabajé en sociedad con tres productores experimentados (John Congleton, Jim Eno, Alejandro Rosso) y escribí unas cuarenta canciones. Ese disco me abrió muchas puertas, fue como una especie de graduación como productora, compositora e intérprete para mí".
–También trabajaste como actriz en televisión y cine. ¿Cómo fuiste acomodando tus tiempos? ¿A qué le das prioridad?
–Empecé con la actuación alrededor del mundo de mi papá, que es cineasta. Y mi madre es guionista. Así que fue algo normal para mí. Cuando tenía apenas 9 años participe en Hasta morir, el primer largometraje que dirigió mi padre, Fernando Sariñana, que también es un gran melómano. Crecí en un ambiente con muchos estímulos, entre discos de todo tipo: los Beatles, Paul Simon, Led Zeppelin, Tracy Chapman, Tony Bennet, Ella Fitzgerald, Massive Attack, Björk, Ravel, Bach.
–¿Conocés algo de música argentina?
–Sí, claro. También había muchos discos latinoamericanos en casa. Desde que tengo 15 años escucho mucha música del Sur: Astor Piazzolla, Kevin Johansen, Jorge Drexler... Pero la referencia más importante quizás sea Gustavo Cerati. Me encanta todo lo que hizo: sus letras, su música, su manera de cantar, sus producciones. También admiro a Luis Alberto Spinetta, Charly García y Fito Páez. Son todos artistas que desarrollaron su propia identidad musical y que son parte de una historia muy potente. El rock argentino es muy importante para mí y para muchísimos mexicanos.
–¿Qué discos y canciones te cambiaron la perspectiva?
–Bueno, además de los de Soda Stereo, OK Computer de Radiohead. Una de mis canciones favoritas es "Isolation", de John Lennon. Nunca me canso de escucharla y cantarla.
Julieta Venegas es una referencia importantísima. Fue una pionera. Es una inspiración para mí
–En Argentina tu compatriota Julieta Venegas tiene un buen núcleo de seguidores. ¿Fue una influencia para vos?
–Ella es una referencia importantísima, claro. Fue una pionera. Es una inspiración para mí. También lo son Carla Morrison y Natalia Lafourcade, aunque todas tengamos estilos diferentes.
Hoy, Ximena Sariñana vive una parte del año en Ciudad de México y otra en Los Ángeles, el lugar donde pasó parte de su niñez y una buena base de operaciones para proyectar su futuro profesional. "Son ciudades bastante hermanas -sostiene-. Los latinos son mayoría hace rato en Los Ángeles, sobre todo los mexicanos. Estoy acostumbrada al intercambio cultural con los norteamericanos, además, y lo disfruto".
–¿Cómo está México hoy? ¿Cambió algo con el gobierno de López Obrador?
–Hay mucha expectativa, sobre todo por la unión que generó. López Obrador ganó por una amplia mayoría, refleja un gran acuerdo nacional por primera vez en mucho tiempo. Pero algunos estamos ahora mismo un poquito bajoneados por los recortes en el área de cultura y de los programas de ayuda social. No esperábamos eso. Hay un poco de miedo y cierta decepción. Pero es muy temprano para hacer un juicio de valor definitivo.
–Decías que este último disco te hizo sentir muy empoderada, un término muy en boga en el marco de las reinvidicaciones feministas. ¿Cómo vivís esta etapa histórica?
–Creo que debemos aprovechar toda esta movida a nivel internacional a favor de la igualdad de géneros. Pero esto no les corresponde solo a las mujeres y tampoco se arregla con un hashtag o una foto en Instagram. Necesitamos un cambio genuino, real. Los cambios en la legislación de cada país, por ejemplo, son muy importantes. Pero debemos involucrarnos todos porque sencillamente nos conviene a todos. La mía es una generación que depende mucho de las modas y las tendencias, que está muy pendente del trending topic. Pero pasan dos días y un trending topic se olvida. Cada vez son menos los que se proponen metas concretas y tienen la suficiente constancia para cumplirlas.
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