Winona Riders: cómo es “el mejor disco nacional de los últimos 20 años”
La banda sensación del under le pone una cuota de arrogancia al rock sub-25 y entrega un disco debut a la altura de sus declaraciones
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Artista: Winona Riders. Álbum: c. Canciones: “Abstinencia”, “La cura (los chicos también lloran)”, “Anton”, “Muerte a los Winona Riders”, “D.I.E. (Die in Ecstasy)”, “Dopamina”. Sello: Indie Folks. Nuestra opinión: muy bueno.
Convertido ya más en una fuerza cíclica que en un género, cada equis cantidad de años, al rock se le determina su muerte ante la imposibilidad de renovarse y de hablarle al público joven. Y ahí, en el momento en que está por recibir la extremaunción, aparece un salvador encargado de extender su sobrevida, un rol que Winona Riders no solo no esquiva, sino que busca ostentar. Convertido en estandarte de un recambio generacional evidente, el sexteto no tardó de anunciar en redes sociales el lanzamiento de Esto es lo que obtenés cuando te cansás de lo que ya obtuviste, su álbum debut, como “el mejor disco nacional de los últimos 20 años”, una manera de plantar bandera para formatear el pasado, celebrar el presente e intentar apropiarse de cómo escribir el futuro.
Prepotencia discursiva aparte, los integrantes de Winona Riders supieron construir su obra a través de la elaboración a la vista. Ahí donde otros buscan disimular o mitigar la influencia de sus artistas formativos, la banda de zona oeste decide poner en relieve cada fuente de inspiración sin ocultar nada al oyente. Desde sus primeros compases, “Abstinencia” usa la misma moldería cancionera de Spacemen 3 tanto en forma (un garage rock espacial) y contenido (la inmolación narcótica como respuesta a todo). Poco después, “La cura (los chicos también lloran)” contradice desde su letra el postulado que Robert Smith instaló en “Boys Don’t Cry”, esta vez desde un rock de paso cansino a partir de la reiteración de un mismo leitmotiv a modo de trance valvular.
Una muestra de voz de Anton Newcombe, líder de The Brian Jonestown Massacre da el puntapié inicial para “Anton”, un rock de ambiciones psicodélicas en el que un sitar reemplaza la distorsión que predomina en el resto del disco, y cuya letra referencia también a The Dandy Warhols con una serie de guiños evidentes (“El último adicto en la tierra”, por “Not If You Were the Last Junkie on Earth”; “Odio y bohemia”, por “Bohemian Like You”). El tema ofició también a un nivel simbólico a finales de abril, cuando Winona Riders fue la banda convocada para abrir el show del grupo de Newcombe y compañía en Chacarita.
Y si de Spacemen 3 se trata, el último tramo de Esto es lo que obtenés cuando te cansás de lo que ya obtuviste busca cumplir al pie de la letra lo que la banda británica proponía desde el título de su pirata Taking Drugs to Make Music to Take Drugs to (consumiendo drogas para hacer música para consumir drogas). El instrumental “Muerte a los Winona Riders” es un trip intenso que gira sobre un mismo riff que crece en intensidad, de vuelta con el sitar como mascarón de proa. Acto seguido, “D.I.E. (Die in Ecstasy)” es otra invitación a entregar el cuerpo a un banquete químico y tratar de traducir a palabras una experiencia sensorial (“Mis dientes están por estallar, mi serotonina se marchó y nadie me ha avisado/ Mi cuerpo no para de sudar”), una idea que recrudece en el cierre con “Dopamina”, una última descarga eléctrica para mantener vivo al rock, al menos hasta el próximo parte médico.
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