“Volver”, la canción más nostálgica de todos los tiempos y el designio trágico que siempre la acompañará
El tango de Carlos Gardel es atemporal y una de las canciones más exquisitas del siglo XX; su historia, su letra y la interpretación insuperable del Zorzal Criollo
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“Volver / Con la frente marchita / Las nieves del tiempo platearon mi sien / Sentir / Que es un soplo la vida / Que veinte años no es nada / Que febril la mirada / Errante en las sombras, te busca y te nombra /Vivir / Con el alma aferrada /A un dulce recuerdo que lloro otra vez”.
En su tango “Volver” (1935), Carlos Gardel evoca con un cierto dejo de fracaso la vuelta a una ciudad, pero sobre todo a una etapa de su vida. El paso de los años y sus “hondas horas de dolor” lo llevan a regresar bajo “el burlón mirar de las estrellas”.
El tango pertenece a los mejores momentos de “El morocho del Abasto”, cuando su voz adquirió la madurez justa y su repertorio su máximo esplendor, al igual que otros clásicos de ese mismo período como “Mi Buenos Aires querido”; “Cuesta abajo”; “El día que me quieras”; “Soledad”; “Golondrinas”; “Sus ojos se cerraron”; “Amargura”; “Amores de estudiante” y “Volvió una noche”, donde también se alude a un regreso. Se regresa a la ciudad perdida, al primer amor, a los recuerdos sagrados. Se vuelve vencido, cargado de años y penas, pero se vuelve.
La melancolía que destila la voz de Gardel y la letra del poeta Alfredo Le Pera en “Volver” no tiene parangón con ningún otro tango que se haya escrito y cantado alguna vez. No es casual que aquella frase desesperanzada de “veinte años no es nada” quedara como una marca indeleble de la identidad rioplatense, al igual que otros giros inolvidables de su letra, frases y dichos impregnados para siempre en el sentir popular como “Es un soplo la vida” o “Volver con la frente marchita”.
A diferencia de “Mi Buenos Aires querido”, donde el retorno alude a una ciudad mítica en la que el personaje fue feliz, el retorno de “Volver” es más áspero, más doloroso y más desesperanzado: “Yo adivino el parpadeo/ de las luces que a lo lejos/ van marcando mi retorno/ son las mismas que alumbraron/ con sus pálidos reflejos/ hondas horas de dolor”.
Porque, además, aquí el regreso a la ciudad es también el regreso al amor ausente, al amor perdido: “Y aunque no quise el regreso/ siempre se vuelve al primer amor”. Se vuelve con la frente marchita, peinando canas, presintiendo la derrota. Y para colmo, las estrellas son indiferentes y burlonas.
El tango, que dio a luz en 1935, se estrenó en la película El día que me quieras. Entre 1931 y 1932 “Carlitos” Gardel ya había realizado otras cuatro películas (Luces de Buenos Aires, Espérame, La casa es seria y Melodía de arrabal) en los estudios europeos de la Paramount. Aquellas películas lo catapultaron como una estrella internacional. Tal es así que a finales de 1933 viajó por primera vez a Estados Unidos, donde cantó con gran éxito para la NBC de Nueva York.
Poco después, en 1934 filmó dos películas más con la Paramount en los Estados Unidos, “Cuesta abajo” y “El tango en Broadway”, dirigidas por el francés Louis Gasnier. Impulsados por el éxito de aquellas películas, los estudios norteamericanos de la Paramount decidieron filmar dos películas más en 1935, que serían sus últimas: “Tango Bar” y “El día que me quieras”, rodadas en enero de 1935. De esta forma, “Volver” quedaría estrechamente ligado a los últimos seis meses de vida de Gardel, antes de aquel fatídico 24 de junio de 1935 cuando pierde la vida en un trágico accidente de aéreo en Medellín, Colombia.
Escrita por Alfredo Le Pera y dirigida por John Reinhardt, en este film Gardel interpretó el rol de Julio Argüelles y estuvo acompañado por la actriz mexicana Rosita Moreno, Tito Lusiardo, Fernando Adelantado y Mario Peluffo. Como dato curioso, en una breve escena también actúa Astor Piazzolla cuando aún era un niño, en la piel de un canillita. Y casi al final de la película, apoyado en la baranda del barco en el que regresa con su hija, el Zorzal Criollo interpreta la versión original de “Volver”, un clásico inoxidable. La película fue estrenada pocos días después de la muerte del cantor de Buenos Aires y, a diferencia de sus films anteriores, los estudios tomaron la decisión de registrar el canto de Gardel en vivo, eliminando el doblaje tradicional en posproducción.
Muchos años más tarde, el español Pedro Almodóvar volvió sobre este tango para dar título a una de sus películas más recordadas (Volver, 2006), protagonizada por Penélope Cruz, Carmen Maura, Lola Dueñas, Blanca Portillo, Yohana Cobo y Chus Lampreave. Un film que viajaría hasta el Festival de Cannes para llevarse una Palma de Oro al mejor guion y otra para el conjunto de artistas femeninas. Además, la película (disponible en Netflix) fue galardonada con más de 40 premios internacionales, entre ellos cuatro Premios del Cine Europeo y cinco Premios Goya y Penélope Cruz fue candidata al Oscar a la mejor actriz. Según palabras del mismo Almodóvar, la trama habla de tres generaciones de mujeres que sobreviven al viento solano, al fuego, a la locura, a la superstición e incluso a la muerte a base de bondad, mentiras y una vitalidad sin límites.
“Volver no es una comedia surrealista, aunque en ocasiones lo parezca. Vivos y muertos conviven sin estridencias, provocando situaciones hilarantes o de una emoción intensa y genuina. Es una película sobre la cultura de la muerte en mi Mancha natal. Mis paisanos la viven con una naturalidad admirable. El modo en que los muertos continúan presentes en sus vidas, la riqueza y humanidad de sus ritos hace que los muertos no mueran nunca. Volver destruye los tópicos de la España negra y propone una España tan real como opuesta. Una España blanca, espontánea, divertida, intrépida, solidaria y justa”, aseguró el director manchego.
Pero volvamos al tango. Entre las muchas versiones interpretadas de “Volver” se destacan la de Hugo del Carril, grabada especialmente para la película La vida de Carlos Gardel (1939). También fue grabada por Aníbal Troilo y Ástor Piazzolla (Tango Master Collection, de 1970), Plácido Domingo (Placido Domingo sings tangos, de 1981), Roberto Goyeneche (El polaco por dentro, de 1985, Roberto Carlos (Roberto Carlos ‘88, de 1988) y otras grandes figuras como Julio Iglesias (Tango, de 1996); Luis Miguel (Mis romances, de 2001) o Andrés Calamaro (El cantante, de 2004).
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