Viuda e Hijas de Roque Enroll llega a las plataformas digitales: “Éramos feministas antes del feminismo actual”
Este miércoles 10 de febrero, los fanáticos de Viuda e Hijas de Roque Enroll celebrarán una noticia esperada durante mucho tiempo: la banda lanzará casi toda su producción artística en las principales tiendas y plataformas digitales, un acontecimiento inédito dado que se trata de todo lo registrado por Mavi Díaz, Claudia Ruffinatti, Claudia Sinesi y María Gabriela Epumer.
“Tener nuestro material en las plataformas era una deuda con el público y con nuestra compañera María Gabriela Epumer”, sostiene Mavi Díaz en referencia a la integrante de la banda fallecida el 30 de junio de 2003. “Fuimos muy atrevidas”, se sincera Claudia Ruffinatti. En sintonía con su compañera, Claudia Sinesi no duda en reconocer el ímpetu que las acompañaba en aquellos tiempos ochentosos: “Éramos super rebeldes”. La edición en plataformas del material eternizará, en cierta forma, aquello que se encontraba en casete y CD, soportes efímeros en el tiempo, y se sumará a algunas ediciones en vinilo, formato que goza de una renovada vitalidad.
Rompieron con el establishment del rock
Su primer material, que lleva el nombre del grupo como tarjeta de presentación, se editó en 1984, tiempos de primavera democrática y de un momento muy productivo para los intérpretes argentinos, luego de aquel espaldarazo que la Guerra de Malvinas le dio a la música local: en 1982, el gobierno militar había prohibido las canciones en inglés. El absurdo de la guerra y de aquella medida, favoreció a toda una generación que pisó fuerte: Alejandro Lerner, Sandra Mihanovich, Celeste Carballo, Virus, Raúl Porchetto y, un poco después, la “trova rosarina” con Fito Páez, Juan Carlos Baglietto, Rubén Goldín y Silvina Garré, entre tantos otros. En ese contexto se gestó la banda pop con algo de twist y una imagen teatral, que marcó un quiebre estético y se plantó ante las imposiciones del mercado. Banda de chicas como nunca antes había existido para hablar de temas como la masturbación, la disolución del modelo familiar tradicional y hasta para criticar a la Iglesia.
En pocas horas, ese bagaje atravesado por el kitsch visual se podrá escuchar con excelente sonido, debido a la acción de The Orchard, la importante compañía de distribución internacional de música y entretenimiento, intermediaria para que Las Viudas, como las llaman todos, suenen en Spotify, iTunes, Apple Music, YouTube Music, Deezer, Claro Música, Napster, Tidal y Amazon.
-¿Qué suponen que sucederá con sus seguidores a partir de este lanzamiento?
Claudia Sinesi: -Se van a poner muy contentos porque lo pidieron mucho. Para nosotras es una alegría, Viuda e Hijas fue un momento muy importante en la carrera de cada una. Se trata de rescatar aquello que hizo que fuera un éxito la banda. Además de lo musical, también tuvo que ver con la química que hubo entre nosotras. A mí, en Rouge, mi banda anterior, eso no me pasó.
Claudia Ruffinatti: -Será una oportunidad para que nos conozcan los más jóvenes, para algunas generaciones somos la novela de Telefe.
Ruffinatti se refiere a Viudas e hijos del Rock & Roll, tira que emitió Telefe en el 2014, que rescato una época y cuyo título fue un homenaje a la banda.
Romper tabúes
En Rouge, una agrupación femenina preámbulo de Viuda e Hijas de Roque Enroll, María Gabriela Epumer tocaba la guitarra y Claudia Sinesi, el bajo. Causalidades, Mavi Díaz escuchaba, por el pulmón de manzana, los conciertos que el grupo daba en un boliche de la avenida Córdoba, a la vuelta de su casa. Entusiasmada, no dudó en acercarse para entablar contacto y contarles que había un productor que estaba interesado en armar una banda con mujeres. Para completar la agrupación, Sinesi y Epumer recordaron a Claudia Ruffinatti, quien había audicionado para tecladista de Rouge sin suerte. “Bernardo Bergeret, que era el AR (Artists and Repertoire) de Abraxas, le hizo escuchar por teléfono al productor Pelo Aprile, nuestra interpretación de ´Estoy tocando fondo´. Le gustó tanto que nos hizo ir a verlo en ese mismo momento”, recuerda Mavi Díaz. En dos taxis llegaron a la oficina de Aprile, quien luego de escuchar la canción les consultó si podían grabar en un mes. “Nunca tuvimos miedo, por eso le dijimos que sí”, recuerda Sinesi.
Lo curioso del cuento es que los productores estaban buscando mujeres para emular a Los Ángeles de Smith, aquel trío de voluptuosas señoritas dirigido por Francis Smith que poco tenía que ver con lo que después generarían artística y estéticamente Las Viudas. “Eran tres bombas aquellas chicas”, reconoce Ruffinatti.
Luego de aquel primer tema siguieron “Potpurrí (olla podrida)”, “Te encargo mi modernidad” y “Bikini a lunares amarillo”, entre otros hits. El segundo material fue Ciudad Catrúnica, acaso el mayor éxito del cuarteto de féminas. Aquella placa incluía “Lollipop”, “Tras la medianera”, “Me dijeron que te diga”, “Crónica”, “Plata plata”, y varios títulos más, todos exitosos y de rápida memorización popular. En 1986, llegaría Vale 4, el último disco en estudio que las apartó del sonido identitario, para dar paso a melodías más cercanas al synthpop. De ésta última edición se destaca la paródica “La familia argentina”.
Todo arrancó en la casa de María Gabriela Epumer que, con solo 19 años, aún vivía con sus padres, razón por la cual fueron ellos los que firmaron el primer contrato representando a su hija. Epumer vivía en avenida San Martín y Nueva York, en Villa Devoto. Hasta allí llegaron sus compañeras para delinear y sentar las bases del nuevo proyecto sin imaginar la repercusión que, rápidamente, obtendrían, acompañadas por los músicos Jota Morelli y Marcelo Huertas.
Díaz, hija del gran músico Hugo Díaz y sobrina del eximio Domingo Cura, se convirtió en la voz principal de la banda. Epumer, además de los coros, se hizo cargo de la guitarra. Al frente del bajo se ubicó Sinesi, hermana de Quique Sinesi, notable músico que, en esos tiempos, tocaba con Dino Saluzzi, quien era amigo del padre de Mavi. Ruffinatti aportó sus conocimientos en los teclados.
CR: -Los productores fueron inteligentes porque nos vieron y cambiaron la idea del producto que querían lograr. Además, negociamos poder componer nuestros propios temas.
MD: Ellos no sabían nada de nosotras, cuando entramos al estudio no habían escuchado nada nuestro.
CS: -Invirtieron en nosotras. Nos pidieron grabar “Bikini…”, “Estoy tocando fondo” y luego lo que quisiéramos.
A mediados de los ´80, la sociedad era otra. Y las músicas no sólo debieron lidiar con el prejuicio machista que no veía con buenos ojos el liderazgo absoluto de lo femenino, sino que también tuvieron que luchar contra los prejuicios de una industria pacata que denostaba el arte de Las Viudas. El establishment patriarcal encontraba en la crítica musical la mejor excusa para tirar abajo a la banda, que arrancó con el pie derecho y rápidamente tuvo miles de fanáticos enardecidos con ellas. Se sabe, el éxito siempre incomoda a algunos. Sin embargo, Diaz, Epumer, Ruffinatti y Sinesi contaban con una notable preparación.
CS: -Habíamos tocado jazz y otras músicas más ricas, acordes que, en música, se llaman embellecidos.
MD: -María Gabriela y Claudita Sinesi venían de tocar, a los 15 años, música erudita.
CR: -En Viudas no había nada simple.
MD: -Era de fácil digestión, pero lo que parecía tan fácil tenía un trabajo enorme detrás. Había mucha dedicación, yo no sé si hoy una banda ensaya todos los días de 9 a 12 como lo hacíamos nosotras. El resultado fue fruto de todo ese trabajo y del talento.
Esos sonidos seductores para las masas, iban acompañados por letras directas y otras con un alto valor simbólico, pero todas enfrentadas con la comodidad y buscando la crítica social o la mirada aguda sobre el machismo. “La gente joven se asombra de los temas que se tocaban en nuestras letras hace cuarenta años”, dice Diaz. Para Sinesi, parte del sentido de las ideas que expresaban tenían que ver con el contexto político y social: “Veníamos de la época de los milicos donde había que ponerse la pollera por debajo de la rodilla y medias para que no se vea ni un pedazo de piel, por eso nuestro desenfado y la explosión de colores de nuestra ropa, después del tiempo de oscuridad”.
-Viuda e hijas fue vanguardia y lo sigue siendo.
MD: -Cuando los pibes escuchan a Las Viudas, les parece re moderno. Los dibujos de arte, como salidos de Fritz Lang, son vanguardia. Fuimos muy lanzadas siempre.
CR: -Cuando volví a leer la letra de “Qué le digo a los chicos”, me morí.
MD: -Habla de la transexualidad.
Aquel recordado hit encuentra a una esposa rogándole al marido: “Me pedís siempre rouge y te lo presto, usás mi sombra, mi rubor, mi brillo, gastame todo si querés mi amor, pero qué le vato a los chicos”.
MD: -Éramos explicitas, en “Lollipop”, la mujer le pide al chico que se baje el pantalón. También hablamos de la Iglesia, de las cirugías plásticas.
CR: -Nuestras canciones tienen dos lecturas, una primera bien amorosa y una segunda, más profunda. “La familia argentina” es muy dura, pero con música muy llevadera. Algunos conductores de televisión nos decían “que divino”, pero era tremendo lo que contábamos.
CS: -”Bajate el pantalón” nació en un viaje en micro de Montevideo a Punta del Este.
CR: -Primero nos divertíamos nosotras. Al componer nos descomponíamos de la risa, no podíamos creer lo que se nos ocurría. Realmente, nos encantaba lo que hacíamos.
CS: “Me dijeron que te diga” surgió porque, en un viaje, una chica se lo dijo a María Gabriela: “Me dijeron que te diga que tu novio está con otra”.
-¿Cómo elegían quién cantaba tal o cual tema?
MD: -Encuadrábamos las canciones con la personalidad de cada una, “Lollipop”, con todo lo que dice, es genial en la voz de Claudita y no en la mía. Muchas de las letras son chistes internos. “Hace base” era, para nosotras, “bajá los cambios”. Todo era verdadero, por eso son inmortales las canciones, no estaban pensadas como una fórmula. Es más, rompimos todas las fórmulas, nuestra composición musical es diferente.
-Rompieron tabúes y hoy se diría que ejercieron un empoderamiento.
MD: -Y fuimos empoderadoras. ¿Cuántas chicas había en bandas hasta Viudas? Abrimos caminos sin ser militantes feministas, éramos feministas antes del feminismo actual. Les dijimos a las mujeres: “Se puede tener una banda y encabezar un show”. Me gusta pensar que abrimos algún caminito.
Duelo
El fallecimiento de María Gabriela Epumer acaso sea el único sinsabor de una banda exitosa y festiva. Claudia Ruffinatti estaba trabajando en su puesto de directora de Relaciones Institucionales en una importante institución de educación superior cuando le sonó el teléfono: “Era Claudita Sinesi que me dijo: ´Rufi, se murió María Gabriela´. El grito que pegué fue tremendo. Me encerré, estaba desgarrada. Al rato me llamó Mavi desde España. No paró de sonar el teléfono, era muy querida. Fue la muerte más dolorosa de mi vida”.
CS: -Nadie sabe qué le pasó a María Gabriela, porque era la persona más sana del mundo. Aquello fue, justamente, en un momento en el que había un virus sars dando vueltas. Se dijo cualquier barbaridad porque era rockera y tocaba con Charly García. No la conocían, se cuidaba un montón. Comía milanesas de soja desde 1980.
-¿Qué pasó? ¿Por qué no se pudo salvar?
-Se sintió mal y no quiso tomar nada, porque no tomaba ni una aspirina. Fue muy injusto lo que pasó, los médicos no la escucharon cuando decía que se sentía mal.
-¿Qué le respondían?
CS: -Le decían que se fuera a descansar. María Gabriela arrancó con una bronquitis aguda, pero, de todos modos, se fue a tocar a Mar del Plata con su grupo, manejando su auto con los músicos atrás. Antes de morir, agonizando, fue a cumplir con la fecha que tenía en Mar del Plata en pleno invierno.
MD: -Hablo de ella en presente, debuté con María Gabriela, no la puedo olvidar. Sueño con ella y con mi vieja. No solo era una pata musical, por su personalidad era la amalgamadora de todas nosotras. Se nota su falta. Cuando murió, sentimos que no podíamos solas. Creo que todavía es una artista para descubrir por muchas generaciones.
CR: -Vanguardista en su arte, en su forma de ser, de alimentarse y de cuidar su cuerpo.
MD: -Nada la detenía, era una artista independiente que hacía todo.
CS: -Se ocupaba de llamar a sus amigos, todos la querían. Cuando se organizó el velatorio, no quería ir. Finalmente, me acerqué. Recuerdo que le hacía chistes a Dora, su mamá. Le decía: “Tu hija se murió porque no quería ser vieja”.
Outfit
Viuda e Hijas de Roque Enroll producía su trabajo de manera conceptual. En esa sintonía, el vestuario era parte de una totalidad. “Cada una respetaba su estilo”, explica Ruffinatti. El estilo vintage reformulado con excentricidades definía la estética de los insólitos atuendos: “Teníamos a doña Esperanza, una modista que nos hacía ropa deshaciendo los trajes de mi mamá. También trabajábamos con materiales que nunca se habían usado para un vestuario: goma EVA o mangueras. Nuestra vestuarista Viviana era la quinta viuda, hacía obras de arte. Era la primera que escuchaba los temas para inspirarse para diseñar y podía llegar a hacer una falda con hule”, recuerda Mavi Diaz.
Epumer era fanática de lo retro. Para ella, una feria americana era similar a la mejor casa de alta costura de Milán. “Al principio, no le entendía, le decía que, en esos lugares, había trapos, pero ella siempre encontraba algo buenísimo”, dice Sinesi. Las Viudas respondían a personajes implícitos, cada una cumplía con un rol. Y si un productor les pedía “normalidad”, ellas arremetían con un lampazo como sombrero.
-Comparando con valores actuales, ¿ganaron mucho dinero?
CS: -Yo guardaba la plata en una caja de zapatos, eran pilas de billetes que juntaba cada semana. Como no estaba nunca en casa, llegaba y ponía todo en la caja.
CR: -Ganábamos mucha plata, recuerdo que un fin de año en plena hiperinflanción, en un pago semestral de Sadaic, Mavi cobró el equivalente a catorce mil dólares. En ese momento, era lo que costaba un departamento de dos ambientes en Belgrano. Seguramente, nuestra discográfica, que era nacional, declaraba menos. Nos compramos autos, mejoraron nuestras condiciones de vida, nos dábamos algunos gustos. De todos modos, teníamos muchos gastos, no existían los canjes y todo lo pagábamos nosotras.
MD: -No teníamos tiempo para consumir. No éramos millonarias, esa cajita de Claudia tiene que ver con que no hacíamos otra cosa que trabajar y no podíamos gastar la plata que ganábamos. El negocio de la música era algo nuevo, así que tampoco ganábamos tanto. Y éramos muy “pichis” con la guita.
CR: -Éramos muy chicas, teníamos 23 años, no conocíamos el manejo de lo económico, lo nuestro era tocar música. Tendríamos que haber sido más inteligentes y haber guardado un poco más.
MD: -Nunca nos tomamos vacaciones. En los meses de verano podíamos hacer 50 shows y, en un año, cerca de 150 conciertos.
CS: -Llegamos a hacer triplete en una misma noche.
En aquellas giras de verano contaban con un público variopinto. Las Viudas no olvidan aquella presentación en San Bernardo ante una platea digna de Topa. “Nos venían a ver a nosotras que decíamos ´revolveme el estofado´ en una canción. Los chicos cantaban, pero no entendían el significado”, dice Mavi Diaz, aún sorprendida.
El mundo digital contaba con Perlas y diamantes, aquella producción en homenaje a María Gabriela Epumer que llevaron a cabo sus compañeras a 30 años de la fundación del grupo. Este miércoles, serán los sonidos originales los volverán a recrear la magia de Las Viudas con la agrupación completa. “Es inconcebible que no estuvieran los temas de las cuatro”, reconocen todas.
Mientras esperan el nuevo lanzamiento, cada una sigue con sus actividades actuales: Mavi Díaz es la directora de Radio Nacional Folklórica y continúa al frente de Las Folkies, su banda de folklore con un estilo que revitaliza el género; Claudia Ruffinatti está abocada a la organización de eventos y al protocolo y ceremonial, su especialidad; y Claudia Sinesi se dedica a la música ya sea como artista o como docente, su último material lleva el nombre de Chas. Díaz y Ruffinatti son madres y Sinesi cuida con devoción a su gato.
Viuda e Hijas de Roque Enroll camufló en lo festivo sus críticas sociales. Rompieron con prejuicios y se enfrentaron a la cultura patriarcal. No estaban para ser adorno de un star rock con voces armónicas en un quinto plano de la escena. Sus virtudes estaban para la estelaridad, abriendo un camino para otras mujeres. Fueron auténticas. No copiaron ni pudieron ser copiadas. Únicas. Acaso el gran secreto para que su nombre perdure 37 años después del debut.
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