Vitico: el “gran amor de su vida”, por qué a los 75 prefiere estar solo y el recuerdo de Riff, “la primera banda de rock de Argentina”
Inoxidable, tras desarmar Viticus vuelve a empezar con Los Leones; regraba los discos de Riff y asegura: “El rock soy yo”
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A los 75 años, Vitico es el líder de lo que podríamos llamar “una banda nueva”. El baterista Ale Soto lo linkeó con Los Leones, un grupo que ya tenía rodaje en la escena rockera, y dos más dos fue cuatro: Vitico y Los Leones se llama el proyecto conjunto con el que viene tocando desde el año pasado y con el que recuperó ese hambre tan saludable para mantenerse activo.
“Eran una banda de country rock, y para hacer country rock tenés que cantar muy bien y tocar muy bien. Y están más cerca de lo que hago yo generacionalmente que los Viticus”, dice el Canciller. El grupo que lideró durante veinte años colapsó y su hijo y coequiper Nico Bereciartúa se fue a tocar nada más y nada menos que con los Black Crowes. Y él, lejos de tirar la toalla, se puso a trabajar: gira por todo el país, regraba clásicos de Riff, temas nuevos y, sobre todo, un entusiasmo renovado. “Me encuentro con la banda que mejor suena”, insiste, y se lo nota motivado.
–¿Qué te aportan los Leones?
–Son buenísimos, iban a ver a Riff y me respetan y están contentos de tocar conmigo, y yo contentos de tocar con ellos. Porque son sanos, tienen auto, tienen su familia y no hay ninguna boludez. Dos veces por semana nos juntamos desde las 8 de la noche hasta las 12 y eso resulta en un show que te pone los pelos de punta. Son buenos músicos y son buenas personas. Yo siento que me estoy haciendo de abajo de nuevo y es la parte más divertida, porque después llegás al éxito y uno se cree que es por él, el otro se cree no sé cuánto y empiezan las tensiones. Pero cuando todos estamos pensando en lo mismo, que es que nos vaya bien, es distinto. Son buena gente, estoy muy contento. Tuve que pasar por otra banda que no era lo que buscaba, pero gracias a eso llegué a esto, que es lo mejor.
–¿La decisión de romper Viticus está dada porque Nico se fue a tocar a Estados Unidos o hubo otros motivos?
–Cuando me di cuenta de que me miraban como un viejo de mierda empecé a sospechar, je. Y yo puedo ser un viejo de mierda pero tenía ganas de seguir tocando temas nuevos. Los entiendo a ellos, que pensaban en un futuro mejor... en el que yo no estaba incluido, por supuesto. Pero al único que le fue bien fue a Nico, ¿ok? Igual mucho de lo que digo es en joda, pero la renovación de la gente es buena: hasta que se den cuenta cómo soy les va a llevar mucho tiempo.
–¿Te divierte esto de hacer crecer una banda de cero?
Sí, pero la música es muy buena, está todo muy bien, estamos afianzados, todos sabemos lo que el otro va a hacer. Y eso le da la armonía necesaria. Porque mi propósito es que la gente se vaya mejor de lo que vino. Yo hago todo Riff hasta que tengamos los temas nuevos terminados. Y si creían que nunca iban a tener otra vez esa sensación, se equivocan. Hay gente que llora de alegría, porque no pueden creer que suenan como tienen que sonar.
–¿Qué están grabando?
–La idea que teníamos con Pappo hace años era grabar los temas de Ruedas de metal (1981), pero con buen sonido. Es lo que voy a hacer.
–Era necesario. Los temas son espectaculares pero suena pésimo el disco.
–A nivel sonido es muy malo. Trato de corregir eso. En el segundo disco ya grabamos un poco mejor, en Ion, con el maravilloso Portugués Da Silva, pero todavía no mezclábamos bien, y en el tercero ya sí. Yo los temas los hago un poco más ágiles y eso los actualiza.
–¿Y tienen en mente algo nuevo?
–Para empezar, lo nuevo son Los Leones. Y hacemos armonías de voces, porque cantan muy bien. Y me hacen parecer que yo también canto bien, je.
–¿Cómo cambia la vida del rock cuando uno ya tiene cierta trayectoria? ¿Cómo vivís el día a día?
–A Paul McCartney le preguntaron eso, ¿y sabés qué contestó? “Sexo, drogas y rock n’ roll”. Y no creo que él sea así, pero fue una respuesta válida para no empezar a explicar, ¿viste? Yo soy vasco y soy 0 RH negativo, y soy lo que quise ser, y hago lo que me gusta.
–Muchas veces dijiste que Pappo y vos formaron Riff porque en ese momento no había rock en la Argentina. ¿Ahora hay?
–Está bien lo que decís, porque no voy a hablar peyorativamente de lo de antes, pero Manal era más jazz y de Vox Dei hay que decir que el rock es intrínsecamente contrario a cualquier religión. Se puede decir que es una religión en sí misma. Por eso, para mí, la primera banda de rock es Riff. El rock nacional era PorSuiGieco. A León lo respeto, porque él nunca dijo que fuera rock. Pero a los otros... Si le gustó a tanta gente, algo bueno tenía que tener, pero no era rock. Yo no hablo mal de ellos, pero rock es Riff.
–¿Y ahora qué pasa?
–El rock soy yo, en este momento. Yo hago lo mejor que puedo. Cada show tiene que ser un poco mejor que el último, con la grabación igual, y no pienso en lo que hacen los demás porque me concentro en lo que hago yo.
–Aunque no los consideres rock, ¿cómo te llevás con lo que hicieron otros clásicos como Charly García, Luis Alberto Spinetta, Andrés Calamaro, Gustavo Cerati y otros?
–No me interesan. Por supuesto que deben ser buenos porque tuvieron éxito, pero no son lo mío. Lo mío es AC/DC, es la referencia del rock. Con Motörhead tocamos hace unos años, terminó Riff y se fueron dos mil personas. Claro, después de un cuarteto, es difícil un trío.
–El año pasado publicaste tus memorias. ¿Cómo fue ese proceso tan extraño de ponerte a revisar tu vida?
–Nunca pensé que iba a escribir un libro. De repente viene Nicolás y me dice: “Me encontré con Nacho Iraola [exdirector Editorial de Planeta] y me dijo que tenía que escribir un libro. Claro: esto fue antes de la pandemia, pero firmamos y Planeta pasó de editar 58 libros por año a 4. Y después lo presenté en el Roxy: 200 personas vinieron. Yo di una conferencia de prensa cuando hice lo de Riff, en 2018, cuarenta periodistas había. Les dije: “Si ustedes piensan que esto es una vuelta de Riff, no es así, de ninguna manera. Esto es un experimento sobre genética y cromosomas”. Porque tanto Pappo como Oscar Moro tuvieron un solo hijo que se dedicó a lo mismo que ellos se dedicaban. Juanito Moro, aparte de ser un baterista genial, tiene un sentido del humor bárbaro. Y el otro fue a la cárcel, no hablemos más de eso.
–¿Alguna vez te preguntás qué habría sido de vos si te hubieras quedado zapando con los Who y Bad Company en la Inglaterra de los 70?
–Me hubiera muerto. Es muy posible. Además una vez mi hermana me dijo: “Mejor ser cabeza de ratón que cola de león”. Siempre iba a ser un extranjero. Entonces... yo acá estoy bien.
–De todas formas no es que te haya ido mal al volver: formaste nada menos que Riff.
–Es que aprendí mucho allá de cómo tiene que sonar una banda, los horarios, tocar... y a mí me fue bien. O sea: no logré lo que logró Nico, pero zapé media hora con Keith Moon y la puse donde la ponía Jimi Hendrix, je. Yo la pasé bien. Todavía había una atmósfera de lo que quedaba de Hendrix y todo eso pero después se perdió. El rock siempre va a existir, pero ya pasó su momento de máximo esplendor. No hubo reposición, y no solamente acá: afuera tampoco hay personajes que te llamen mucho la atención. O sea que son épocas, son modas, y yo estoy muy contento de que haya suficiente gente que le gusta lo que hago como para poder seguir haciendo lo que me gusta, que es rock.
–¿Las mujeres son una motivación para meterse en el rock?
–No, pueden ser una motivación para salir del rock. Yo, por ejemplo, estoy solo. Por supuesto tengo visitas. Pero si no me distraería, y soy un gran admirador del género femenino: todos nacimos de una. Pero no podría dedicarme a esto si viviera con alguien, porque de la familiaridad nace el menosprecio. Si ves a una persona todos los días, le encontrás los defectos. Y bueno, por eso estoy solo. No dejo de soñar con una gran amor, je. Cuando presenté el libro estaba con una descendiente de ucranianos que justo cumplió años. Me mandó un mensaje mi hija mayor que decía: “Papá, no podés estar con una mujer de 31 años”, y le contesté: “32″. Después resultó ser ingrata y dije “no”. Yo había traído una guitarra acústica y una eléctrica de México. Cuando llegué acá le regalé una a cada uno de mis hijos varones. A finales del año pasado se extravió una Fender acústica que yo tenía. A raíz de eso lo llamo a mi hijo mayor y le digo: “¿Te puedo comprar esa guitarra que te regalé?”. Me dijo: “Viejo, no seas boludo, vení a buscarla y llevátela”. La tengo en casa. Y busqué en Internet y es el segundo intento de Gibson de hacer una electroacústica: éste le salió bien. Y lo sacaron para que coincida con la fecha en la que (John) Lennon hubiera cumplido 70 años. Hay unas blancas que las firma Yoko Ono, que esas las tiraría por la ventana. Pero resulta que la que yo pagué 500 dólares, vale 5000. No me interesa el precio, pero me di cuenta de que ese es el último gran amor de mi vida.
–¿Qué te genera que Nico esté jugando en primera, girando por el mundo con los Black Crowes?
–Bueno, siguiendo con el experimento en genética y cromosomas, ese sería un éxito total. Pero Nico está concluyendo algo que yo empecé hace muchísimo tiempo, y no es que me sienta orgulloso: lo admiro. Mirá, te quiero mostrar [muestra en su teléfono una foto de Nicolás abrazado a Jimmy Page]. Yo creo que él me manda fotos con famosos para joder, je.
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