Víctor Heredia recorre cincuenta años de vida artística en canciones
El cantautor, que presenta hoy y mañana en el Teatro Ópera el álbum 50 en vuelo, cuenta cómo fue grabar de nuevo sus grandes éxitos y las historias detrás de cada una de ellos
Víctor Heredia chasquea los dedos con una expresión de melancolía y dice: "Así pasaron cincuenta años". Acaba de sonar "Para cobrar altura", una canción que eriza la piel en la versión de Liliana Herrero y Teresa Parodi y cierra el segundo capítulo del álbum 50 en vuelo, donde repasa medio siglo de historia junto a la canción, acompañado por un arco de artistas como Joan Manuel Serrat, Ricardo Mollo, Silvio Rodríguez, Abel Pintos, Axel, Miss Bolivia, Bersuit Vergarabat, Lila Downs, Juanse y León Gieco, entre muchos otros.
El primer capítulo había sido lanzado en octubre, donde repasaba unas catorce canciones de su historial entre las que incluía himnos como "Razón de vivir", "El viejo Matías", "Dulce Daniela", "Ojos de Cielo" y "Sobreviviendo". Mientras que en el segundo volumen, que salió el viernes, con igual cantidad de canciones, aparecen obras como "Mandarinas", "Tiernamente amigos", "Todavía cantamos", "Informe de la situación" y "Ahora coraje".
Victor Heredia compuso unas 470 canciones. Algunas no están editadas y nunca las grabó. Ahora, después de volver a escuchar su nuevo material en un estudio, el cantautor tiene la sensación de que su vida está resumida en esas 38 canciones que aparecen reunidas en el disco 50 en vuelo, que presentará hoy y mañana en el Teatro Ópera. "Es el reflejo de mi vida en coincidencia con la vida de los argentinos", dice. Cada una tiene su historia. Heredia elige contarlas, a medida que vuelven a sonar y las recuerda, como si las hubiera compuesto ayer.
Mandarinas. Estuve dudando en mandarle a Silvio Rodríguez esta canción o un tema que escribimos juntos que se llama "Lo cierto" y que la terminó cantando Jairo. Le imprimió una cosa muy personal Silvio a esta versión. Cuando la escuché estuve una semana lagrimeando. Mandarinas nace a raíz de la desaparición de mi hermana María Cristina en 1976. Uno no puede pensar en el familiar desaparecido desde la militancia. Lo primero que me vino después de un tiempo fue ese recuerdo infantil de Cristina. Yo cruzaba el terreno de al lado de casa, robaba 5 o 6 mandarinas y nos íbamos a una encina en el fondo de casa. Apareció en el disco Sólo quiero la vida.
Tiernamente amigos. Esa canción se revaloriza en este disco con la intervención del Tano Piero y Adriana Varela. Quizá sea una de las canciones que más cerca están del tango. Se la dediqué a un amigo que se fue antes de que termináramos de discutir. Así es la vida. Fue como mi hermano hasta que tuvimos claras diferencias. Cuando quisimos retomar la relación la vida nos pegó un sopapo. Fue una carta de despedida.
Todavía cantamos. Es una canción que se resignificó con el paso del tiempo, incluso se transformó en un himno de las canchas. En este disco el aporte del rap de Miss Bolivia la pone en otro lugar. Esa canción la compuse durante la dictadura. Era pesada para sacarla en el 82. La compañía no se animó y recién salió con la democracia en Soldaditos de plomo en el 83. Es una canción que tiene mucha esperanza. Era la posibilidad de que se terminara ese oscurantismo y que volvieran a aparecer los nietos.
El Lazarillo. Habla de un momento especial que me hace vivir un primo mío que me llevó una noche a escuchar el silencio de los cerros catamarqueños y se escuchaba a lo lejos la voz de un tipo bagualeando. Yo me quedé dormido mirando las estrellas. Por eso digo: "Alguien soñó, que yo soñaba y el sueño nos soñó a los dos". Porque en el sueño yo sentía al tipo bagualeando. También es un homenaje al lugar donde nació mi vieja en Catamarca.
El viejo Matías. Fue el lado B de un simple que de un día para el otro vendió 13.000 placas en un día. Fue una locura. En esa época hambreaba y changueaba en un depósito de discos. Me daban veinte pesos y con eso me iba a comer. El disco vendió medio millón de placas en 6 meses. Es más ese tema tenía pena de muerte. Marbiz lo había sentenciado porque decía que en la radio no iba a funcionar porque pasaba los seis minutos.
Dulce Madera Cantora. Es una canción muy vieja del 63. En ese momento todos teníamos un espíritu latinoamericanista. Y para mí el nexo siempre fue la guitarra y la alegría de compartir ese sueño americano. Era esa época, la de "Canción con todos". Lila Downs amaba la versión de Mercedes y por eso la quiso cantar en el disco.
Razón de vivir. Apareció en un disco que tenía clavado otro hit como "Ahora coraje". Cuando apareció "Razón de vivir" fue una de las canciones más populares junto a "Sobreviviendo" y "Todavía cantamos". Tiene versiones en japonés, alemán y hebreo. Eso lo produjo la interpretación de Mercedes. Ella la puso allá arriba. Ahora la grabó el Nano Serrat y le encuentra una nueva vuelta.
Informe de la situación. Es la canción más personal de toda mi obra y tiene un cuerpo generado por todo lo que nos pasó. Invité a los Bersuit para cantarla porque ellos también denunciaron lo que pasó en el menemismo con su mirada generacional. Es la misma que tenía yo en su momento. Quería incluirla ahora porque tengo la sensación de que hay algo en este momento que no está bien y que se debe modificar por el bien de la democracia.
Para cobrar altura. Fue la primera canción que compuse a los 15 años con un sonido más folklórico aunque yo era más cosmopolita. Gracias a esa canción gané el festival de Cosquín en 1967. Ahí empieza todo. Esta canción cierra un círculo.
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