Victor, el policía de Village People: cómo recuperó los derechos de las canciones, volvió al grupo y dejó atrás los años oscuros
El 9 de mayo, el cantante se presentará en el Luna Park al frente de la icónica banda, clave en la época dorada de la música disco; en diálogo con LA NACION, relata la historia detrás de uno de sus mayores hits, “YMCA”, sus enfrentamientos con la ley y la actualidad del grupo
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Una noche de 1977 por las calles neoyorkinas de Greenwich Village, en Manhattan, los productores franceses Henri Belolo y Jacques Morali siguieron a un muchacho que habían visto disfrazado con un taparrabos y un tocado de piel roja. Llegaron a The Anvil, un club nocturno gay, frecuentado por artistas como Freddie Mercury y Lou Reed, donde abundaban las performances y reinaba la música disco. Ese episodio sembró la semilla de su nuevo proyecto musical: Village People.
“Tuve un sueño en el que eras la voz principal de mi álbum y era un éxito. Tengo cuatro tracks para grabar. No puedo pagarte demasiado pero si aceptás, te voy a transformar en una estrella”, le propuso Morali a Victor Willis, un cantante con experiencia en Broadway y algunos sellos independientes. Aquel joven que se convirtió en el primer integrante del grupo y - luego de un período de pausa y varios cambios en la formación- sigue siendo el único miembro original de la banda, llegará por primera vez a Buenos Aires el próximo mes: el 9 de mayo, Village People y Kool & the Gang se presentarán juntos en el Luna Park.
–Cuando pensás en los comienzos de Village People, ¿Cómo recordás aquellos días de gloria de la música disco?
–Los días de gloria no han muerto para mí. Canciones como “YMCA”, “Macho Man” y “Go West” siguen siendo hits. Seguimos ensayando, promocionando el grupo, tenemos a nuestros músicos, a nuestros coreógrafos y seguimos esforzándonos igual que siempre por dar nuestra mejor performance. Aún hacemos tours por todo el mundo y la gente sigue disfrutando de nuestros shows, bailando y cantando con nosotros al igual que lo hacían al principio, en los setenta. Los años transcurrieron, la formación fue mutando y distintas experiencias atravesaron a la banda y a quienes la integramos, pero la esencia sigue intacta. Es un honor que eso continúe siendo así.
A pesar de que el disco debut que editaron en 1977 (Village People) tuvo buen recibimiento, necesitaban armar una banda de “carne y hueso” para poder llevar su música a un concierto en vivo. Si bien Willis sumó a Alex Briley, un músico con el que había trabajado previamente, y ya tenía también a Felipe Rose - el joven disfrazado de aquella noche-, mediante un anuncio en el periódico Village Voice -”Se buscan ‘machos’ que tengan bigote y sepan bailar”- reclutaron al resto de la agrupación, que fue completada por Randy Jones, Glenn Hughes y David Hodo.
Su estética se convirtió en una parte fundamental e identitaria del grupo. Cada integrante representaba un arquetipo de la masculinidad - un policía, un albañil, un militar, un motoquero, un vaquero y un aborigen-, inflando sus rasgos viriles y transformándolos en una caricatura glam, un espectáculo irónico y artificioso. Desde un comienzo quedó establecido que la propuesta del conjunto estaría basada en la cultura homosexual y tenían muy claro a qué tipo de público se dirigía lo que habían diseñado. Sin embargo, el éxito de Macho Man, en 1978, demostró que estaban predestinados a triunfar más allá de la audiencia gay underground.
Consolidaron su mayor éxito con el hit “YMCA”, sencillo del álbum Cruisin’, que, como la mayoría de los temas del grupo, estaba abierto a doble interpretación: fue adoptado como himno por la comunidad LGBTQ+ y aún hoy sigue vigente, musicalizando todo tipo de eventos alrededor del mundo. Luego de Go West, que contó con otros de los mayores hits que compondría la alineación, el sencillo homónimo -que luego sería adoptado en una reconocida versión por los Pet Shop Boys - e “In The Navy”, en agosto de 1979, Willis decidió abandonar el grupo por razones personales. Luego de su salida fue reemplazado por el cantante Ray Simpson y la banda continuó, aunque sin demasiados éxitos. Con Hollywood como meta, en 1980 fueron tras el ambicioso proyecto de Can’t Stop the Music, que implicaba un álbum y una película que no tuvo buen recibimiento, y en los años siguientes lanzaron tres álbumes más -Renaissance, Fox on the Box y Sex Over the Phone -, aunque sin nuevos hits.
La gira promocional del fallido film incluyó una visita fugaz a la Argentina, en la que Tato Bores decidió invitarlos a su programa Tato vs Tato, porque solía finalizar las emisiones con algunos temas del grupo. Los norteamericanos no se mostraron a gusto con la dinámica propuesta y se negaron a participar, apareciendo finalmente en un segmento familiar de domingo al mediodía, producido por Hugo Moser.
Por su parte, Willis tuvo una serie de episodios en los que fue detenido por posesión de estupefacientes, un arma y utensilios para usar droga, también por haber dado un nombre falso a la policía y haberse ausentado de algunas audiencias a las que debía concurrir. Finalmente, en 2006, se le otorgaron tres años de libertad condicional con el requerimiento de que hiciera un tratamiento de rehabilitación en la clínica Betty Ford. Si bien el músico cumplió la sentencia, al año siguiente volvió a tener problemas cuando una mujer que decía ser su pareja lo acusó de haber ejercido violencia doméstica, amenazándola con un cuchillo. Sin embargo, el caso no se pudo llevar adelante por falta de evidencias.
“Fue una experiencia que tuve que atravesar en la vida. Aprendí muchas cosas sobre mí mismo y me llevó mucho tiempo recomponerme, volver a ser quien era y superarlo. Es algo que no recomiendo a nadie, pero es una situación que pasé y de la que pude salir, y le agradezco a Dios por eso”, reflexiona el artista.
Sin embargo, no fue su última vez en la corte. En 2013 y tras una larga batalla legal contra los sellos Scorpio Music y Can’t Stop Productions -fundados por Belolo-, recuperó los derechos autorales de 33 canciones que había coescrito, entre ellas “YMCA”, convirtiéndose en uno de los primeros en lograrlo. Todo eso fue posible gracias a una ambigüedad en la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos que había sido sancionada en 1976 y quedado efectiva en 1978. La norma incluía una cláusula que otorgaba a los artistas los llamados “Derechos de terminación”, los cuales indicaban que tras 35 años de explotación de las discográficas, los autores podían reclamar la propiedad de sus creaciones. Al recobrar sus derechos de autor volvió a tener el control sobre cualquier reproducción de aquellas canciones y su situación marcó un precedente para el futuro en la industria musical.
En 2017, luego de otro enfrentamiento legal contra Sixuvus Ltd, la compañía que representaba a los antiguos miembros de la banda que continuaron tocando en vivo por años durante su ausencia, Willis obtuvo también la licencia para la exclusividad del nombre y la imagen de Village People, y decidió retomar su puesto como voz principal, renovando toda la formación con otros integrantes. Desde entonces, Willis y la agrupación actual han estado realizando giras alrededor del mundo, se han aventurado a sacar nueva música con impronta navideña -lanzaron el disco A Village People Christmas, en 2018, relanzado en 2019 como Magical Christmas, con nuevos tracks y el sencillo “Magic Christmas”, en 2022- y tienen la idea de continuar en ese plan.
–Hay distintas teorías sobre la historia y el sentido detrás de “YMCA” como insignia de la cultura homosexual. ¿Cuál es tu versión sobre el origen del hit?
–La verdad es que, desde mi lugar como compositor, siempre escribí canciones que se pudieran adaptar al estilo de vida de cualquier persona y que puedan ser disfrutadas por todo tipo de públicos. Para “YMCA” en particular, el origen tuvo que ver con algo más personal. Me inspiré en experiencias de mi juventud, creciendo en las áreas urbanas de San Francisco, yendo a la YMCA - siglas en inglés para la Asociación Cristiana de Jóvenes- con mis amigos de aquel momento, donde solíamos jugar básquet, compartir comidas y pasar el rato. Básicamente, de eso se trató siempre para mí. De todas formas, reconozco la importancia de lo que significó Village People para la representación de la cultura gay y sí considero que los inicios de la banda sembraron aquello en lo que se fue convirtiendo. Cuando el grupo se formó, los primeros temas, escritos por mi socio y productor Jacques Morali, estuvieron desde un principio dirigidos a los clubes y lugares que la comunidad gay frecuentaba.
–Cuando suena el tema es inevitable no pensar en ese baile que ya se ha vuelto universal, pero no fue precisamente un invento propio, ¿Verdad?
–Así es, tuvo un nacimiento popular. Estábamos en un programa de televisión llamado American Bandstand, presentado por Dick Clark. Cuando llegó el momento de hacer “YMCA” vimos que la gente en la audiencia hacía diversos movimientos y formaba las siglas con sus manos. Clark nos preguntó si lo habíamos visto y si pensábamos incluirlo en nuestros próximos shows. Yo le contesté “Creo que a partir de ahora vamos a tener que hacerlo”, y el resto es historia.
–¿Qué fue lo que te movilizó a reclamar los derechos de tus canciones, teniendo en cuenta que no iba a ser un proceso sencillo y no había demasiados precedentes? ¿Por qué decidiste volver a la banda después de tantos años?
–Sabía que se trataba de todo el trabajo que había realizado durante años, era algo que me merecía. Mi esposa, que es abogada, me alentó a animarme y poder exigir aquello que me correspondía. Quise volver a reformar la banda porque sentí que era momento de volver a restablecer aquel proyecto que había cofundado tiempo atrás: reunir el grupo, volver a salir de gira y disfrutar todo eso en lo que había invertido mi creación y esfuerzo; volver a vivirlo con la gente de nuevo.
–¿Sentís que tu caso con la recuperación de los derechos de autor se convirtió en un antecedente para otros artistas?
–Por supuesto. Es una ley a la que se ha recurrido en múltiples ocasiones a partir de mi caso y el de muchos otros artistas. Al principio, cuando comencé en este camino era muy joven y no tenía demasiada experiencia en el mundo del entretenimiento, así como les sucede a muchos. Había personas que sabían cómo tomar ventaja, aprovecharse y explotar nuestro talento. Tuve la suerte suficiente de vivir 35 años después para recuperar todo aquello por lo que me había esforzado tanto.
–¿Cuáles son los próximos planes de Village People?
–Acabamos de terminar un nuevo álbum, el mes próximo sale el primer sencillo, “Goddess of Love”, y firmamos contrato con una discográfica para hacer algunos más, así que estaremos ocupados trabajando para que nuestros fans sigan disfrutando de nuestra música. Y por supuesto que el plan también es seguir tocando. Estamos muy emocionados por visitar Argentina, venimos preparando un gran show para que todos puedan bailar y disfrutar. Kool and the Gang es un grupo extraordinario y estoy seguro de que su propuesta va a ser igual de increíble. Quienes vengan van a ser testigos de una noche inolvidable.
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